GÉNESIS

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Mientras más avanzamos en la vida, más nos interesamos por descubrir nuestras raíces; ¿Dondé vivían nuestros antepasados? ¿Cómo se conocieron nuestros padres? ¿Qué inspiró nuestras primeras decisiones? De igual modo todos los pueblos han tratado de reconstruir su pasado. Si bien quería salvarlo del olvido, muchos​ más querian encontrar en el pasado la confirmación de aquello en que creían; narrar su historia era, pues, una manera de afirmar su propia identidad en medio de tantos pueblos grandes o pequeños que los rodeaban.

Y eso es precisamente lo que está en el corazón del Génesis, un libro que se fue haciendo por partes a lo largo de varios siglos. Tomó su forma definitiva en el siglo V antes de Cristo, cuando el pueblo judío, que había regresado del Exilio en Babilonia, fijó de manera definitiva la expresión de su fe.

Génesis quiere decir comienzo. No buscaremos en los primeros capítulos un documento sobre el origen del universo o sobre un pecado que habría cometido el primer hombre. Pero desde las primeras páginas nos vamos a topar, en forma de imágenes, con todo lo que es importante para nosotros.

Se podría decir que este libro consta de tres partes:
Los capítulos 1 al 11 tratan de establecer un nexo a lo largo de esos enormes períodos de tiempo que transcurrieron desde la creación hasta los primeros "padres de la fe", cuyos nombres quedaron en la memoria, considerando, por supuesto en primer lugar a Abrahán.
La segunda parte evoca la vida de esos clanes nómadas que creían ya en un Dios cercano y en el cual se podía confiar, el "Dios de su padre". Esta historia, o estás historias, se ubican en la tierra de Canaán, en un tiempo en que el pueblo de Israel no había nacido todavía (en los siglos XIII - XV antes de Cristo). Nos muestra como Dios ya había preparado su obra de salvación mediante las promesas hechas a Abrahán y Jacob. Este es el tema de los capítulos 12 al 38.
La tercera parte, la historia de José, proyecta una luz sobre las tragedias que entretejen la existencia humana. Los hombres necesitan un salvador, y la salvación les vendrá justamente por intermedio de aquellos que primero persiguieron y rechazaron.
También se entiende que se divide en cuatro partes. La primera, que llega hasta el capítulo VII, contiene la historia del género humano desde Adán hasta el diluvio. La segunda, desde Noé hasta Abrahán, empieza en el capítulo VIII y llega al XII. La tercera, que comienza en éste y concluye en el XXV, describe las acciones de este patriarca hasta su muerte. En la cuarta se cuentan los hechos de Isaac, Jacob y José hasta la muerte de este gran patriarca, referida en el capítulo LI, último del Génesis.

¿Quién escribió el Génesis?

Moisés escribio este libro estando en el desierto con el pueblo de Israel, por inspiración de Dios, pudo también valerse Moisés de las noticias que tenía en la tradición de sus padres. Leví, su abuelo, con quien había vivido mucho tiempo, había alcanzado treinta años de vida de Isaac. Isaac vivió cincuenta años con Sem, y Sem noventa y ocho con Matusalén, el cual había vivido ciento cuarenta años con Adán. De suerte que la creación del mundo, y cuando se refiere en el Génesis, pudo llegar a noticia de Moisés por relación de sus mismos padres. Además, quizá los israelitas conservaban escritas las memorias de estos sucesos, y en ellas notado el tiempo del nacimiento y muerte de los patriarcas, los nombres de sus hijos y de los diferentes países en que cada uno se estableció. Pero, sea lo que fuere de lo dicho, siempre se ha de reconocer al Espíritu Santo Espíritu Santo por el principal autor de éste y demás libros sagrados.

Moisés, pues, quiso con este libro comenzar a instituir y formar el pueblo, cuyo gobierno le había encargado el señor, pidiéndole delante las grandes verdades de la Religión. Describe la creación del Universo, el origen del género humano, la felicidad de nuestros primeros padres, de que hubiéramos gozado todos sus descendientes, si ellos no hubiesen desobedecido al Criador; la corrupción general de los hombres castigada con el diluvio universal, en el cual solamente se salvó en el Arca Noé con su familia; la confusión de las lenguas y la división de las tierras entre los hijos de Noé; la separación de uno de los descendientes de Sem para ser el padre de los creyentes y la estirpe del pueblo de Dios; y finalmente, la vida de los patriarcas hasta José. Tales son los grandiosos objetos de éste libro. En él halla el cristiano no sólo el conocimiento de la existencia del verdadero Dios y de sus atributos, sino también la luz necesaria para conocerse a si mismo, su corrupción y su miseria, lo que le conduce a levantar su mente y dirigir su corazón hacia aquel celestial Libertador, cuya sola gracia puede sacarle del pecado y sostenerle en medio de las tentaciones de la vida presente. Los misterios de éste Divino Salvador se ven amigablemente figurados en los principales sucesos que se refieren en el Génesis. Así, la muerte violenta e injusta que había de sufrir por la envidia de sus hermanos, la vemos figurada en la de Abel; su vida oculta en la de Enoc; su cualidad de Salvador, en Noé salvando en el Arca al género humano; su vida de continuos viajes, en la de Abrahán; su sacerdocio, en el de Melquisedec; su sacrificio, en el de Isaac; sus trabajos, en los de Jacob; su sufrimiento y gloriosa resurrección, en las humillaciones de José y la gloria que de ellas se le siguió.

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