No podía perder mas tiempo, debía atacar cuanto antes el reino de Gregorio, aunque a sus oídos llegó el rumor de que el sucesor de Gregorio había ocupado el puesto hace mucho tiempo, se trataba de Guillermo quizá aún mas ruin y despiadado que su padre. Le hirvió la sangre, todo este tiempo ha sido él quien envía tropas a terminar con lo poco que queda de su pueblo.
Quizá Guillermo no tenga la culpa de los errores de su padre y está claro que no tiene idea de lo que Gregorio le hizo a él y a su familia. Pero si su hijo decidía pagar por el dolor que el anterior rey había causado, Enrique no se opondría.
Supo del Rey Guillermo cuando llegó su mensajero desde el otro reino a informarle que el actual Rey quería verlo en persona y "negociar". No sabía qué le pediría a cambio de la paz, pero sea lo que sea para Enrique sería algo muy valioso, algo que lo impulsará a terminar también con la escoria que dejó Gregorio en el mundo.
Mientras tanto enviaría él también a sus tropas al otro reino para que ataque su pueblo y lo dejen aún mas arruinado que el suyo. Tenía que mostrarle a ese inexperto de lo que él era capaz, tendría que respetarlo, si no es por las buenas por las malas será entonces. No dejaría que su reino siguiera padeciendo. No permitiría que su hija viviera en un mundo tan oscuro como ese y solo podría conseguirlo si acababa de una vez por todas con todos los descendientes del que alguna vez fue su mejor amigo.
Dio órdenes a sus soldados de que invadieran el reino vecino y terminaran con todo lo que encuentren a su paso, que no dejen una sola vivienda sin destrozar, que los despojen hasta de la última migaja de pan y que no dejen un solo campesino sin humillar. Así como aquel maldito ha hecho con su reino, él lo hará con el suyo y cuando lo tenga en frente sabrá que con él jamás debió jugar, que no debió seguir insistiendo después de haber desaparecido a su padre de este mundo. Lo que debía hacer era continuar con su vida, pero ya era demasiado tarde.
Vio que su hija caminada de un lado al otro, con la mirada perdida y ella misma estaba perdida dentro de su mente, hace mucho que no le había visto esa alegría característica de siempre. Empezó a preocuparle el estado de su pequeña Kristen que estaba cada vez peor, había notado que bajo sus ojos se habían formado marcadas ojeras y su rostro había perdido color. Juraría también que había adelgazado, no de una manera tan notable pero lo había hecho.
Dudó si acercarse a hablar con ella o no, quizá Kristen sentiría que su padre no la entendería sea lo que fuera que le estuviera pasando. En momentos como estos le hacía falta su amada Sofia. Ella sabía como sobrellevar esa situación, ella sabría consolarla.
Pero aún así él es lo único que tiene en estos momentos su hija, se acerca a ella cuando ésta observa a través de uno de los ventanales. Como si lo que hubiera detrás del cristal fuera lo mas horrible del mundo, pero aún así no había mas remedio que verlo. Al Rey lo invadió la idea de que su hija se sentiría enjaulada en aquel castillo sin moverse de allí a ningún sitio.
Ya estaba cansado de verla tan mal durante tanto tiempo, hace varias semanas que no salía a recorrer el castillo como ella decía hacer todas las tardes, se borró esa sonrisa risueña que mostraba los últimos días y su aspecto inocente y gentil habían desaparecido.
—Hija. —Dijo posando su mano sobre el hombro de Kristen.
Kristen se voltea encontrándose con si padre preocupado.
—Dime qué sucede. Desde hace tiempo estás mas desanimada. ¿Quieres dar un paseo fuera del castillo? ¿Que te lleve a algún sitio?
Su hija suspira y mira al suelo para finalmente negar con la cabeza.
—No padre, estoy bien.
Nada podía herir mas al Rey que ver a su hija en ese estado. Sabía que algo terrible le había ocurrido, pero no tenía idea de qué. No podía sentirse mas angustiado en estos momentos; la pronta llegada de Guillermo, su pueblo cada vez moría mas de hambre y su hija al parecer también moría, pero lo estaba haciendo en vida.
—Se que no estás bien. —Recogió sus desordenados mechones de cabello detrás de su oreja. —Cuéntame lo que te sucede.
Se apartó de golpe.
—No creo que lo entiendas, padre.
¿Cómo no iba a entenderla? El bienestar de su hija siempre fue primero, desde que su reina no los acompañaba él trataba de protegerla de cualquier cosa que pudiera hacerle daño, como sea siempre habría tratado de entenderla.
—Sé que no he estado presente últimamente, pero necesito saber qué es lo que te ha tenido así durante todo este tiempo.
Su cabeza permanecía baja, no hacía el intento siquiera de encontrar los verdes ojos de su padre para enfrentarlo, para decirle que por su desobediencia las cosas no salieron como esperaba, no sabía cómo decirle que se había enamorado de un muchacho y tenía que renunciar al mismo. No tenía la más mínima idea de cómo decirle que dejó de ser una inocente niña para convertirse en una mujer.
Pero entonces sucedió, los ojos comprensivos de su padre le mostraron que al menos esta vez no la interrogaría, la dejaría libre una vez más con su dolor. Kristen se retiró sin decirle una sola palabra más, corrió hasta su habitación y allí se encerró para poder llorar y sentirse aún más culpable de lo que se sentía. No sabía cómo reaccionaría su padre si ella le contaba todo lo que había sucedido, tampoco tenía intenciones de averiguarlo, temía que siendo como es buscara al muchacho e intentara hacerle daño.
Conocía a su padre, estaba tan lleno de odio y rencor que solo con ella lograba "ocultar", pero con los demás no lo haría. Mucho menos con aquel gallardo joven de cabello desordenado y amplia sonrisa que en un momento de no haber pensado en nada más que en ella la terminó haciendo completamente suya allí mismo, en ese precioso lago que aguardaba por Kristen, aquel lago al que ella deseaba volver pero no se atrevería a hacerlo jamás.
Por otro lado su padre se encontraba sentado en el trono, pensando en mil maneras de terminar con esa despiadada persona que intenta hacerlo pagar por un crimen que no se arrepentía de cometer, pues Gregorio merecía eso y mucho más, merecía que Enrique lo torturara hasta la muerte por deshonrar a su tan amada esposa.
Nunca más volvería a sentirse débil frente a ese mimado y estúpido rey sin experiencia alguna, nunca más volvería a dejar que ese mocoso se saliera con la suya sin entender siquiera las verdaderas razones por las cuales el Rey Enrique hizo lo que hizo.
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Kristen, Cabello de fuego
Romance¡ATENCIÓN! CONTENIDO AUDULTO... Lee bajo tú responsabilidad. Un grave error del Rey Enrique, lo llevan a él y a todo su pueblo a una interminable guerra. Kristen, la princesa se ve obligada a huir de todo y de todos, no puede confiar en nadie. Par...