Capítulo 29.

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Leslie miró a su hermana. Estaba muy guapa. Pero la cara de Kayla no reflejaba mucha emoción.

—El rosa no me va mucho, ¿Sabes?—Kayla había hecho un esfuerzo por llevarse bien con Leslie después de que esta le hubiera pedido perdón. Aunque le dolía sabía que la familia era más importante. No debía ser egoísta, ya ninguno lo era.

—¿Y qué color te va? —Preguntó la mayor mientras miraba otras perchas.

—El negro. —apuntó con una sonrisa.

—¿En serio? No puedes ir de negro a una boda. —Leslie se horrorizó ante la idea.

—Lo sé.

La mayor descolgó otro vestido. Este era Azul marino con pedrería en el corpiño del mismo color y una abertura que comenzaba un poco más arriba de la rodilla. Se lo tendió.

—Creo que podemos entendernos. —le sonrió.

Kayla volvió a salir del probador y si antes estaba guapa ahora se trataba a otro nivel.

Ella esbozaba una enorme sonrisa al espejo que combina a la perfección con aquel vestido deslumbrante.

[...]

Skyler.

¿Por qué pensaba en ella ahora?

La echaba de menos. Hacía bastante que no se veían. Desde la fiesta prenatal donde se habían besado.

Sintió un escalofrío recorriéndole el cuerpo.

Ese beso fue tan... Ag.

No podía sacarlo de su cabeza por mucho que lo intentase.

Pensó en su boda del día siguiente. Y se estremeció. ¿Estaría haciendo lo correcto? Inmediatamente una voz en su cabeza le dijo que si. Que debía hacerlo. Pasara lo que pasara.

Volvió a concentrarse en sus amigos que habían venido desde muy lejos para el acontecimiento. Ahora celebraban la noche antes de este.

Connor, Ian, Brandon, Jake, Luke, Jonathan y Christian estaban sentados junto a él en la mesa de un restaurante. Todos charlaban acerca del tiempo que pasamos juntos y también entablaban conversación con los que no conocían.

—Me acuerdo de una vez que Liam y yo saltamos a la piscina de la señora Duncan y se puso como loca. —dijo Jake.

—Hablando de locas, recuerdo cuando una vez fuimos a la pizzería y nos encontramos a la acosadora más loca de la historia. Tuvimos que salir corriendo. Me había quitado un calcetín en el centro comercial. —rió Connor.

Todos estaban entretenidos contando anécdotas divertidas conmigo pero hacía tiempo que no vivía nada así. Más concretamente desde que vivo con Leslie. Aunque estando con Skyler... ¡No! Se negaba a seguir pensando en ella.

 —Bueno chicos, ya hemos senado, ¡es hora de irnos de fiesta! —apuntó Christian con una sonrisa de lado. El castaño era sin duda el más fiestero de todos.

El resto de chicos no se opusieron en absoluto y al llegar al club las copas iban y venían. Liam se controlaba, no quería llegar borracho a su propia boda. También se juró no llegar muy tarde a casa.

[...]

Era imposible. 

No podía dormir.

Miró a Jake. Se había quedado dormido. 

Lo arropó y le agradeció en silencio todo el apoyo que le había brindado desde que llegó a casa. Su hermano era la única persona que conocía con pelos y señales todo lo ocurrido con Liam Harries y Dylan O'Donnel. Sus padres solo conocían la ruptura. Subió a su cuarto y vaciló ante su mochila. Quisiera irse. Y no porque no se sintiera bien en su casa, al contrario. Pero se sentía terriblemente  mal tan lejos de Liam escapando de sus sentimientos y su corazón.

Su corazón le gritaba que cogiera la maleta y se marchara aprisa al aeropuerto. Que se merecía otra oportunidad.

Su cabeza le ordenaba que se quedase, que no tenía ningún derecho a imponer sus sentimientos a los de alguien que le quiere, Leslie, y que nunca le haría daño.

Pero Liam la había besado.

Quizás en este mismo instante él estaría pensando en ella.

Quizás lo liberaría de una vida infeliz con alguien que ya no ama. Como le había pasado a ella misma.

No podía vivir con la duda.

Era ahora o nunca.

Mientras armaba su mochila rápidamente con dinero, pasaporte, documento de identificación y poco más, su cabeza le volvió a ordenar que parase y por un momento tanteó con hacerlo pero... ¿Cuándo Skyler Williams había aceptado ordenes que no perteneciesen a su propio corazón?

Se llenó de coraje para escribir la nota que avisaría a sus padres.

Salió corriendo. Condujo a toda prisa hacia el aeropuerto. Eran las siete am, el viaje duraba unas tres horas y una más en coche. Sabía donde era pero no la hora. Se encomendaría al destino. Si llegaba a tiempo, significaría que había hecho lo correcto, si no... si no bueno, solo era una cría jugándosela constantemente en eso del amor. En otras palabras, una estúpida.

Hasta que no se sentó en el asiento del avión no se percató de la ropa que poco de importó al salir con prisas de casa. Tenía su pijama de rayas verdes, un moño más bien desecho y las zapatillas de andar por casa. Se acercó al baño y metió parte de su camisa dentro del pantalón y trató de arreglar su peinado. Con suerte pensarían que este look estaría de moda en algún sitio. Y no era que le importase, para nada, lo que pasaba era que estaba muy nerviosa. Tanto que poco le faltaba para ir a la cabina del piloto y pilotar el avión a toda prisa. 

Volvió a dirigirse a su asiento. Decidió dormir un poco. No quería quedarse dormida mientras le confesaba Liam todo lo que siente y sintió desde que apareció en su mundo.

 No quería quedarse dormida mientras le confesaba Liam todo lo que siente y sintió desde que apareció en su mundo

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Nadie Dijo Que Fuera FácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora