Cuando Bon resurge de la espuma Benito frota sus ojos creyendo que es un sueño, pero cuando pone un pie en la tierra se entera de que se han sumergido en una pesadilla.
Bona y Bon caen al suelo; el segundo jadea con su pecho subiendo demasiado alto, como si su corazón quisiera salirse y flotar al cielo.
El de la primera está muy quieto.
A Benito ya no le importa su silla, la herida o la arena que arde en su rodilla.
Él se arrastra en medio de la silenciosa calma, sus músculos tiemblan y no se sabe si se trata del esfuerzo o las garras del miedo.
Al llegar a ellos Bona está helada, sus párpados quietos en lo que parece un profundo sueño y se ha convertido en una princesa de cristal y hielo.
Benito se gira hacia Bon, quien se voltea para no mirarlos. Se ha incorporado pero se ve incapaz de levantarse para dejarlos. Entonces Benito extiende su brazo para alcanzar el desastre de cabello de Bon, este se congela y se gira con terror.
—Ayudala —los labios de Benito tiemblan cuando susurra—. Salvala, por favor.
Él vuelve a ver a Bona, sabe que el hielo ha tocado su corazón y ahí lo paralizó.
—No puedo salvarla —niega tragando sus lágrimas—. Solo puedo llorarla.
—No es suficiente.
Así que Benito se inclina y derrama sus sentimientos, esperando a ver si la alcanzan. Sopla en sus labios fríos y oculta su escalofrío.
Desea ser un dragón, cuyo aliento pueda derretir su corazón.
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Nada más que nosotros
Historia Corta❝Llegaron hechos un huracán y arrasaron con todo el lugar❞ Créditos al respectivo creador o creadora de la ilustración.