La sala de Menesteres

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A lo largo de los años, en todas las generaciones de alumnos que han pisado Hogwarts, siempre, siempre hay alguno que descubre los mágicos secretos que oculta la Sala de Menesteres. Draco Malfoy era uno de ellos.

Gracias a la misión que Voldemort le había encomendado, cada vez pasaba mas tiempo ahí, incluso ya la sentía como una segunda sala común. Normalmente iba ahí para reparar el armario evanescente pues tenía que hacerse a lo muggle, pero en contadas ocasiones cuando necesitaba urgentemente un momento a solas, para pensar y relajarse, entraba con el único deseo de pasarla bien. Hoy era uno de esos días.

McGonagall, había aplicado un examen, él era listo, pero necesitaba estudiar mucho para poder alcanzar la nota que deseaba, y con el tema de su misión, la vida en Hogwarts, no era nada fácil.

Y como todos saben, después de un ardua semana de trabajo sin cesar, no había nada mejor que relajarse con un delicioso baño de burbujas, normalmente usaría el de prefectos, pero era mas seguro y mas cómodo el que sus deseos podían fabricar en esa sala.

* * *

Hermione estaba cansada, tanto física como mentalmente, necesitaba con urgencia desestresarse, las clases con el ED cada vez se ponían más difíciles, por no hablar de los exámenes de transformaciones, que la dejaban sin algunas valiosas horas de sueño. Y podía verse en su cara, tenía unas ojeras del tamaño del mundo y su cabello, de por sí, enmarañado como ningún otro, estaba en su peor época debido al grandísimo descuido con que lo traía la chica.

Buscando un lugar para relajarse, llegó a la Sala de Menesteres. Sin una idea clara de lo que quería, caminó tres veces frente al muro. Deseó un lugar para poder desestresarse. Al instante apareció la conocida puerta de madera y Hermione no esperó ni un segundo para entrar.

No le sorprendió encontrarse con un baño aun mejor que el de prefectos. De hecho su primera opción había sido ir ahí, pero de ultimo momento había cambiado de parecer y ahí estaba.

Comenzó a desvestirse, al arrancarse la ropa, se arrancaba el sueño, el examen de transformaciones y las clases del ED que la habían tensado esos últimos días. Tomó una bata de seda y se acercó a la tina.

* * *

Estaba tan relajado. Sentía cada uno de sus músculos liberando la tensión de aquellos días con el agua tibia. Tenía la cabeza echada hacia atrás en una de las gradas de la tina, había aparecido solo hace unos minutos cuando el deseó recargar la cabeza en el agua de manera que esta llegara hasta sus orejas. Disfrutaba con los ojos cerrados.

Levantó la cabeza cuando sintió una vibración en el agua , seguramente no la habría sentido de no ser porque el agua le cubrió completamente la cara.

Al principio pensó en Myrlte, aveces aparecía en el baño de los prefectos (otra razón para no usarlo tan seguido) por lo que no sería raro que apareciera aquí, pero luego recordó su condición de fantasma que le hacía imposible mover objetos. Incluyendo el agua.

* * *

Hermione se sumergió en la tina, que ya estaba llena y con jabón. No había nada mas relajante en este mundo que poder limpiarse las preocupaciones en agua tibia con olor a rosas y jazmines.

- ¿Quién está ahí? - dijo una voz masculina. Y no cualquier voz masculina, esa voz masculina. Malfoy. Draco Malfoy.

* * *

Hermione: en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora