Era una linda casa, entramos y me presentó a su familia.
– Hola mamá, he traído a una amiga hoy. – dijo Danilo.
– Hola, ¿qué tal tu día? – dijo su madre.
– Bien. Mira, ella es Michelle Liejett.
– Mucho gusto señora – le tendí mi mano la cual estrechó suavemente.
– El gusto es mio. – respondió.
En ese momento salió de la cocina el hermano gemelo de Danilo; era un chico idéntico, en todo el sentido de la palabra, a Danilo, solo que tenía el cabello corto.
– Hola, yo soy Daniel. – dijo el gemelo.
Le sonreí a modo de respuesta. El se quedó mirándome de una forma extraña y seductora a la vez. No pude hacer ningún comentario porque simplemente me caí al suelo. Me quedé sorprendida porque la causa de mi caída había sido un Golden Retrievert, el cual no paraba de lamerme la cara.
– ¡Robert! – gritaron los gemelos y su madre al unísono.
El perro se hizo a un lado y los dos gemelos se apresuraron a levantarme.
– ¿Estás bien? – preguntó Daniel. Había una pequeña nota de alerta en su voz.
– Si. Me tomó por sorpresa. – dije.
– Es raro. Nunca es tan amigable con la gente extraña. – dijo Danilo.
– En fin... – dije.
– ¿Qué tal si vamos a i cuarto y jugamos un poco de videojuegos? – dijo Danilo.
– ¡Si! ¿cuales tienes? – dije animada.
– ¿Te gustan? – preguntó Daniel.
– ¡Claro! ¿y por qué no?. Pero todavia no han contestado mi pregunta.
– Bueno.. tenemos GTA, San Andrea's, Zelda, WOW, Halo y Minecraft. – dijo.
– ¡Genial! Suy muy buena jugando Minecarft. – expliqué.
Los dos pusieron los ojos en blanco.
– Vamos – dije – ¿qué me darán a cambio si les gano? – pregunté animada.
– Hmmm... ¿qué tal una salida a cine?
– ¡Hecho! – dije.
Dicho esto, subimos a la habitación de Danilo y empezamos a jugar.
***
– ¿Vieron?, les dije que ganaría. Ahora me deben una salida a cine.
– ¡No es justo! – dijeron los dos a la vez.
– ¡Oh, si. Si lo es!. – dije victoriosa.
Habíamos jugado una hora y media. Luego bajamos y comimos pasteles y tomamos Coca–Cola. Se hizo mas tarde de lo habitual, por lo que tenía que regresar a casa.
– Chicos, tengo que regresar ya a casa.
– ¿Tan pronto? Quédate un poco más.
– Creo que tendrá que ser otro día. – dije.
– Bueeeno... ¿y qué tal si vienes mañana? – dijo Danilo.
– Si, podríamos camina y explorar un poco mas el bosque. – propuso Daniel.
– Claro. Cerca de mi casa hay una charca hermosa, podríamos ir a nadar un poco. ¿Qué les parece? – propuse muy animada.
– ¡Genial! Ahorita mismo busco mi bañador. – dijo Daniel.
– Y yo. – dijo su hermano.
Reí de lo que dijeron los gemelos. Hasta yo cuando llegara a casa buscaría el mio.
– Bueno, creo que ahora si debo irme.
– ¿Te acompaño? – preguntó Danilo.
– Mmm... si. Aunque no lo parezca le temo a la oscuridad. – dije, no sabiendo que luego la amaría.
Mi comentario les produjo risa.
– Ok. Voy a buscar mi chaqueta. – dijo Danilo desapareciendo por las escaleras.
Daniel y yo nos quedamos a solas en la cocina. Me estaba empezando a poner nerviosa. Pude darme cuenta que Daniel se acercaba lentamente a mi. Cuando ya estaba totalmente cerca me aparté y salí corriendo.
– Espera... – fue interrumpido por Danilo.
– Vamos Miche, ya estoy liso.
– Ok. – me acerqué a Daniel y le di un beso en la mejilla – adiós Daniel, fue un gusto conocerte.
– Adiós linda, igualmente. – antes de desaparecer por las escaleras me guiñó y me sonrió pícaramente. Puse los ojos en blanco. Consiente de que Danilo me observaba dije para cambiar de tema:
– ¿Vamos?
– Si. – dijo un poco inquieto.
Salimos de su casa y empezamos nuestro camino. Hacía bastante frío, por lo que me estremecí. Danilo, obviamente lo notó, y se me acercó a mi y pasó su brazo derecho por mi cintura. Me sentí a gusto con él, además olía delicioso.
– Michelle, tengo que decirte algo. – dijo deteniéndose y haciéndome detener también – si alguna vez Daniel te dice algo o intenta hacer algo que no quieres, dímelo inmediatamente.
– ¿Por qué lo dices? – pregunté.
– Sabes por qué lo digo. Cuando fui por mi abrigo se que intentó hacer algo, ¿no es así?.
– Bueno...solo se acercó, pero inmediatamente salí corriendo. – expliqué.
– Y también cuando se despidió de ti – dijo con rabia – sé que es mi hermano, pero si te llega a tocar...
Lo interrumpí poniendo mi dedo índice en sus labios. Luego le tomé su rostro entre mis manos y dije:
– Tranquilo. Si ocurre algo te lo haré saber. – y como ya estábamos al frente de mi casa, me despedí de él. Me acerqué a Danilo, todavía con su rostro entre mis manos, le besé la mejilla. Me retiré un poco sonrojada – Adiós Daniel, lo pasé genial, gracias.
– Bueno, para eso estamos los amigos. – dijo y espero a que entre a casa, luego se alejó desapareciendo de mi vista.
Saludé a mis padres, cené y fui directamente hacia mi cuarto. Fui hasta el armario, elegí una pijama de shorts y lusa sin mangas color negra, luego entré a mi baño, me cepillé los dientes y me duché. Duré veinte minutos en la ducha, me luego me sequé y envolví mi cuerpo en una toalla. Salí del año y me puse la pijama que había elegido y me tumbé en la cama. Lentamente reviví todos los sucesos durante el día hasta que me fundí en la inconsciencia.
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ÉL En mi vida
Dla nastolatkówMi vida era como la de la mayoría de chicas a los 16 años : rutinaria. Tenía amigos y todo eso, mi vida era "normal" hasta que lo conocí a él: Danilo Woods.