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30 Junio 1943.

No aguantaba ver los maltratos hacia los judíos, me sentía triste.

Las personas estaban en los huesos, llenos de suciedad. 

Sus débiles cuerpos apenas y se mantenían, parecía que en cualquier momento se desplomarían al suelo mientras cargaban enormes cantidades de piedras, metal, o arrastrando los cuerpos de sus antiguos compañeros.

Alex y Damon nos habían levantado a las 05:00 am, para arreglar nuestras respectivas camas, ducharnos, vernos presentables con el uniforme y desayunar.

El horario era terrible y el agua con la que nos bañamos estaba helada, pero al menos podíamos hacerlo.

Entre risas desayunamos, hasta ahora nuestros compañeros de habitación no habían sido malos con nosotros, y esperamos que siempre sea así.

El trabajo de Tris y el mío constaba en vigilar el patio trasero, donde rara vez veíamos judíos, me alegraba no tenerlos cerca, no podría concentrarme teniendo a personas semi-muertas a mi alrededor.

Cada quien estaba en una esquina, y desde aquí podía observar su bella sonrisa y sus brillantes ojos azules. No sé que haría sin él, podía cambiar mi estado de ánimo con sólo una mirada.

Me distraje tanto viéndolo que no noté a un pequeño niño sentado en la reja del del campo, estaba conversando con otro, pero se veía totalmente diferente.

¿Que hacía un niño afuera?, los observé sigilosamente, obviamente me alarmé pero quedé sin palabras cuando vi que uno de los niños no tenía la "pijama de rayas" como Tris y yo le habíamos comenzado a llamar.

El pequeño que estaba afuera, conversaba bastante feliz con el otro, y parece que le había traído comida, pues una pieza de pan reposaba en sus piernas y la comía con desesperación.

Una gran sonrisa se formó en mi rostro, podía sentir un brillo en mis ojos, me impresionaba como entre los pequeños no existían diferencias, eran tan inocentes y puros que no notaban el cáos que se encontraba a su alrededor.

La anarquía que existía en este lugar, en donde una creencia podía salvar tu vida.

Pero salté cuando un fuerte sonido y el impacto de una bala hicieron caer al pequeño judío. Lo habían matado.

Mi cabeza comenzó a girar y me transporté a un limbo, en el que podía oir los gritos de los niños taladrándo mis tímpanos, quemaba, ardía en lo más mísero de mi ser.

Me dejé caer de rodillas y ahora lágrimas amargas descendían por todo mi rostro, estaba en shook, me había dado un ataque de nervios. Jadeaba y el aire no fluía hasta mis pulmones.

Cerré mis ojos y al abrirlos estaba Tris frente a mi con un semblante preocupado.

Por instinto lo abracé y me aferré a su pequeño cuerpo sollozando, no lo podía creer, acababa de ver la vida del niño acabar frente a mis ojos. Y no había podido hacer nada.

Grité lo más fuerte que pude, hasta que mi garganta dolió. Aquí nadie podía escucharme.

Ese niño probablemente tenía una madre, hermanos, abuelos, le quedaba tanto por vivir pero en un lugar sin oportunidad, aún con lágrimas en los ojos creí que lo mejor fue que muriera. Para liberar su alma y débil cuerpo de tantos maltratos.

Oía a Tris pero no lo escuchaba. Sus labios se movían rápidamente y veía unas cuantas gotas de saliva salir. 

Reaccioné al verlo tan preocupado, el aire entraba y salía rápidamente de mis pulmones, haciéndome jadear.

-¡Tyler!, ¿estás bien?- Sudor recorría por todo su rostro mientras me sostenía de no caer a la tierra.

-Y-yo, no, n-no puedo T-Tris- Dije y lo último que vi fueron sus orbes azules mirándome con atención.

-¡Mierda!- Escuché antes de desvanecerme.

*

Narrador omnisciente:

El pequeño y delgado Tris corría en busca de Alex o Damon, pues había intentado llevar al castaño pero por accidente lo tiró dos veces.

"¿Ahora que haré?" Se preguntaba. Pero para su muy buena suerte Alex estaba lejos y tenía que cruzar al menos la mitad del campo. 

Corría desesperadamente, pues no lo veía por ningún lado y cada vez su angustia era mayor, pues dejó a Tyler sólo. 

_¡Hey!, ¡Alex!- Le gritó al mayor al divisarlo, estaba haciendo guardia fuera de la zona de trabajo.

-Tranquilo, respira. ¿Qué sucedió, por qué tanta prisa?- Dijo al ver a Tris tan agitado y pálido.

-Es Tyler, él... Se desmayó- Habló pausadamente el rubio.

-¿En dónde está? ¿dónde lo dejaste? ¡Dime!- Gritó bastante enojado, exaltando más al menor.

-Lo dejé en el patio trasero, no pude cargarlo, lo intenté pero pesa demasiado, por eso vine por ti, para que me ayudes- Habló rápidamente.

-Esto tiene que ser rápido, es peligroso si se enteran que no estamos haciendo nuestro trabajo. ¡Vamos!- 

Regresaron por un camino más corto, Tyler seguía justo en donde lo había dejado minutos atrás Tris, bajo una vieja manta en la esquina del patio. 

Alex se agachó e intentó levantar al castaño, le dio unas cuantas bofetadas, lo meció de un lado a otro, le tiró un poco de agua y le gritó, pero este seguía sin responder.

-Carajo niño, tenemos que llevarlo a la habitación, en serio está mal.-

-Si, vamos.-

-Pero, ¿qué le pasó?- Preguntó con bastante curiosidad, pues tenía que ser algo muy malo para que se pusiera de esa manera.

-No se ha alimentado muy bien, y esta mañana me dijo que estaba un poco mareado- Mintió el menor.

Alex asintió y tomó el cuerpo de Tyler entre sus manos, y, mientras el menor revisaba que nadie viniera avanzaban con pasos rápidos hasta su habitación.

Al llegar, no hubo nadie que pudiera ser testigo de lo sucedido, lo dejaron en su cama y salieron corriendo hacia sus zonas.

Tris también movería cielo y tierra por su único y mejor amigo Tyler.

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HOLOCAUSTO  《Joshler》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora