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31 Mayo 1943.

Los días pasaban de una manera lenta, todo era aburrido.

Hoy se cumplían dos semanas que había estado en casa de Tristan. Sin mencionar que era fin de mes.

Perdía la noción de tiempo a veces, olvidando por completo los cumpleaños o hasta a veces las celebraciones de la ciudad.

No había nada bueno que hacer, sólo asistíamos tres días a la escuela. Lo cual agradecía muchísimo.

Según mi madre, éramos afortunados ya que en la mayoría de pueblos y ciudades habían cerrado las instituciones.

Me arreglaba rápidamente, no quería llegar tarde a la ya mencionada institución, esta no era nada comparada con ántes.

Éramos pocos alumnos, apróximadamente unos 100, divididos en dos grupos.

Entre los chicos de mi salón, estaba Tristan. Era la razón por la cual éramos amigos.

Tomé los pocos libros con los que asistía y salí de mi habitación, encontrándome con mi madre en el marco de la puerta.

Besó mi frente al mismo tiempo que me deseaba suerte, me fui a un paso lento.

Al llegar miré a Tristan a lo lejos, levantó su mano en forma de saludo.

-Vamos Ty, ya casi abren- Habló refiriéndose a la entrada.

Lo tomé de los hombros y comenzamos a caminar. Tristan era un año menor que yo, hace poco había cumplido 15.

Acaricié su rubio cabello, era un poco ondulado, sus ojos eran como el mar, nunca había visto unos tan azules y profundos como los de él.

Caminamos por la entrada, dirigiéndonos a la primera clase.
A falta de profesores nos juntaban a todos.

Corrimos sonrientes y apurados hasta el salón. Nos la pasábamos muy bien todos, al menos era una buena distracción.

La clase había sido corta, nos enseñaban de todo en el poco tiempo de clase que teníamos. Sólo teníamos aprendizaje con dos maestros al día.

Salimos al típico receso, este duraba 30 minutos.

Entre algunas risas y empujones salimos al patio corriendo, la mayoría a jugar y distraerse.

En cambio Tris y yo caminabamos sin apuro para sentarnos lejos de ellos, siempre habíamos disfrutado de la compañía del otro. Una vez bajo el frondoso árbol me senté, recargando mi cabeza en este y cerré mis ojos.

Sentí al chico de zafiros azules sentarse entre mis piernas, recargando su cabeza en mi pecho así que lo abracé acercándolo a mi.

-¿Estas cansado?- Apenas abrí los ojos al preguntarle eso

-Si Ty, me aburro mucho en casa- Sonreí al mirar el puchero que hizo -Oye no te duermas, te estoy diciendo que estoy aburrido y tú me quieres dejar hablando sólo-Comencé a acariciar sus rizos, para que se callara.

Después de que siguiéra discutiendo, decidió acurrucarse más, sólo dormiríamos un rato.

*

Sentía que alguien me movía de un lado a otro, me quejé y estiré mis dos brazos, ya que estaban entumidos.

-¿Qué pasa Tris?- Claramente mi voz salió cansada.

-Tenemos que entrar a clases, acaban de tocar- Me dio un beso en la frente y se levantó lentamente.

Aunque no quisiera tenía que levantarme, las clases no eran siempre y tenía que aprovechar.

Me ayudó a ponerme de pie y tallé mis ojos para quitar el rastro de sueño en ellos. Bostecé sobre la palma de mi mano.

Tristan me llevó literalmente arrastrando de regreso al salón, lo bueno es que no había personas que nos vieran hacer tonterías en los pasillos.

El día pasó volando, los profesores cada día se veían más agotados, lo cual comprendía bastante. No era su obligación cuidarnos, aún en una situación así, no había ningún beneficio.

Caminé con el menor colgando de mi brazo, como normalmente lo hacía. Él reía señalando cosas.

Llegamos a un parque que aún se conservaba. Aunque la mayoría de juegos estaban oxidados, las plantas y los árboles aún se mantenían con un vivo color.

Me senté en una banca, mientras miraba como Tris parecía entretenerse con lo más insignificante del mundo. Una pequeña oruga.

Fruncí el seño, tenía demasiada inaginación, le había hecho una casita con pequeñas ramas de árboles que había regadas en el piso, colocandole un techo con hojas.

-¡Ty mira!- Reí mientras me agachaba a su lado.

-Se va a acabar comiendo el techo, aparte no cabe, está muy gorda- Comencé a carcajearme al ver su cara.

-Oye, no seas grosero, se la hice con cariño- Se cruzó de brazos y volteó su cabeza para ignorarme.

-A mi no me haces nada con cariño Tris, yo me tendría que enojar- Imité su acción, viendo de reojo como me miraba.

Me rodeó con sus pequeños brazos recargando su cabeza en mi pecho y metiéndose entre mis manos. Una vez acurrucado me miró curiosamente. Meneando su cabeza hacia el lado izquierdo.

Miró hacia los lados y sin previo aviso, se acercó a mi, apenas rozando nuestras narices, rompiendo el espacio que nos separaba. Dándome un rápido beso.

El aire me faltó por un momento, tanta fue la impresión que me sentí mareado. Había sentimientos encontrados en mi, había sido lindo, pero el miedo que alguien nos viera me ganaba.

-Eso estuvo mal rizos- Por fin hablé después de un tiempo.

-Es que, tú dijiste que no te demostraba cariño, quería que cambiaras de opinión- Sonrió y volvio a hacerlo.

Y otra vez y otra vez, hasta que nos cansamos y terminamos sentados reflexionando de la vida, como normalmente hacíamos.

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TRISLER ES REAL, nah no es ciertoo.

Tengan paciencia, no falta mucho para lo chidoo.

|ߣËĐ|

HOLOCAUSTO  《Joshler》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora