Puede que la muerte me esté acechando y yo no termine de darme cuenta.
Puede que este sea mi final, aunque me encantaría pensar que es un nuevo principio.
Puede que me haya llevado demasiado tiempo al límite de todo y ya sea hora de caer.Miles de veces me aparté la mirada, pensando que ignorándome todo iba a solucionarse, pensando que quizás así la vida fuese a merecer un poco más la pena. Pero soy consciente de lo enormemente equivocada que estoy.
Apreciar el simple movimiento de las nubes surcando el cielo.
apreciar el suave vuelo de los seres que son capaces de acariciar la nada.
La ligeras figuras que se deslizan por el asfalto, por el mar, por mi mente..Apreciar y tan solo eso.
Me frustra el haber estado cegada por tanto tiempo, el no haber sido capaz de valorar las cosas hasta que los segundos han decidido detenerse para mi.
Y es triste, es tan triste.Es triste ver como todo a tu alrededor sigue su curso con tanta normalidad, mientras tu cabeza solo piensa en la vida que nunca supiste ver.
Y duele, claro que duele.
Duele querer cambiarlo todo ahora, cuando ya no hay otra opción más que asumir la culpa y vivir con esta gran pesadez en la conciencia, por siempre.Me encantaría jurar que voy a cambiarlo todo contad de tener una nueva oportunidad, contad de sentir de nuevo la vida tan bella que tantos dicen experimentar, pero ya no.
Ya no hay más oportunidades para las velas que se consumen, ya no hay más oportunidades para los que lloran junto al mar, ahogando sus lágrimas como si alguien fuese a recogerlas y conservarlas con toda su vida.
Ya todo ha decidido desvanecerse, tanto, que ni mis dedos pudieron notar el ligero roce mientras decidía marcharse.
Pero la vida es vida, para mi y para todos.
Para los que sueñan.
Para los que permanecen despiertos noche tras noche.
Para los que saben vivirla.
Para los que ya la han perdido.
Para los que no saben valorarla.
Para los que han encontrado miles de caminos y respuestas.
Para ti.Y para mi, que me hallo entre los ciegos e ignorantes que acabaron cayendo.