Insomnio

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La joven parisina se encontraba en el cuarto de su mejor amiga, con ella a su lado, hablaban de temas diversos como los nuevos héroes que los cuidaban, Marinette alababa cada que podía a su alter ego, todo iba bien, hasta que Alya tocó un tema que pondría a la chica en un aprieto.

—Dime Marinette ¿Qué hay detrás de esa misteriosa boda? —alzó una ceja con curiosidad—Ya ni con Nathaniel, que fue “el gran amor de tu vida”, llegaste a ese punto , ¿No será que es por la gran cantidad de dinero de los Agreste.

—Oh vamos Alya no digas esas cosas, tú más que nadie sabe que a mi no me interesa eso. —se defendía—Lo de Nath fue lindo pero me alegra no haber dado ese paso, no sería justo para ninguno de los dos, pero bueno ya ves, quedamos muy bien. —suspiró antes de proseguir—con Adrien, es diferente, pero también lo quiero mucho, demasiado a decir verdad y no me interesa su dinero.

De su parte no era así, eso lo tenía claro, pero no entendía a su loco corazón pues por una parte si  se quería casar por que sentía querer a Adrien aunque aún tenía en mente que aquello era mera conveniencia para las dos familias y por otro lado…

—¿Qué sucede en esa cabeza?, lo estás dudando, y no te atrevas a negármelo.—le señaló con la mano.

Marinette se acomodó en la gran cama de su amiga, mientras tomaba uno de los aperitivos que la madre de Alya les había servido, esa gente no era tan adinerada como ellos ni mucho menos como los Agreste, pero ella y su familia los apreciaban demasiado. Sabía que podía contar con ellos en cualquier momento de su vida, por eso abriría su corazón a su amiga ya que necesitaba que le dijera algo para poder entender y tomar la mejor decisión.

Estaban absortas en sus pensamientos, ella pensando la mejor forma de contarle su lío amoroso y Alya atando cabos de las verdaderas intenciones para que esa boda se llevara a cabo, cuando escucharon el ruido de la ventana y posteriormente la voz de un varonil chico que las saludaba y le extendía un regalo a la de cabello azabache.

—¿Qué haces acá Chat Noir?—La voz de Marinette sonaba fría, aunque en realidad en el fondo moría de ternura al verlo con esos gladíolos en la mano —¿Me estás siguiendo?— Alya los veía raro y preguntaba muchas cosas que pecaban de imprudentes—Él es sólo un gato que se aprovecha de damas a punto de casarse, cuídate Alya no vaya a ser que un día de estos se cole por tu ventana.—Advirtió pero se estaba divirtiendo con la situación.

—Por supuesto que te estoy siguiendo princesa, soy preso de tu amor— se arrodilló para alcanzarle las flores, la chica las tomó rodando los ojos, el gato se levantó y tomó el hombro de la morena — la señorita está a salvo, ella misma puede decirte que jamás me colé por su balcón y podrá decirte que jamás lo haré, de no ser claro porque planeare junto a ella… — le regaló una mirada cómplice a la castaña y luego vio a la azabache con picardía — Nuestra boda.

El felino le guiñó el ojo a su nueva cómplice para luego besarle la mano a su adorada.

—Señorita Alya usted será testigo de que esta hermosa mujer—tomó por la cintura a la dueña de sus suspiros— se casará conmigo.

El de traje negro empezó a girar danzando con su princesa, mientras se acercaba y susurraba en su oído con la voz más provocativa y llena de todos sus deseos.

— Quise mantenerme lejos mi princesa, pero estoy locamente enamorado de usted y no puedo alejarla de mi mente ni de mi corazón, así que aunque prometí no irrumpir en sus aposentos en las noches tenga por seguro de que estaré viéndola en todo momento. —Mordió el lóbulo de su oreja levemente, fuera del alcance  de la vista de su amiga.

El corazón le latía tan fuerte a la azabache que juraba que se le saldría del pecho en cualquier momento.

—No...no hagas eso chat — Trataba de controlarse pero su respiración estaba bastante agitada y él disfrutaba con eso, dio una pequeña lamida en el lugar que antes había atacado provocando un suspiro delicioso de parte de la fémina.

Fil Rouge Du Destin (El Hilo Rojo Del Destino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora