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10 Junio 1943.

Había pasado una semana desde que mi padre me había golpeado.

En estos días, como él había ordenado no salí y tampoco acudí a la preparatoria, no sabía nada de Tris y eso me preocupaba bastante.

La semana anterior, exactamente el sábado, hubo rumores de dos judíos llevados por la gestapo, me sentía mal por esas personas.

Al final de todo, era bueno tener esperanza y paciencia.
Quería ser alguien importante y siempre ayudar a los demás.

Pensándolo bien mis padres y yo teníamos suerte, a veces me quejaba demasiado por cosas insignificantes.
Desde hace dos años miles y miles de judíos eran llevados a campos de concentración.

Algunas veces, sólo algunas me siento bien por ser un Nazi, pero no aguanto el hecho de que tengamos superioridad ante los judios, todos somos iguales, así de simple.

Estos días mi padre me ha estado mirando mal, lo entiendo pero debería dejarlo pasar, hoy hablaré con él.

A lo largo del día, haciendo mis tareas pensé en lo que le diría, tenía que ser delicado a hablar con él, no sería nada fácil.

Aún así, en el fondo sabía que era bueno, todos tenemos problemas por la situación y se estresa demasiado rápido.

*

Justamente a las 06:35 de la tarde llegó mi padre, su semblante cansado, decaído.

Una insignificante sonrisa se formo en mis labios al verle feliz de abrazar a mi madre, sólo se tenían el uno al otro y eso era bastante para compartir un buen ambiente conmigo.

Me hizo sentir más seguro al ver esa escena, tenía que arreglar, todo y volveríamos a la normalidad.

Con pasos seguros me acerqué a mi padre y con la cabeza gacha lo enfrenté.

-Padre, quiero hablar contigo- Hablé con los nervios de punta.

-¿De qué?- Sentía su mirada penetrante el la coronilla de mi cabeza.

-Pues...- Jugué con mis manos, pero al parecer se sobresaltó.

-¡Robert! Mírame a los ojos cuando me hables, no seas irrespetuoso, pensé que ya habías entendido a respetarme.-

Lo miré a los ojos, justo como me había ordenado. -
-Quería hablar contigo sobre nuestros problemas y solucionarlos, no soporto la tensión, también quiero regresar a la escuela.- Tal vez me rechazaría pero no perdía nada al intentarlo.

-¿Por qué crees que debería levantarte el castigo?- Habló levantando una ceja.

-No pensé en las consecuencias que conllevaría esa acción.- Hice una pausa antes de seguir hablando- Fue un impulso estúpido, me quería creer superior a los demás, demostrando poca importancia al salir, aparte somos Nazis y podemos hacer lo que queramos, no importan los demás- Me creía incapaz de decir eso en algún momento de mi vida.

Una gran sonrisa se plasmó en su rostro. Estiró su mano a mi, confundido la tomé.

-Eso es Tyler, al fin comprendiste lo que somos y el lugar que tenemos. Eso era lo que quería que me dijeras desde hace mucho hijo- Apretó mi mano y se retiró de la sala.

Estaba confundido, habían pasado muchas cosas en poco tiempo, no se como carajo había dicho eso.

Me golpeé la frente y me dirigí al comedor. Al fin podíamos comer en paz.

Cenamos entre risas y bromas, al parecer mi padre se había alegrado bastante, había logrado lo que quería, controlarme.

En realidad, no sabía muchas cosas del trabajo de mi padre, puesto que la mayoría de movimientos eran de manera sigilosa y nadie lo notaba. Hacían listas seleccionando a judíos que aún permanecían a salvo en su hogar, los citaban en sus oficinas para después ser mandados con o sin familia a los campos. Normalmente la primera opción.

Subí a mi habitación al fin podría descansar sin ninguna angustia.

-Robert- Voltee al llamado de mi padre, algo sorprendido por la hora.

-¿Si?- Hablé sentándome en la cama e invitándolo a sentarse.

-Vengo a avisarte algo, mañana regresarás a la escuela- Dio un apretón a mi hombro y salió de mi habitación.

No me dio tiempo de contestarle, puesto que salio cerrando la puerta.

Estiré mis manos y me dejé caer sobre mi cama, esto era un buen nuevo comienzo.

*

Un largo suspiro salió de mis labios al despertar y sentir mi cuello algo doblado.

Miré a mi madre entrar con una sonrisa.

-Me alegro que solucionaras las cosas con Chris bebé, pero siento que tú no estás del todo bien- Su sonrisa se borró conforme hablaba y me sorprendía cuanto sabía de mi.

-Estás en lo cierto, pero quería que volvieramos a ser una familia normal- Obviamente, ya no había familias "normales" pero que más da.

-Vale Ty, sólo no cambies tanto como él lo hizo. Anda se hace tarde para la escuela-

Al fin volvería a hacer algo productivo y que me gustaba, eso me emocionaba bastante.

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HOLOCAUSTO  《Joshler》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora