Capítulo 20.

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LESLIE'S POV

Comienza un nuevo día, abro los ojos lentamente tratando de acostumbrarme a los rayos de luz solar que se abren paso por la ventana de mi cuarto. Cuando por fin lo hago miro a mi izquierda, Liam está ahí, durmiendo con una tierna sonrisa en los labios. Aparto su mano y me siento en la cama, abro el tercer cajón de mi mesa de noche y la veo. Aquella prueba de embarazo de resultado negativo que no me había atrevido a tirar por miedo a ser descubierta. Me maldigo a mi misma mientras me levanto sigilosamente con el objeto en la mano. Todo parece ir bien. Todo va bien.

-Buenos días amor -dijo Liam con voz ronca sobresaltándome.

¿Mi reacción? Tirar el objeto por la ventana. Absurdo, lo sé. Liam se puso de pié rápidamente camino hacia la ventana, yo traté de interponerme en su camino pero me fue imposible.

-¿Qué es eso? -dijo frunciendo el ceño para fijarse mejor- ¿Un termómetro? -preguntó finalmente haciéndome tranquilizarme por un instante.

-¡Si! Eso mismo -respondí rápidamente alejándole de la ventana.

-Y... ¿Por qué lo has tirado? ¿Quieres que vaya por él?

-¡Ni hablar! Es decir, te acabas de despertar tú solo relájate, cuando suba te preparo algo. -dije aparentemente tranquila.

-¿Está bien...? -se extrañó.

Bajé rápidamente las escaleras y salí a la calle. Ahí estaba. La maldita seguía intacta. La recogí con cautela y la tiré a a la basura creyéndome haber superado el desengaño. Más tarde miré mi barriga, dentro no había ningún tipo de vida más que allá de las judías del otro día. ¿Cómo iba a librarme yo de eso? Sin hallar respuesta volví a mi casa. Tras cerrar la puerta Liam apareció con su IPad y su móvil.

-Aquí pone que las mujeres con un índice de masa corporal bajo son propensas a tener un embarazo de riesgo y que desde el principio es mejor que guarden reposo así que... ¿Qué tal si te hago el desayuno? por cierto, ¿Y el termómetro?

SKYLER'S POV

Disfruto tranquilamente del día festivo. Hoy Dylan y yo hemos decidido pasar un día de turistas.

-¡Mira! -digo emocionada.

-¡Es genial! -exclama.

-Si pero no tanto como tú. -le sonrío. Él lo hace de vuelta.

Paseamos de la mano curioseando y disfrutando de la grata compañía. Estábamos bien, cómo si el tiempo no hubiera pasado, pero lo había hecho. Lo cierto era que habían pasado cuatro meses, ¿Qué podía haberle sucedido en ese período de tiempo?

-Nada, además del equipo de fútbol. -miró al suelo como planteándose decir algo- bueno en realidad sí... -pensó una vez más- Te he echado muchísimo de menos. -concluyó por fin.

Me pareció bien aunque no cuadraba demasiado...

-Yo a ti también... y... ¿cuándo regresas? -pregunté cabizbaja.

Su teléfono comenzó a sonar.

Miró la pantalla de su smarthphone como si del mismo diablo se tratase. Un tono después se decidió a contestar. Me pidió que le esperase, nada, cinco minutos en lo que él resolvía un pequeño asunto. Se marchó unos pasos más allá de donde estábamos, dónde el sonido no le molestase. Bueno, ni el sonido ni yo. Resoplé. Cuando éramos oficialmente una pareja no se marchaba a contestar nada, no le hacía falta, yo jamás me metería en sus asuntos. Continúe con esa idea, pero no por mucho tiempo.

-Lo siento, ¿Qué decías, amor?

-Oye y... ¿Con quién hablabas? -pregunté sabiéndome sin derecho.

Primero abrió los ojos, luego, miro hacía arriba, acto seguido suspiró para finalmente encogerse de hombros.

-Nadie importante. ¿Vamos por un helado? -halló una escapatoria.

-Está bien... pero...

-¿Qué pasa? ¿No estás a gusto conmigo? Si te sientes mal o algo puedo llevarte a casa... no me gustaría que lo pasarás mal por mi culpa. -habló preocupado.

-No, para nada es eso...

-¿Entonces? -preguntó arqueando una ceja.

-Se me olvidó -mentí. Yo no tenía ningún derecho a reclamar explicaciones por su extraño comportamiento desde la llamada, ni por sus exageradas gesticulaciones.

-Esta bien... ¿Qué me dices del helado? -cambió de tema sospechando que nada se me había olvidado.

-Suena muy bien. -sonreí aprobando el cambio para dejar la incomodidad anterior.

Con algo de temor, al no saber si me precipitaba, tomé su mano y caminamos hacia la heladería. El no se incomodó, ni apartó la mano, si no que la apretó.

Nos sentamos en una de las mesas próximas a la vidriera, uno frente a otro. Eso no fue incómodo pero no me sentía tan bien como al comienzo. Él, si embargo parecía haberlo olvidado. Me sonreía, jugaba con mi pelo y me preguntaba alguna cosa en lo que venía el camarero. Se acercó un chico bastante moreno aunque no llegaba a mulato, ojos verdes y alto. Era muy atractivo, todo hay que decirlo, pero mi acompañante no se quedaba atrás, es más, en mi opinión, lo superaba.

-Hola soy Pablo, ¿Como quieren su helado? -desde que llegó solo me miraba a mí. Me sonrió.

-Bien, Pablo, yo lo quiero de chocolate y pues mi novio no sé, ¿De qué lo quieres cariño? -pregunté sin poder contener una sonrisa maléfica. Ese chico era muy grosero.

Dylan rió y pidió un helado muy meticuloso debido a su estricta dieta.

Una vez el camarero se fue me miró divertido, yo no lo estaba tanto.

-¿Se puede saber que miras tanto? O ¿Qué es tan gracioso? -fruncí el ceño.

-Entonces... ¿Aún eres mi novia? -sonrió pícaro.

-Eh... esto... pues... -mi duda se perdió con un mensaje entrante proveniente de Liam.

Liam: ¡Hola! Me complazco en invitarle a la fiesta sorpresa para Leslie por motivo de nuestro futuro bebé, esperamos verle. Es en el hotel Gansevoort Meatpacking mañana, a partir de las dos del mediodia. Por favor, confirme su asistencia.

El móvil se deslizó de mis dedos, mi boca se abrió.

-¿¡Una fiesta pre-natal!?


Nadie Dijo Que Fuera FácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora