Cloudy Day.

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Día nublado, estaba sola sin nadie quien me acompañase, nadie quería hablarme, todos me ignoraban, hasta que él vino. Sólo él, él parecía nunca aburrirse de mí, nunca me ignora, y si va a hacerlo antes me avisa.

Mientras me acercaba, me acomodaba mis pulseras, hacia un frío y mil infiernos, mientras que él, mi ahora mejor amigo tenía su abrigo.

Iba a abrazarlo, hasta que él hizo un movimiento rápido y me colocó su abrigo sobre mis hombros, cubriéndome. Levante mi mirada, totalmente confundida, y al ver su sonrisa decidí sonreír.

Ahí fue cuando me di cuenta de sus brazos llenos de tatuajes, mis manos acariciaron sus tatuajes marcados en su piel, mientras el sólo decidió agarrarme de la cintura. Su voz al fin decidió decir algo.

Puedes ponerte el abrigo, Princesa.—oí que dijo, tal vez fue en susurro, o tal vez simplemente lo dijo en voz alta, pero lo único que sé es que decidí ponerme el abrigo.

Me quedaba grande, hice puchero al oír que el reía por mi reacción. Lo mire fingiendo enojo, este solo reía y reía a carcajadas, mientras yo me iba enamorando cada vez más de su risa.

—¿De que te ríes?—digo, cruzándome de brazos frunciendo un poco el ceño.

De tu ternura, y belleza, Pequeña. —dice él, simplemente sonriendo otra vez.

Reí moviendo mi cabeza en manera de negación y lo abracé, colocándome en puntillas para poder darle un beso en la mejilla. Este corrió la cara para darme un beso en los labios y yo me separe fingiendo otra vez un enfado.

Cuánto amaba hacerlo reír con mis boberías.

Este se subió en su Skate, decidí seguirlo, corriendo. Este se baja del Skate en un momento, y yo decidí luego subirme a su espalda.

Íbamos corriendo por las calles vacías, todos nos observan, pero nos dio igual. Nosotros solo reíamos, yo iba despeinando su cabello y jugando con este mientras el me agarraba bien para no dejarme caer. Mi cabello caía sobre sus hombros, el corría y corría. Hasta un punto en que se sentó en el césped conmigo aún en su espalda, agotado.

—¿Sabías que te quiero?—susurró en su oído y este asiente sonriendo, volteándose para verme a los ojos.

Yo también te quiero, espero que lo recuerdes, siempre.—susurra y me da un beso en la frente.

El siempre con su manera de hacerme sentir protegida.

Deja VuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora