Capitulo 8

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...Y es que no sabes lo que tú me haces sentir

Pasaron 3 días. 3 días, en los que Dul y Chris se hicieron mucho más amigos. Chris había avanzado notablemente con la compañía constante de Dulce en el hospital. No se quería separar de él. Su mente repetía sin cesar que el motivo era su culpabilidad, pero su corazón caminaba por un rumbo distinto. Todo la andaba confundiendo, quería verlo, quería estar con él, quería verlo recuperado, necesitaba verlo recuperado. Pero a la vez no soportaba la idea de volver a "enamorarse", la atemorizaba. No quería volver a vivir lo pasado hacía 3 años, no quería que se repitiera la historia. Pero Chris era tan lindo.

Por otro lado, Chris lo tenía todo muy claro. Sabía que lo que sentía por Dulce no lo había sentido por ninguna otra mujer. No estaba seguro de que fuera amor, pero el deseo era demasiado fuerte, despertaba pasiones que nunca antes había sentido. No sabía si era amor, pero al menos era lo más parecido.

Esa misma mañana le habían dado el alta a Chris. Dul lo había acompañado hasta la casa, dejándolo descansar por todo el día. Después Dul regresó a su casa, se duchó y también descansó. Habían sido unos días bastante agotadores.

Eran las 9:00 de la noche, Chris estaba tumbado en el sofá con un cappuccino en una mano y el mando de la televisión en la otra. Estaba haciendo zapping realmente aburrido. Se levantó y fue a la cocina con la intención de cenar, abrió la nevera. Estaba totalmente vacía. Abrió el despensero y apenas vio unas galletas y poco más. Se sentó en una silla, apoyó su codo sobre la mesa y sobre su mano su cabeza, suspiró. Estuvo en esa postura un rato hasta que el timbre de la puerta lo interrumpió. Se levantó y andando despacio y desganado fue hasta la puerta principal, la abrió y se quedó alucinado.

Dul: Hola.

Chris: H.. Hola.

Dul iba cargada de bolsas, se la notaba nerviosa por un lado y tímida, pero tenía una gran sonrisa en su rostro.

Dul: Esto... Hice una deliciosa cena y la neta, no me apetecía tomármela yo sola. ¿Me dejas invitarte a cenar?

Chris se quedó parado, mirándola sin saber cómo reaccionar, impresionado por su llegada e invitación. Dul, ni corta ni perezosa, entró a la casa, buscó con la mirada la cocina y, cuando la encontró, empezó a colocar todas las bolsas encima de la mesa. Chris seguía en la puerta sin reaccionar, entonces Dul gritó desde la cocina.

Dul: ¡Chris! ¿Dónde tienes un sacacorchos?

Entonces Chris reaccionó, cerró la puerta y fue a ayudar a Dul. Cuando hubieron terminado, se sentaron uno enfrente del otro y comenzaron a cenar.

Chris: ¿Y cómo que viniste? Porque no me trago que sólo quisieras invitarme a cenar.

Dul: Bueno... ok, quería saber cómo estabas (Chris sonrió y llevó su mano encima de la de Dul, acariciándola suavemente).

Chris: Estoy mucho mejor, neta... y más con tu presencia (Dul sonrió y comenzó a tocarse el pelo nerviosa).

Chris: ¡Qué tontita eres! Me encanta cuando te pones así.

Dul: ¿Así cómo?

Chris: Así, nerviosa y a la defensiva. Eres tan linda.

El amor no dueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora