Capítulo 1

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Capítulo uno "El callejón"

Tome mi vaso de whisky y le di un largo sorbo, acabando su contenido y quemando mi garganta. Menudo día el que había tenido, lo único que quería era relajarme y quizás, en el caso mas lejano, conseguir un buen polvo.

-Hey guapo- susurró una chica a mi lado, traía un vestido muy ajustado, apenas cubría unos escasos centímetros de sus muslos y tenía un escote que pedía a gritos ser liberado. Yo sólo asentí dándole a entender que no me interesaba.

-¿Me invitas un trago?- preguntó sensualmente mientras se apoyaba de la barra, dándome una vista mas amplia de sus senos. Al parecer no entendió mi señal.

-No- contesté rodando los ojos, volví mi vista hacia mi vaso vacío y sentí una mano subir por mi pierna, parando en mi entre pierna, dando una caricia en ella. Gruñi.

-Joder, no me toques- escupi quitando su mano de mi pantalón.

-Tranquilo, si no quieres que nos vean podemos ir a un lugar mas privado- insinuó sonriendo. Menuda perra.

- No quiero nada contigo, vete por donde viniste, puta- dije enojado, joder, ¿Por qué eran así se regaladas? Me daban asco las mujeres como ella, en lo personal, lo disfrutaba mas cuando era difícil, un reto. Claro que no pasaba de una buena noche. Ella me miró indignada y bufó.

-Mal educado- dijo dándose la vuelta.

-Perra- dije lo suficientemente bajo para que no me escuchara. Miré el reloj que había del otro lado de la barra, eran ya las tres menos cinco, joder, ya debía irme.

-Adiós Will- me despedí de el barman, lo conocía desde hace unos seis años.

-Saca tu culo de borracho de mi bar- solté una carcajada, Will decía eso incluso cuando ni siquiera estábamos en el bar, un tipo simpático sin duda.

Sali del local y me recosté en la puerta se mi Mustang blanco, un clásico que sin duda me sacaría de todos mis problemas monetarios, pero por nada del mundo vendería. Recordé mi Harley Devinson, mi tesoro mas grande, tuve que venderla para salvar el culo del idiota que me dio mi apellido.

Suspire y saqué de mi bolsillo un cigarrillo, lo encendí e inhale de él, al menos tendría que esperar a que se me pasara la borrachera antes de irme.

-¡Sueltame maldito imbécil!- escuché a alguien gritar, parecía la voz de una mujer.

"Será mi imaginación" pensé

-¡Hijo de puta, que me sueltes digo!- mierda, era la voz de una chica, rápidamente, solté mi cigarrillo, lo tiré al piso y lo apagué con mis botas ya desgastadas.

Caminé siguiendo el camino de los gritos de aquella mujer hasta que llegue a un callejón sin salida, habían dos hombres, uno la sujetaba por los brazos mientras que el otro tapaba su boca y besaba su cuello en forma salvaje.

-¡Eh!- llamé la atención de los tres, ellos me miraron con el ceño fruncido y ella con pura curiosidad, sus ojos se veían claros desde donde yo estaba y parecía estar a punto de llorar, malditos infelices- ¿Qué pasa?, ¿Tan poco les funciona que tienen que hacer el trabajo entre los dos?- pregunté con tono de burla, uno de ellos, el mas alto me soltó un bufido.

-Vete de aquí mariquita- escupió mirándome, levanté una ceja y una sonrisa se formó en mi rostro.

-Grave error, amigo- dije acercándome hacia ellos, empecé por el más grande, el imbécil que se atrevió a insultarme, lo tomé por el cuello y empecé a golpear su rostro, rompiéndole un diente y haciendo sangrar su nariz, sonreí, el tiempo se había llevado la fuerza con él. Justo cuando golpeé al sujeto lo suficiente, sentí que alguien me jalaba y empujaba hacia la pared, golpeando mi mandíbula, gruñi y tapé mj rostro, evitando sus golpes, cuando aquel sujeto iba a propinarme un buen golpe el la nariz, algo hizo que él cayera al suelo, retorciéndose de dolor, levante mi vista y ahí estaba su víctima, la chica a la que estuvieron a punto de violar.

-Maldito infeliz- dijo mientras golpeaba repetidas veces su entrepierna, mierda, no era yo y me dolía.

La miré mejor mientras me acomodaba la camisa que aquel sujeto había me había jalado para golpearme, tenía unos pantalones negros ajustados y unas botas altas, una camiseta con el logo de Nirvana en ella y una chaqueta de cuero negra, miré su cabello, era rubio, pero en las puntas parecía difuminarse hasta terminar en un color azul, luego miré su rostro, justo como lo había sospechado, tenía los ojos claros, la luz era muy poca para descifrar cuál era su color, pero aún así resplandecían como dos gemas.

Definitivamente una chica caliente y al parecer estos idiotas pensaron que les sería fácil aprovecharse de ella.

-Imbécil- susurró de nuevo, escupiendole al hombre que yacía inconsciente en el piso.

-Tranquila, vamos- le dije ofreciéndole mi mano, ella la ignoró y pasó a mi lado chocando nuestros hombros al salir del callejón.

Al salir pude mirarla mejor, tenía un tatuaje en su muñeca derecha, y justo cuando la brisa movió su cabello, pude notar que tenía un trece escrito en números romanos un poco mas abajo de su nuca.

-Gracias- dijo finalmente mientras me encaraba de nuevo- Te debo una- agregó con una sonrisa, ahí pude nortarlo, sus ojos eran grises y muy profundos.

-No me debes nada- contesté sonriendo.

-Bien, supongo que ya me voy- dijo metiendo sus manos en los bolsillos de su abrigo.

-Espera, puedo llevarte- por alguna razón, no quería que esa chica con ojos de gato se fuera.

-¿En serio? - preguntó levantando una ceja.

-Claro que si- afirmé.

-La verdad es que no tengo a donde ir- dijo encogiéndose de hombros. La miré sorprendido.

-¿Cómo dices?- pregunté asombrado.

-Apenas hoy llegué de Estados Unidos- asentí entendiendo porque su acento era diferente - Así que no tengo a donde ir- concluyó mirándome.

-Yo te puedo llevar a un lugar- le dije, mierda Harry, no la conoces.

-En ese caso, gracias. Me llamo Abby- dijo acercando su mano.

-Harry- respondí estrechando su mano, el tacto con su piel me resultó caliente y por alguna razón, me gustó.

Bueno, este es el primer capítulo de The perfect storm,  agradezco todos los votos y comentarios que lleva, dependiendo de las leídas y votos, iré actualizando, espero les guste y la disfruten.

The perfect storm |h. s. punk|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora