Capítulo 26.

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Rápidamente Leslie se había comunicado con los padres de ambos para contarles sobre sus apresurados planes de boda. Después de escuchar bastantes veces que esas cosas llevan su tiempo, que no se apresuraran, que tenían toda la vida para estar casados por fin logró no solo la aprobación de todos ellos si no que el más que necesario apoyo económico que le permitiría avanzar.

Mientras conducía hacia el hotel a reservar ella misma el lugar le dio tiempo a pasar, ¿Estaba haciendo lo correcto? Ni de broma. La respuesta era clara pero, si lo sabía, ¿Por qué razón no podía detener todo aquello?

Bajó del coche dando un portazo que alertó a un par de personas que permanecían paseando o que simplemente contemplaban aquel majestuoso sitio.

Miró el reloj de su muñeca. Kayla debía aparecer en cualquier momento. Estaba nerviosa, después de todo ese tiempo por fin podría volver a verla. No hablaban mucho después de la ida de ella. Ciertamente a Kayla le dolió más de lo esperado que su hermana no regresase.

Kayla siempre le saludaba cortante a Leslie y esa vez no iba a ser menos. Esta se había obstinado incluso a que Leslie la viera en fotos, ¿A ella que me importaba si se fue y no volvió? Quizás por eso su hermana mayor de sorprendió tanto al verla.

Llevaba un semi recogido que dejaba caer sus perfectos imperfectos rizos un poco más abajo de sus hombros. Lucía bronceada, como siempre, ella había salido a su padre. Llevaba una gargantilla dorada con un diminuto brillante que le daba ese "no se qué" al look. Su vestimenta era algo más típica. Llevaba un short vaquero alto y un top de tirantes que se metía dentro de sus pantalones. Respecto a sus zapatos eran completamente negros, nuevos y de alguna marca muy conocida.

Leslie mostró su emoción al verla aunque su hermana se limitará a saludarla con la mano manteniendo las distancias que estimó necesarias. Poco le importó a la mayor que la sostuvo entre sus brazos a pesar de la cara de asqueada de la menor.

—Aquí será, ¿Qué te parece? —dijo Leslie para tratar de romper el silencio en el que había permanecido su hermana desde que llegó.

—Genial. Totalmente apropiado para alguien que se cree mucho más de lo que es como tú. Para alguien ostentoso y poco humilde. Justo como tú. Así que si. Creo que es genial para tu boda.

Leslie maldijo la sinceridad de su hermana. Ella estaba equivocada, obviamente, pero por un momento pareció real. La consideró una malcriada resentida pero no iba a decirlo, ¿Para qué? ¿Para crear un conflicto aún mayor? No era lo que necesitaba en ese momento.

Volvió a mirar la hora y le pareció tarde para todo lo que tenían que hacer, así que, sin responder la hostilidad de su hermana se adentró​ en el hotel como si de su casa se tratara.

No tardó más de una hora y unos cuantos de miles de dólares disponer del local decorado para aquél día tan señalado. Respondió preguntas sobre colores, invitados, sabores y mucho más con precisión y rapidez. Todo iba genial. Y más porque a su hermana no se le había ocurrido soltar ningún comentario que la dejara en envidencia.

Ahora se iban a enviar las invitaciones y más tarde a pasearse por tiendas de vestidos, si les daba tiempo, claro.

El ambiente en el coche se tornó incómodo para la mayor, Kayla, aparentemente estaba sorda y solo se concentraba en su canción. Leslie se sentía apenada e incluso algo culpable por la mala relación con su hermana, se planteaba si no eran ya suficientes problemas.

En el otro lado de la ciudad Liam tenía una entrevista. Una muy importante para él puesto que era la primera que verían más allá de YouTube.

Le dieron paso al plató.

Nadie Dijo Que Fuera FácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora