Capítulo III

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Eran las siete de la mañana, ya la hora de ir levantándose para ir a clases ya que empezaban a las ocho y cuarto. Entonces, Trina, curiosa por saber quién le gustaba a su hermana, fue a verlas cómo dormían, ¿y qué se encuentra?. Nada, solo a Tori y Jade cogidas de la mano mientras dormían, sus camas estaban separadas pero podían llegar perfectamente para darse la mano.
En ese momento, Trina ya sospechaba de que la culpable de los suspiros de su hermana era la gótica, pero aún no se podía confirmar, porque ni siquiera Tori lo sabe.

No le dio mucha más importancia y fue a despertar a la latina.

—Tori, despierta -le dijo dándole palmaditas pero Tori solo se movió y apretó más la mano de Jade- ¡Tori!

—¡Trina! -responde la latina sobresaltada- ¿qué haces?

—Despertarte -le responde con una sonrisa burlona.

—Aún no me quiero levantar.

—No dirás eso cuando veas cómo estás -le dice señalando las manos cruzadas de las chicas.

—¡Coño! -grita la latina quitando su mano de la de Jade.

—Vaya, estás roja -dice Trina riéndose.

—Eso es mentira -responde mirando a otro lado.

—Ah, ¿sí? Entonces mírate tú misma -le dio el móvil para que se viera en la pantalla.

Tori no dijo nada, solo se sonrojó algo más y tenía la mirada baja, ¿y si fuera Jade de quien estuviera enamorada?. No puede ser, pero aun así, lo piensa y se hace ciertas ilusiones.

—Tori, no soy tonta. Sé que la más probable es ella.

—¿Más probable de qué? -pregunta la latina menor, roja.

—De que sea ella la que te guste -responde mirándola fijamente.

—N-no...

—Eso crees tú, ya verás como sí. Ahora dejemos esto antes de que ella se despierte, así que vístete y baja a desayunar -dice Trina yendo hacia la puerta y saliendo de allí.

Tori se queda unos minutos en su cama pensando y mirando a Jade, solo pensando en que si fuera ella de quien está enamorada, tal vez su hermana tenga razón... Pero no, no puede ser ella, es su... ¿Ami-enemiga? Pues eso, no puede ser ella...

Unos minutos después decide levantarse e ir al baño a asearse y vestirse. En esas, baja a preparar el desayuno.

—Hazme el desayuno, anda -dice la mayor de las Vega.

—¿Otra vez? Siempre soy yo.

—Pues si tuvieras el mismo talento que yo a lo mejor te ayudaría -respondió la mayor con una risa burlona.

Tori solo negó con la cabeza y se puso a hacer el desayuno.

Minutos después, Jade baja vestida y aseada, obvio con la misma ropa del día anterior, pues no estaba previsto que se quedara a dormir ni nada.

—Buenos días Jade -dijo Tori con una sonrisa.

—Qué tienen de buenos.

—Ya empezamos...

Trina solo miraba la escena, pues quería ver cómo se miraban para ver si podía averiguar algo.

—¿Quieres tortitas? Las acabo de hacer.

—No me gustan porque las has hecho tú, pero tengo hambre así que me las comeré -responde la gótica cogiendo una de ellas dirigiéndose al sofá, pero antes le guiñó el ojo a la latina menor, ¿por qué? No se lo explica ni ella.

» No lo quiero reconocer;; JoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora