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Una semana. Una semana es exactamente el tiempo que ya llevo sin Dani. Me parece egoísta centrarme en mi desesperación por no poder sustituir a Dani, tampoco lo merece. No sé que llevó a Dani a hacer eso, no hablamos mucho la última semana que vivió, quizás le ocurrió algo, mi lado egoísta me hizo creer que únicamente fueron tontos pensamientos, sabía o creía que Dani me contaría si le pasaba algo, pero no lo hizo ... ¿ahora cómo lo sabré?

Me abrió la puerta la madre de Dani.

 —Hey Alex ¿cómo estás? — vi a la mujer con mejor cara que el día del entierro, algo lógico, supongo.

 —Algo mejor, gracias por preocuparse. Me gustaría hacerle una pregunta ¿podría?

 —Claro, dime que necesitas.

 —La habitación de Dani... ¿habeís entrado o tocado algo?

 —No... aún no hemos tenido el valor. Tampoco creo que algún día lo tengamos.

 —¿Le importaría si entro? Necesito respuestas, necesito motivos para saber porqué.

 —No sé... —la mujer se quedó pensativa mientras miraba al suelo de la calle. —de acuerdo, pero dime si encuentras algo que nos ayude.

  —No se preocupe, si encuentro algo de interés se lo haré saber, merece respuestas igual que yo. — acababa de mentir a la madre de mi mejor amigo, sabía que no debía fiarme de nadie, ni de mi propia sombra, ¿Quién me asegura que ella no tuvo nada que ver con lo que hizo Dani?

DependenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora