Capítulo 5

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Kristen sin darse cuenta estaba temblando, su voz hizo que se le pusiera la piel de gallina, su respiración empezaba a entrecortarse y las manos de Adam sobre su cintura no eran de mucha ayuda. De alguna manera se sentía acorralada, pero le gustaba cómo se sentía tenerlo tan cerca. Casi se desmayó en sus brazos por la exquisitez de su aliento sobre el rostro. 

Sus rostros estaban muy cerca el uno del otro. Y aún así a ninguno de los dos les pareció que estaban lo suficientemente cerca. 

—Adam... —Susurró Kristen, el resto de las palabras se quedaron atascadas en su garganta.   

Adam colocó el índice sobre los enrojecidos labios de Kristen. 

—No pongas mas excusas, solo necesito saber si sientes lo mismo que yo he estado sintiendo por ti todo este tiempo. 

Ella no dijo nada, solo miró hacia otro lado. No sabía cómo escapar de esa pregunta, temía haberse enamorado, no podía darse ese lujo. 

—Adam... —Repitió. 

Eso le pareció suficiente a él, supo que ella también sentía lo mismo que él. Que ella le correspondía. Sin pensárselo dos veces la apretó con fuerza contra su cuerpo y le dio un voraz beso en los labios, Kristen se quedó sorprendida, sin saber qué hacer o cómo se suponía que le correspondería. Comenzó a mover su lengua de forma torpe, lo que le encantó a Adam. Le encantó ser el primero en besas sus jugosos labios. Apretó los puños sobre la holgada su camisa que llevaba Kristen, la pegó aún mas como si eso fuera posible. Subió una de sus manos y la enredó en su cabello. Abandonó sus labios para continuar bajando hasta su cuello. 

La espalda de Kristen se arqueó ante el contacto y dejó salir un gemido. Adam La cargó hasta que ella rodeó su cintura con las piernas y tocó su desnudo cuerpo por debajo de la tela. La llevó sobre el hombro hasta la orilla, la dejó en el suelo y se posicionó él sobre frágil cuerpo justo en medio de sus piernas. Se rozó contra ella, quería mas que solo probar sus labios ahora, una vez que comenzó no sabía su podría parar. 

Subió la camisa hasta sus senos dejándolos al descubierto, posó sus labios sobre uno de ellos y lo lamió. Una oleada de placer azotó fuertemente a Kristen quien soltó un agudo gemido. Sus respiraciones se entremezclaban, sus cuerpos llegaron juntos a altas temperaturas y sus corazones latían como si fueran uno solo. 

Kristen no sabía qué estaba sintiendo, pero le gustaba. Sentía humedad en su vagina, creyó por un segundo que algo se había roto dentro de ella, el líquido bajó hasta su muslo, ella sentía vergüenza de que Adam pudiera notarlo. Pero fue demasiado tarde cuando él deslizó los dedos hasta su intimidad y gruñó al sentir aquel líquido del que ella quería deshacerse cuanto antes. 

—¡Dios, Kristen! —Dijo con voz ronca. 

De nuevo él rozó su fuerte erección contra su vagina y ella sintió que podía tocar el cielo. En un abrir y cerrar de ojos Adam se quitó la insignificante tela que mantenía cubierto su pene. Se deshizo de la camisa que usaba Kristen y la dejó caer libre por algún lugar sobre la hierva. 

Siguió lamiendo sus senos deseoso de obtener mas de ese perfumado y perfecto cuerpo. Su suavidad lo volvía loco, sentía que estallaría en cualquier momento. 

—Dime que soy el primero, Kristen. —Posó su frente contra la de ella conteniéndose. 

Kristen lo miró directo a los ojos aturdida y confusa. 

—¿El primero en qué? —Jadeó. 

—En llevarte al paraíso. 

Hundió parte de su dura erección en ella hasta que escuchó un gritito. Se detuvo de inmediato. 

—¿Te he hecho daño? —Preguntó sobresaltado. 

Las uñas de Kristen estaban rasguñando su espalda. 

—Solo... ve despacio... —Dijo jadeando. 

Adam obedeció y la fue penetrando lentamente, con dulzura fue entrando y saliendo de su estrecha cavidad. Kristen sintió un dolor tremendo, pero también sintió un placer que jamás en su vida habría sentido. Adam fue subiendo la intensidad después de que el dolor se había extinguido y le dejó todo lo demás al placer. Lo hizo fuertemente, cada vez mas fuerte. Conforme Kristen gemía y jadeaba él toma más impulso y se volvía un completo salvaje. 

Se adueñó de uno de sus pechos nuevamente y los lamió, sus pezones estaban duros. Él seguía dándole una estocada tras otra. Ella solo quería que ese momento perdurara por siempre entre ellos. Hasta que cayó en la cuenta de que lo que estaban haciendo no era correcto. 

Miró el cielo y se percató de que ya estaba a punto de oscurecer. 

—¡No! —Gritó Kristen haciendo que se detuviera. 

—¿Qué pasa? —Dijo Adam contra su mejilla. 

—Esto no es correcto, no lo es... —Él salió de dentro de ella y la miró confuso. 

¿Qué le impedía simplemente dejarse llevar? Ella se levantó y tomó su vestido, se lo puso de inmediato y salió en busca de su caballo. Él se colocó como pudo la ropa interior y fue tras ella. La encontró ya sobre el caballo. 

—Kristen, cariño... No me dejes así. —Suplicó, sentía dolor allá abajo. No había podido terminar. 

—Lo siento, esto no debió pasar. 

E hizo andar al animal, Adam la vio alejarse, vio su cabello volar con el viento. Supo que quizá después de eso no volvería a verla, esa sería la primera y última vez que pudo tenerla entre sus brazos. Aquel momento que ella le había regalado era el mejor, pero también resultó ser bastante amargo. 


***

Ya no podría volver a ese lugar nunca mas. Le dolía en el alma haberlo dejado así, pero ella se sentía aún peor por deshonrar a su padre de ese modo. Él que tanto ha buscado protegerla, ni siquiera la dejaba salir del castillo para evitar que este tipo de cosas pasaran, bien le dijo toda la vida que no debía confiar nunca en nadie y fue la primera regla que rompió. Pero... ¿Qué podía hacer ahora? Ya se había enamorado perdidamente de Adam. 

Todo ese tiempo que lo tuvo tan cerca, deseaba con su alma entera que las cosas fueran distintas, ahora no hacía otra cosa que imaginar una vida con aquel hombre que le robó el corazón, justo ahí, en su lugar preferido en el mundo. No podía dejar de odiarse a sí misma por ser tan desobediente y tonta, debía darles comida a los campesinos y volver al castillo de inmediato, así se habría evitado todo esto que había pasado, así no lo habría conocido jamás. 

Así como lo leyó miles de veces en los libros le pasó a ella, se enamoró perdidamente y de la forma mas hermosa que pudiera existir. Solo que esta vez no podría tener un final feliz. Sería uno de los trágicos donde no habrá valeroso caballero o una preciosa dama que queden juntos al final. 

Se miró en el espejo, no era para nada preciosa, quizá él habría sentido lástima por ella. ¿Quién se interesaría en una chica que jamás arregla su cabello siquiera? Nunca entendería cómo un hombre tan apuesto que seguro tiene a miles de mujeres a sus pies pudo fijarse en ella. No se arrepentía de haberse entregado a él, fue lo mas bello que le pudo pasar en toda su miserable vida. Nunca se encontraría con un hombre como él y jamás amaría a nadie como llegó a amarlo a él. 

Estaba muy cansada, necesitaba dormir y aclarar su mente de una vez por todas, se acostó y se arropó con las cobijas, aunque no eran suficiente. Aún moría de frío, no encontraría en ningún sitio la calidez de esos brazos. Tenía que ser valiente y afrontar lo que se le venía, no podía sufrir por amor, no podía dar su brazo a torcer. Haría hasta lo imposible por olvidar ese amor absurdo y desecharlo. Sabía que olvidarle no sería fácil pero buscaría la manera, no quería quedarse estancada. Y respecto al mágico momento que tuvo con él, lo atesoraría como lo que era. 

Por supuesto que el mas hermoso de los recuerdos.  

Kristen, Cabello de fuegoWhere stories live. Discover now