– Llevo un mes y tres semanas sin que me venga la regla – susurró entristecida –. Louis no lo sabe, y no sé si decírselo – ella se abalanzó a mis brazos y yo intenté tranquilizarla como pude –. ____ ayúdame, no sé que hacer...
– Oye, no llores Berta – acuné su cabeza en mi hombro –. A ver, vamos a pensar, seguro que se nos ocurre alguna solución para esto. ¿Se lo has dicho a tus padres? – ella negó con frenestismo – ¿A alguien más?
– No, sólo a ti.
– ¿Y te has hecho alguna prueba de embarazo?
– No, tengo miedo – sus lágrimas comenzaron a mojar el cuello de mi camiseta –. ¿Y si da positivo? ¿Qué haré yo con un bebé a mis diecisiete años? A demás, mis padres se enfadarían muchísimo, y Louis... él seguramente no me querría volver a ver... me odiará por haberle fastidiado la vida.
– Pero, ¿que dices? Louis te adora, y estoy segura de que no es el tipo de chico que te dejaría tirada en una situación como esta – le levanté la cabeza y le limpié las lágrimas –. Creo que en vez de hacerte la prueba, deberías decírselo a él e ir los dos juntos al ginecólogo. Tiene derecho a saberlo, él es tu novio y sé que se preocupa mucho por ti.
– ¿Cuándo crees que deba decírselo? – preguntó sorbiéndose la nariz.
– Ahora, ya, cuanto antes lo hagas mejor, no creo que quiera que le ocultes cosas – remarqué las palabras para tratar de convencerla – y menos algo como esto.
– Está bien – asintió asimilando todo lo que debía de enfrentar –. Muchas gracias por todo _____, estoy tan contenta de que estéis fuera del hospital ya... los dos.
Nos bajamos las dos de un pequeño salto del muro que separaba mi casa de la de Liam y entramos dentro de la casa de nuevo.
– Oh, bebé ¿dónde estabas? – Louis la abrazó por detrás haciendo pucheros – Te extrañé.
– Sí, Lou, yo también – ella inclinó la cabeza y lo besó con cautela en los labios.
– ¿Has llorado? – la volvió hacia él y examinó atentamente su rostro – ¿Qué ha pasado?
– Me gustaría contarte una cosa en privado y con calma, así que, ¿qué te parece si nos vamos ya? – propuso ella con inocencia.
– Claro que sí, lo que tú quieras – besó su mano –. Voy a por nuestras cosas, en seguida vuelvo.
– No dudes nunca que este chico siente algo bastante fuerte por ti, ya te digo yo que está enamorado hasta las trancas – le comenté a ella mientras lo veíamos despedirse de todos con prisa bajo el comentario: "mi novia me necesita más que todos vosotros" –. Tranquila, todo va a ir bien, estoy segura de que te comprenderá.
Cuando Louis volvió junto a nosotras, se despidieron de mí y los vi marcharse abrazados como dos enamorados, justamente lo que eran. Rezaría por que todo les fuera bien.
– _____ – Liam apareció a mi lado riendo –. Parece que tu novio necesita un poco de ayuda, ¿no crees?
Señaló con la cabeza hacia el ventanal que daba al salón. Allí Harry luchaba contra las decenas de brazos que le rodeaban con una cara de agobio increíble. En ese momento ya si me empezó a dar pena, más que nada porque sabía que ninguna persona era capaz de aguantar tanta atención sin terminar explotando y soltando algunas barbaridades por la boca. Y Harry podía ser cualquier cosa, pero maleducado no, eso seguro.
– Sí, creo que ya va siendo hora de que la heroína que tiene por novia vaya a rescatarlo. Pero antes respóndeme a una cosa – hice una pausa mirándolo de forma interrogante. Él se encogió ante mi mirada depredadora –. ¿Qué estabais diciendo antes en la cocina? ¿era algo sobre mí?
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Vuelo 1227
FanfictionEn un abrir y cerrar de ojos todo cambió. Sus vidas, sus familias... ya nada volvería a ser igual que antes.