015 | CAMP DAY.

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"Oh, Cariño. No puedes romper un corazón que ya está roto".

CAPÍTULO QUINCE

[Camp Day]

Abigail.

Por un momento, me enfoqué en el chico que había conocido cuando eramos pequeños, el que me cantaba todos los viernes en el mismo lugar con la misma dulce voz de siempre, y olvidé lo que en realidad era.

Un egocéntrico, narcisista, enfermo y maligno.

Aiden sabía cual era mi punto débil, y lo estaba usando para su propio beneficio.

Como siempre lo hacía.

En un abrir y cerrar de ojos, Aiden y yo nos encontrábamos a centímetros de cada uno. Podía sentir su caliente respiración chocar contra mi rostro. No era la primera vez que Aiden se encontraba así de cerca de mí, por que siempre lograba acorralarme y tratar de alguna manera intimidarme, pero esta vez era diferente. En estos momentos, había perdido el control total de mi cuerpo y mis acciones. En lo único que podía pensar eran en esos ojos oceánicos, en los cuales era fácil perderse.

Aiden cada vez se acercaba más, dejando los centímetros que nos separaban más y más pequeños. No podía creer lo que iba a suceder a continuación.

—Oye, ¿que rayos estás haciendo, idiota? -mi subconsciente, al darse cuenta de lo que iba a suceder, decidió reaccionar y alejar al chico de mí. —¿Pensabas en besarme? No lo creo -dije empujándolo lejos de mi.

—Pero Abigail... -Aiden se puso de pie y tomó mi mano. —¿Me dirás que no deseas esto tanto como yo? -observé sus ojos, los cuales brillaban con lujuria.

—Aiden, no seré una más de tu lista. Es mejor que te vayas -contesté abriendo la puerta de mi habitación.

—Abbie... -susurró en mi oído. —No me hagas esto.

—Que estúpida fui por dejarte venir a mi apartamento en primer lugar -escupí viéndolo con repulsión. —QUE TE VAYAS DE MI CASA, JODER -grité empujándolo hacía la salida.

—Abbie, por favor... -no dejé que terminara su oración, ya que había lanzado la puerta en su cara.

Escuché unos gruñidos detrás de la puerta.

Por supuesto que le había atinado a la nariz.

💌

Esa noche no pude dormir nada, pensando en todo lo que había ocurrido.

Me dediqué a buscar en mis cajones alguna foto que podría confirmar la identidad de Aiden. Sabía que tenía que haber alguna foto por aquí.

Luego de unos cuantos minutos, logré encontrar una de las fotografías que mi madre había tomado hace muchos años. Al solo verla, todo lo que pasado ese día comenzó a reproducirse en mi mente como si fuera una clase de película.

12 años atrás.

Me levanté por la mañana con toda la emoción del mundo. Hoy era viernes, lo que significaba ir al parque y ver al chico de ojos azules.

La Apuesta© #1 |en edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora