9. M de suyo y B de tonta.

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La clase que daba la maestra no le parecía para nada interesante. Solo la veía abrir la boca de vez en cuando; arqueaba las cejas, fruncía el ceño, luego volvía a abrirla. Betty soltó un largo suspiro y cogió el lápiz para seguir haciendo garabatos en las últimas hojas de su cuaderno. Hizo un pequeño círculo, luego hizo varios trazos como piernas y brazos; justo arriba del círculo iba un sombrero.

Betty sonrió, triunfante.

Volvió su vista hacia la maestra muda que se encontraba abriendo la boca sin parar, sus ojos se encontraron sin querer con los de ella, Betty tomó su lápiz apoyándolo ligeramente en su barbilla; fingió cierta duda e interés y para darle cierto realismo, Betty asintió con la cabeza, como si hubiese comprendido.

Después posó de nuevo su vista a su cuaderno. Escribió su nombre con letras grandes y debajo del suyo escribió el de Max. Miró a su alrededor, algo desconfiada, como temiendo que sus compañeras de clase la hubiesen visto. Garabateó sobre los nombres hasta que fuese difícil leerlos. En su lugar escribió la letra M y separado de ella con una "y" escribió la B.

M y B.

Los ojitos de Betty brillaron y ella soltó una ligera sonrisa. Sentía que sus mejillas ardían y sabía que se había puesto colorada.

El timbre sonó y con ello el inicio del almuerzo. Los niños salieron despavoridos una vez que la maestra abrió su boca para decir algo antes de que ella también saliera del aula, algo que esta vez Betty sí escuchó.

Estaba a punto de guardar su cuaderno cuando se le fue arrebatado de las manos, y las risas se escucharon mimosas y fingidas.

—¿Qué significa la "M"? —le preguntó Tania, la que le había arrebatado el cuaderno.

—Apuesto que la "B" es de Betty —dijo Jazmín tratando de sonar inteligente, algo que no le salió nada bien.

—No, apuesto que "B" es de Boba —mencionó la niña pelirroja a la que Betty siempre se le olvidaba el nombre  —. La Boba Betty.

Las niñas se cubrieron las bocas y soltaron risitas contagiosas, todas menos Betty, quien se había puesto de pie y que había tratado de quitarle a Tania su cuaderno.

—La "M" de qué es, Boba —exigió Tania pasándole el cuaderno a la pelirroja y Betty no contestó. Se había llevado las manos a los bolsillos de su vestido en busca de huevos para lanzar.

Pero no lanzó ninguno.

—Regrésame mi cuaderno —gruñó ella, luego se llevó las manos a la cadera.

—¿O sino, qué?

Llamaré a Max.

Le diré a la maestra —amenazó Betty con los dientes apretados.

—Hazlo, puta.

—No más que tu madre.

La pelirroja se quedó en silencio ante el comentario de su madre. Las niñas que estaban junto a ella se cubrieron la boca soltando un grito. Tania fue la primera en lanzarse sobre Betty, tomó varios mechones rubios y los atrajo sobre sí; también sintió los mordiscos que le propinó Betty. Las niñas salieron asustadas del salón de clases pero no dijeron nada a nadie. Eso era cosa entre Tania y la Boba Betty.

Así debían ser la cosas.

Betty lanzó una última mordida al brazo de Tania; estaban rodando por el suelo una encima de la otra, jalando de sus cabellos y soltando quejidos.

Tania fue la primera en echarse a llorar, fue ahí que Betty se detuvo, le soltó los cabellos y se levantó arreglando la falda de su vestido y peinando su cabello rubio con sus manos.

—La "M" es de "Mío", tonta—le soltó Betty antes de salir del aula y mostrarle el dedo corazón.

Te presento a Betty.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora