005 | JACOB.

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" Aquel día, los rayos del sol abrigaban mis lágrimas, esos rayos fueron cálidos como lo fueron tus manos una vez. "

CAPÍTULO CINCO
                                                               (Jacob)
Abigail.
Furia salía por mis poros. No podía creer lo que mis ojos miraban. Extendí mi brazo y acaricie el cabello de mi amiga.

—Traeré un poco de agua –ofreció Zane, yo asentí y el salió del lugar.

—Por favor Dakota, dime quién rayos te hizo esto –rogué. Ella me vio a los ojos, y una lágrima corrió rápidamente por su mejilla derecha.

—El ha vuelto –murmuró con nerviosismo. —El ha vuelto.

💌

Zane y yo sostuvimos a Dakota para que pudiera bajar los escalones restantes.

—Sabría que vendrías muñeca –escuché esa maldita voz bailar en mi oido. Su aliento caliente azotó mi oreja, provocando un pequeño escalofrío.

Giré en mis talones y me dirigí hacia él con el pecho en alto. —Ya déjame en paz idiota. No quiero que te vuelvas a acercar ni a mi ni a ninguno de mis amigos –hice una pequeña pausa y di un paso hacia frente, dejando mi rostro a centímetros de suyo. —Por que te juro Aiden, que si les pasa algo, lo pagarás, y muy caro.

Tomé nuevamente a Dakota, y junto a Zane decidimos seguir nuestro camino.

—Así me gustan. Peligrosas y con carácter –escuché decir a Aiden. Rodé mis ojos he ignoré su comentario.

💌

Había decidido que Dakota se quedaría conmigo el resto de la noche. Me arrepiento de haberla dejado ir sola a esa fiesta. Nunca debi hacerlo. Le hablé a su mamá para notificarle que su hija se quedaría conmigo, ella no tuvo ningún problema.

—Gracias por tu gran ayuda Zane, pero creo que puedo manejarlo desde aquí –sujeté firmemente a Dakota, quien se encontraba cabeceando.

—¿Estás segura Abigail? No tengo ningún problema en ayudarte a llevarla hasta el departamento.

Negué rotundamente. —No gracias, yo puedo sola –le di una pequeña sonrisa. —¿Te veo mañana?

—Tenlo por seguro –llamó al elevador. —Si tienes alguna urgencia, no dudes en llamarme –asentí tímidamente. En eso, el sonido del elevador llenó el lugar. —Hasta mañana –dijo algo triste.

—Hasta mañana –contesté mientras entraba en la pequeña cabina.

💌

Arrastré a Dakota por todo el pasillo. Esta chica si que pesaba, parecía que se había tragado una sandia, no obstante su figura era sumamente delgada.

Metí la llave en la puerta, y al instante sé abrió.
Algo estaba raro aquí. Antes de irme, me aseguré que la puerta estuviera con doble seguro.
Entré silenciosamente al lugar y cerré detrás de mi. Deje caer a Dakota en el sillón, a lo que contestó con un leve gruñido.

—Que horas de venir, hermanita –me giré sorprendida, topándome con la última persona que quería ver de aquí en un millón de años.

—¿Qué diablos haces aquí, Jake? –dije sumamente molesta.

—¿A caso no puedo venir a visitar a mis dos mujeres favoritas? –me fije en cada uno de sus movimientos sin quitarle la vista en ningún momento.
Jacob era la persona más impredecible de todo el mundo.

La Apuesta© #1 |en edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora