4.
Corría por un bosque interminable, con las piernas cansadas y un nudo en la garganta. Sentía que llevaba una hora escapando de esa horrible sombra que solo decía ‘‘Venganza’, la sombra casi me alcanzaba así que desesperada doblé rápidamente hacia la derecha, pero calculé mal el movimiento ya que mis pies se liaron y tropecé duramente contra la tierra. La sombra estaba cada vez más cerca de mí, trataba de moverme pero mis piernas no respondían. Podía sentir el aliento de la sombra en mi cara, sus manos estirándose para tocarme. La sombra se volvió una figura terriblemente horripilante, abrió su boca, al parecer, dispuesta a comerme. Me movía frenéticamente pero mis piernas seguían sin responder, la sombra se acerco para devorarme y…
-¡Señorita Rose!
Abrí los ojos como alma que lleva el diablo, lo primero que noté fue que todo se veía terriblemente borroso. Pero había un detalle más importante, ¿EN DÓNDE DEMONIOS ESTABA?, hace unos segundos un monstruo estaba a punto de comerme y ahora resulta que estoy en… ¿Una cueva?, ¿Una habitación?, ¿Un sótano?, la verdad era que no tenía ni la menor idea de lo que estaba sucediendo. Pero una fuerte sacudida me sacó de mis pensamientos.
-¡Señorita Rose!, ¡SEÑORITA RO…!
-¡¿QUÉ?!-Dije sobresaltada-
-Señorita Rose, al fin despierta.-Dijo una señora de algunos 60 años, con un vestido negro con cuello de encaje, y unas pequeñas gafas.
-¿Quién es usted?
-¡Oh!, Me llamo Madeleine, Soy una de las Damas de Negro, señorita Rose.
Las Damas de Negro, había escuchado de ellas. Pero tenía entendido que se habían ido junto con los Oxions en la Guerra. Todo esto era muy extraño, me dolía la cabeza y estaba atada a unos palos que estaban pegados al suelo. Estaba en una posición bastante incómoda, brazos extendidos hacia los lados y las piernas abiertas, muy abiertas. Era una posición sugerente. No era de mi agrado, obviamente.
-Señorita Rose, sé que usted se siente confundida en relación a todo esto, pero pronto entenderá que es algo que debe pasar. No podemos quedarnos calla…
-¿Dónde estoy?
Sí, tal vez la nana tenga razón. Me encanta interrumpir.
-No le puedo decir su ubicación pero puedo decirle que está usted en peligro, señorita Rose.
-¿Disculpe…?
-Señorita Rose, pertenece usted a los Nijsins, aunque los Oxions sintamos un horrible rencor hacia ustedes, El Señor la quiere a usted, señorita Rose.
-¿El señor? ¿Quién es él?
No respondía.
-¿QUIÉN ES? ¿DÓNDE ESTOY? ¡RESPONDA!
Pero ella no respondía.
-Por favor dígame donde estoy. No me haga daño, por favor.-Dije con la voz entrecortada-
-Que tenga un buen día, señorita Rose. –Dijo dando la vuelta, yéndose.
-¡NO!, ¡POR FAVOR!, ¡AYUDA!... Ayuda. –Dije llorando, estaba desolada. No sabía qué hacer. No sabía en donde estaba. Estaba atada. Esto era una pesadilla, era demasiado horrible como para ser real. Pero cuando creía que no podía ser peor, oí unos pasos, pasos pesados. Unos pasos que ya había oído antes…mierda.
-Señorita Rose. Que gusto encontrarla de nuevo.
A la mierda. Otra vez empecé a moverme como loca, sin resultado alguno. El tipo misterioso se acercaba cada vez más y yo ahí, sin poder moverme. Ahora el hombre se encontraba en frente de mí. Yo estaba temblando frenéticamente cuando él se agachó para acariciarme la cara. Con el pulgar, dibuja pequeños círculos en mi mejilla, regando mis lágrimas por toda mi cara. Su mirada estaba fijada en mí. Lo sabía. Aunque no lo estuviese mirando, sentía su poderosa mirada en mi cuerpo.
-Eres tan hermosa, tan débil. Una simple Nijsin. –Rió- Pronto, ustedes tendrán venganza. Tu querida nana es una estúpida anciana, no podrá hacer nada. –Dijo apretando con sus manos mi barbilla- Es una inútil, igual que su torpe nieta. Pero de algo me servirás, no puedes ser tan tonta, ¿Cierto?
Yo no respondí, solo me digné a mirarlo con miedo…Y a seguir temblando.
-Tomaré eso como un sí –Sonrió burlonamente- Desde ahora serás mi sirvienta, mi puta personal, ¿Qué te parece? Me divertiré mucho contigo, Georgia…Rose.
