Bona corre en el agua, porque no sabe nadar y aún así no teme saltar al más salvaje mar.
Bon se sumerge en el interior y prueba la sal en su paladar, demasiado orgulloso como para pestañear cuando sus ojos empiezan a picar.
Y luego está Benito, que crea su camino en las orillas mientras las olas traviesas lamen sus pies para hacerle cosquillas.
Bona se ahoga mientras Bon llora y Benito ríe, porque solo puede hacer eso.
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Nada más que nosotros
Short Story❝Llegaron hechos un huracán y arrasaron con todo el lugar❞ Créditos al respectivo creador o creadora de la ilustración.