- The family doesn't end in blood.

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Dean fue el primero en despertarse tras sentir el frío inundar su espalda. Abrió inmediatamente los ojos recordando lo que había pasado anoche, sentándose como un rayo, se revolvió el rostro pùdiendo notar como un peso caía sobre su estomago. Era Jared, recostado a su lado aun durmiendo placidamente, ¿cómo podía dormir como un bebé en esta situación? Ni siquiera eran pareja aún, tal pensamiento hizo ruborizar a Dean como un rayo, ya que aún no se sentía demasiado listo para poder imaginarse con alguien. Aún le guardaba cierto cariño a Castiel pero, a pesar de que necesitaría algunos días más para avanzar, esperaba que Jared le ayudase en aquella etapa de su vida. Cinco minutos después Jared desperto, sonriendo al ver a Dean despierto de inmediato se abalanzo contra él, besandolo despacio y recorriendo lento su cuerpo con las manos. Tales acciones habían tomado a Dean desprevenido aunque no se quejo, después de reaccionar correspondio al tacto del más alto; dando pequeños besos desde sus mejillas hasta los labios, donde los mordisqueo con ligereza. Paro. No podían tener sexo dos veces en ese lugar, necesitaban aclarar las cosas entre los dos.

- Jared, espera... -murmuró sobre sus labios, dandole un ligero pico para que no se molestase.

- ¿Qué sucede? -conecto su mirada con los de Dean, sonriendo, mirandolo tan fijamente que podía denotar el rojo que comenzaba a atacar su rostro.

- Pues...lo de anoche -pronto comenzó a tartamudear por la vergüenza, su pudor estaba al mil.

Entonces Jared suspiro con una sonrisa, atrayendo al más bajo contra sus brazos, quedando recostados sobre el cesped un rato más, disfrutando de lo preciosa que había sido esa mañana para ambos desde hacía mucho tiempo, bastante en realidad. Tanto Jared como Dean sentían un fuego crecer poor sus pechos, la sensación de aves revolotear sus estómagos, la estúpida sonrisa que ambos se dedicaban mientras sus labios, el hecho que ahora pudieron probar la piel del otro sería una poderosa adicción. Minutos después entre mimos y caricias, decidieron vestirse nuevamente; Dean agradecía a todos los dioses no haber pescado un resfriado o sin dudas no iba a poder ir al trabajo al día siguiente. Tomaron la basura que habían dejado ahí, depositandola sobre el basurero correspondiente y descendieron hasta donde se encontraba el auto. Dean aún se sentía extraño, avergonzado, no podía ver a Jared a los ojos por más de diez segundos sin comenzar a sonrojarse como una chica enamoradiza, además que no era el tipo de persona que se tiraría un polvo con alguien que tenía poco de conocer, pero bien dicen que todo puede pasar, ¿no?. Cuando estaba a punto de abrir la puerta del copiloto sintió como fue empujado contra esta, siendo apresado por Jared, podía notar un extraño pero intenso deseo creciendo dentro suyo.
Entonces Jared lo beso, un beso tan íntimo como sucio, dejando que su lengua explorase la boca de él, casi introduciendola hasta su garganta. La temperatura comenzaba a incrementar, con el simple tacto de sus bocas Dean ya estaba enloqueciendo; cuando la falta de aire se hizo presente, se separaron solo unos segundos para calmar sus respiraciones, pegando ambas frentes mientras se miraban a los ojos.

— Me gustas, muchísimo —el primero en romper el silencio fue Jared.

Ante sus palabras, Dean abrió los ojos un poco más de lo normal, ¿había escuchado bien? ¿debía darse nuevamente una oportunidad en el amor?

— Repítelo —expreso en un tono más agudo, aun los nervios corrían por todo su sistema.

— Me gustas, Dean, me gustas.

Como sellando su pacto, ambos volvieron a besarse, esta vez el ritmo fue suave, lento, saboreando cada instante que sus labios danzaban entre sí. Era un pensamiento demasiado rápido el decir que se complementaban entre sí, pero así sus corazones comenzaban a sentirlo. Dean tenía como un súper poder, así lo decían sus pocos amigos, era como si su sexto sentido estuviese más avanzado que el de los demás, podía percibir en ciertas ocasiones cuando iba a salir bien o mal, este era uno de esos casos; confiaba en que Jared podría darle tal satisfacción y confianza que necesitaba, el amor que tanto había deseado y anhelado, un amor correspondido.
Porque el sabor de sus labios, la forma en que se acariciaban constantemente, se rozaban, jugueteaban entre sí, llenaba de calor el pecho de Dean, le daba constantes fuerzas para salir adelante.

Doppelgänger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora