¡¿Que rayos pasa conmigo?!

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Se ve que le caí tan bien a los padres de Martin que me invitaban casi todos los días a su casa, su hermana siempre estaba ahí, pero de a ratos, porque se iba a su habitación y se quedaba allí casi todo el día, yo aún no sabía su nombre, pero tampoco me animaba a preguntárselo a Martin.  Lose, no tiene nada de malo querer saber su nombre, pero solo, no me animaba. ¿y que por que quería saber su nombre? No lo se, solo me interesaba saberlo, moría de ganas por hablarle, se notaba que era muy linda persona, y no puedo explicar por qué,  pero cada vez que la veía, me daban más ganas de acercarme.

Paso el tiempo y llegamos a los seis meses de novios con Martin, ¿y que como dure tanto con el si aun no lo amaba? Pues no lo se, solo se que cada vez que iba a su casa lo hacia solo para verla a ella, y pues si, por si lo querian saber, si, aun seguía sin hablarle a su hermana, aunque... ¡ahora si sabía su nombre! Ella se llamaba Samantha, ¡que nombre más hermoso!

Un día Martin me pidió que fuera a su casa, me dijo que el no estaría, ni sus padres, que lo esperara, pero que no me preocupe que Sami estaría allí para abrirme la puerta y así esperarlo adentro, el estaba retrasado en su entrenamiento y no podía irse de allí.

-¡Oooh, pueees, claro amor!- exclamé emocionada.

¡Era mi oportunidad! Al fin solas, ¡tal vez le podría hablar y seriamos muy buenas amigas!. En ese momento pasaron miles de pensamientos por mi mente, estaba muy emocionada.

Llegue lo más rápido posible a su casa, corrí tanto que sentía que mis pulmones explotarían, al llegar toque timbre como 10 veces seguidas tal vez, y... ¿adivinen quien abrió la puerta? Pues claro, ¡quien mas! ¡SAAAAMIIIII!

-¡Oye! ¡calmate!- dijo con voz cortante
-....
-No es necesario tocar tantas veces, el timbre. Si anda, tal vez no lo escuches pero, si anda.

Yo estaba con una sonrisa de oreja a oreja, no aguantaba las ganas de gritar, tampoco sabia que decirle, claro que si escuchaba lo que decía, pero no me salia ninguna palabra, fue extraño, jamás me había pasado algo así.

-Tina, ¿Estás bien?
*¡oh por dios! Sabe mi nombre*
-Oye, Tina.
-Oh si, si, lo siento Sami.
-No hay problema bobita- dijo riendo y metiéndose a la casa.

*¿Bobita? ¿Eso será un alago? Oh por dios tal vez esta queriéndome decir algo, no lo se*

-¿Tina? Grito de la cocina
-¿Si?
-¿No entrarás? Congelaras la casa
-Oh si claro, lo siento.

¡Estaba congelada!

*No lo entiendo, ¡¿Por que me pasa esto?!*

Sabia que estaba mal, no era normal que me ponga así por una chica, y menos si yo tenia novio, no llegue a entender el porque de la situación en ese momento. Me puse a pensar en todo lo que hacía solo por verla, ¿Iba todos los días a la casa de mi novio solo para ver a su hermana? ¿Es encerio? ¿No se supone que esto me tiene que pasar con la persona a la cual amo?

-¡¿Que rayos me esta pasando?!- susurre un poco fuerte.
-¿Me hablaste?- dijo detrás mio
-¡Oh que susto! No, no, solo pensaba- dije riendo como tonta.
-¡Ten! Te traje jugo
-Oh gracias Sami
-Pues, de nada, te vi un poco agitada cuando llegaste y creí que te haría falta
-Owwww eres mi héroe
-¿QUE?- Dijo riendo
-Oh, oh nada, solo una bromita
-Aah entiendo- y se fue a su habitación.

No lo podía creer, la primera charla que tuve con ella y lo arruine, por dios, pero que estúpida.

Conociéndome Donde viven las historias. Descúbrelo ahora