Capítulo 3 | Isabella

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-Isabella-

El timbre que indica que las clases han terminado, entonces suelto un suspiro lleno de cansancio puro.

—... Y no se olviden de elaborar el reporte de el texto que les eh pedido, esto equivale a la mitad de su calificación de este semestre. —el profesor Ludwig termina de explicar, para luego cojer su maletín y marcharse fuera del salón.

Anoche no pude dormir, por lo que me siento sumamente cansada, por suerte el horario escolar a terminado y puedo volver al departamento a desperdiciar mi tiempo durmiendo, con ese pensamiento rondando por mi cabeza salgo del aula y me encamino a buscar a Lissa, para que me lleve en su auto a casa.

—Isabella —al oír mi nombre, por inercia volteo detrás de mi y me detengo.

— ¿Qué pasa? —susurro, inexpresiva.

El ceño de Andrew se frunce levemente mientras me escruta con la mirada, provocando que yo ruede los ojos y siga mi camino. Cuando veo que no me a seguido de vuelta suspiro pero no me detengo.

— ¡Oye! ¡Skyes! —cuando esa voz pronuncia mi apellido volteó con una sonrisa en mi rostro.

Melissa se acerca trotando con unas zapatillas en sus pies que, la tarea de caminar parece difícil.

— ¿Dónde ha estado mi pelirroja favorita? —pregunto cuando me a alcanzado y retomamos el paso fuera del instituto.

—Oh, ya sabes, eh conseguido que el primo de Ian nos invite a la fiesta que los gemelos Rhuster organizaran hoy en la noche —dice con una gran sonrisa plasmada en su rostro.

“¿El primo de Ian?, ¿los gemelos Rhuster?, ¿de quiénes mierda habla?.”

—No tienes idea de quienes son ¿verdad? —apuesto a que mi rostro entero grita esa pregunta.

—No...—digo en un susurro avergonzado.

—En serio tienes que hacer amigos —sé que lo que dice es cierto, así que le limito a rodar los ojos.

—Agradece que te hablo —le espero con un toque jocoso y a la vez indignado en mi voz.

— ¡Oh, claro!, le agredezco al cielo, a la luna y al universo todos los días por haberte conocido pequeña Bella —el toque dramático impreso en su voz me hace soltar una carcajada, limpia y llena de alegría pura.

“Necesito sentir esto más a menudo.” Pienso en mi interior.

Melissa presiona un botón y el sonido que sale del auto anuncia que podemos subir. Abro la puerta del copiloto y me adentro.

—Ayer hable con Charlotte... —digo en un susurro casi imperceptible, casi creo que no me a escuchado, pero el frenazo que se hace presente a continuación me da a entender que Melissa a oído perfectamente.

—Creí que no volverías a hablar de eso... —dice mientras vuelve a arrancar el motor del coche— ¿por eso estas así?

Su pregunta me hace fruncir el ceño, creí que no lo había notado, pero la mirada que me dedica me hace saber que, desde que me vio notaba que algo no andaba bien.

—Tenía que hacerlo —digo—, de hecho pensaba hacerlo hace varios meses —aclaro sin inmutarme por la mirada que me dedica—, pero Liam no me lo hubiera permitido.

—Pues claro que no —espeta con rudeza—. Y yo tampoco estoy de acuerdo —dice al virar en una esquina.

—No se trata de eso —respondo cuando aparca frente al edificio en donde vivo—, se trata de que ya lo hice, y de que sólo quería que lo supieras, no que me dieras permiso. —finalizo cuando me bajo de su auto y cierro de un portazo.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora