Conocen el mar y no son marinos

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De los tres, solo Benito sabe correr sin mover los pies.

Bon tiene el mar inundando sus ojos, sus dedos de arena se deshacen junto a la marea y de la espuma nacen sus sonrisas verdaderas, porque Bon solo sonríe con sorna y sombra.

Luego está Bona, cuya piel desprende la fragancia de un día soleado y sus ojos se arrugan a las esquinas cuando se sabe viva, su risa quema a la par que ilumina.

El mar es la calcomania que se pega al respaldar de la silla de Benito, su cabello sobresale de cada lado como el agua que se le escapa de las manos.
Ellos no conocen a Peter Pan, ni saben que el barco de Garfio se los podría llevar.

El tic tac resuena.

Nada más que nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora