Capítulo 3

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Estaba petrificada, Kristen sentía que cualquier movimiento que hiciera le haría notar a aquel hombre que moría de miedo, no podía permitirse eso. Se mantuvo sumergida en el agua tratando de idear alguna estrategia para alcanzar sus ropas sin que su cuerpo sea visto por él. 

Él por su parte se mantenía estático con los brazos cruzados sobre su imponente pecho, sin quitarle la mirada de encima, no mostraba expresión alguna a pesar de tener una mujer completamente desnuda escondiéndose de él en el lago. 

La muchacha seguía sin saber cómo reaccionar y a la vez buscando en su mente algún modo por el cual ese hombre llegara hasta allí, ese lugar siempre estaba desierto, durante todo el tiempo que fue hasta allí no vio un alma. Pero ahora, alguien aparece de la nada frente a ella. 

—¿Quién es usted? —Pregunta seria. 

El hombre por fin decide mostrar una sonrisa, no una que le pareciera bondadosa y nada por el estilo. Era una sonrisa maliciosa. 

—Si no va a contestar le sugiero que se largue de aquí, al menos hasta que pueda vestirme. 

—Hola.—Responde mirándola directo a los ojos. —Solo pasaba por aquí y me encontré con este lugar. 

Kristen resopla furiosa. 

—Entonces puede irse por donde vino y no volver jamás. 

—Bien, hagamos un trato. —Dice él aún con esa sonrisa en el rostro. —Yo simplemente me voltearé para que se vista y luego hablamos. 

¿Hablar? ¿De qué quería hablar? Kristen no se fiaba de él. 

—Váyase de una vez. —Responde. 

—Dejaré esta rama cerca de usted para que me golpee si llego a voltear. 

Seguramente creía que podría con ella. 

—Está bien. —Dijo ella convencida de que sería más rápida de lo que él cree con esa rama. 

El hombre se volteó y ella salió de inmediato del lago sin quitarle la mirada de encima, tomó el vestido y se lo clocó lo más rápido que pudo, no importó que la tela se pegara a su húmeda piel. Lo único que le importaba era traer algo encima, no quería que ese desconocido la viera por ningún motivo. 

Al parecer el hombre cumplió su palabra y no se volteó ni un centímetro mientras Kristen se colocaba la ropa, algo que la sorprendió ya que esperaba usar la rama en su contra, pero al parecer no la necesitó (Por ahora).  

No quería estar mas allí, así que antes de que él pudiera voltearse salió corriendo en busca de su caballo, iba a huir y no volver jamás, con tal de no encontrarse con aquel hombre. Pero antes de que pudiera alcanzar siquiera al animal la rodearon unos fuertes brazos y la detuvieron en el acto. Forcejeó, intentó soltarse, pataleó y le dio uno que otro golpe; el hombre nunca pareció afectado por ninguno de los intentos fallidos de la muchacha, solo consiguió que la sujetara aún mas fuerte. 

—Dime quién eres y qué haces aquí... —Dijo dominante. 

—¡No te importa! —Chilló Kristen con el rostro completamente enrojecido. 

—¿Qué haces tan lejos del pueblo? —Insistió. 

Kristen no pensaba responder a ninguna de sus preguntas, solo quería volver al castillo. Si algo le sucedía su padre jamás se lo perdonaría, estaba segura de que moriría en ese mismo instante. 

—¡Suéltame! ¡Déjame ya! —Gritaba. 

—Te soltaré si dejas de gritar y no intentas escapar. 

Kristen, Cabello de fuegoWhere stories live. Discover now