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Desperté en el sillón, el mismo lugar en el que me había quedado dormida ayer. Ares estaba dormido medio en el suelo, medio en el sofá. Ahora, con sus ojos hipnotizadores cerrados, pude apreciar su rostro; tenía unos labios carnosos, de esos que las mujeres envidiamos, y sus cejas eran muy oscuras comparadas con su cabello claro. Era atractivo, muy atractivo, tanto como su hermana Diony.

Intenté levantarme sin moverme mucho para no despertarlo, pero al apoyar la rodilla izquierda una intensa punzada de dolor me hizo pegar un grito que tuvo la función de alarma de despertador.

– ¿Estas bien? – me preguntó Ares todavía adormilado.

– Si, solo es mi rodilla... de nuevo.

Todavía dormido, se levantó como pudo, se paso las manos por el cabello y luego sacudió la cabeza.

– Quédate aquí y yo iré a ver si ya llegó la enfermera. No te muevas. – y salió por el retrato.

Realmente no se a donde podría haberme ido, no creo que a mi pierna le gustara demasiado caminar.

Incliné mi espalda hacia el respaldo y miré el techo, me puse a pensar en lo que había pasado ayer, realmente sentí como si le importara, aunque probablemente solo fuera lastima por la chica que apareció en el castillo, no recuerda nada y se lastimó su estúpida pierna.

Me asustaba saber mas de Ares que de mi misma, todo era muy confuso. Y no ayudaba el hecho de que al cerrar los ojos e intentar recordar no pasara nada.

Después de un tiempo que a mi me pareció nada – aunque según Ares fue bastante – regresó con la respiración algo agitada, parecía que acababa de correr un maratón.

– La señorita... – respiro – dice que... – respiro – que vayas,... – respiro – que te lleve... – respiro – solo ven.

Dio un largo respiro y luego se acerco para cargarme pero no le dejé.

– Estas muy cansado, ¿cómo me vas a llevar?

Le restó importancia con la mano.

– Correr hasta la enfermería no es nada comparado con lo que nos pone James en los entrenamientos. – La respiración ya se le había normalizado. Pero no me convencía, seguía viéndose algo cansado, si me cargaba seguramente me caería, pero como si me leyera el pensamiento añadió – Vamos, no te dejaré caer. La señorita Blatchard ya debe estar esperándonos.

Se acercó y de nuevo volvió a cargarme en sus fuertes brazos, por un momento creí que tenía súper fuerza o algo así, porque parecía como si estuviera cargando una pluma.

Salimos de la torre para dirigirnos hacia la enfermería, nada era diferente en el castillo; seguía vacío, aunque esta vez cuando llegamos no nos encontramos a nadie.

La puerta estaba entreabierta de tal manera que dejaba ver unas cuantas camas blancas y a una mujer vestida de blanco que supuse sería señorita Blatchard. Era una mujer que no tenía nada de señorita, era la mas vieja que alguna vez hubiera visto – o que recordara – parecía tener mil años. Con el largo cabello blanco en una trenza que había sujetado a su cabeza no daba una buena imagen de enfermera, pero ¿qué sabía yo?

Entramos a la sala y Ares me dejó suavemente en una de las blancas camas, el lugar no parecía muy acogedor, pero no me podía quejar. Enseguida la enfermera se me acercó, me miró a la cara, la tenía tan cerca que por un momento me temí que fuera a besarme, suposición completamente ridícula.

– ¡HOLA CARIÑO!, ¡ARES ME HABLÓ DE TI!. – me gritó la vieja con una sonrisa de lo mas falsa

– Señora Blatchard, baje la voz, la señorita no está sorda, ¿o sí? – La voz provenía de la puerta, y para mi sorpresa era la de un anciano incluso mas viejo que la enfermera, que en este momento volteaba asombrada hacia donde yo. Negué con la cabeza – Me alegro. Permítame presentarme, soy Albus Dumbledore.

– Encantada. – Por un segundo su nombre me pareció familiar, pero solo fue una pequeña sensación que se desvaneció igual de rápido de cómo llegó. El tal Albus irradiaba conocimiento, se veía como una persona interesante. – Hermione... Hermione Granger.

– Un gusto – dijo y me tendió su mano que acepté extrañada. ¿Quién era ese hombre?

– Seguro que en este momento te estas preguntando quien soy, – déjeme ver, ¿será un adivino? – y me siento orgulloso de poder responder que soy el director de esta bella y mágica escuela, ¿quién es usted?

– No lo sabe profesor – intervino Ares, que se encontraba pegado a la pared, pero no recargado. El director se volteó hacia él y lo miró a través de sus gafas de media luna.

– Joven Blair, me parece que ya cumplió con su tarea de traer a la señorita sana y salva hacia aquí y si no es mucha molestia le pido que se retire, seguramente le gustaría aprovechar los últimos días de vacaciones para algo mas productivo... tal vez ¿la tarea?

– Con todo respeto señor, yo la encontré y la he cuidado desde ayer, me gustaría estar presente si se pudiera.

Dumbledore volteó a verme alzando las cejas y yo asentí levemente, en ese momento me convenía tener a Ares ahí, por alguna extraña razón ya lo consideraba un amigo, bueno, tal vez no tanto, pero si era alguien de confianza y en ese momento sabía mas de mi que ni yo misma. Ares me sonrío y se recargó en el muro.

– ¿Con que no lo sabe? – me volví el centro de atención del anciano.

– ¿Qué? – susurré

– Usted. Quién es. – Mi cerebro no pudo hacer otra cosa que negar con la cabeza. – La respuesta es obvia, ha sido desmemorizada, la pregunta es ¿cómo? ¿quién? y ¿porqué?, tengo la sensación de que la señora Blantchard puede resolver al menos una de estas dudas ¿No es cierto? – dijo mirando a la enfermera.

Desmemorizada, ¿qué significa eso?, si alguien me borro la memoria ¿porqué los demás tampoco me recuerdan?, sería posible que a ellos les hubieran hecho lo mismo. Merlín que abrumador

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Probablemente mañana no podre subir el capitulo, por eso se los dejo desde hoy. 

Espero les guste, no se olviden de votar y comentar ❤

Hermione: en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora