Capitulo 1

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Para tener una perla, se tienen que cumplir varios requisitos que no cualquier gema cumple.

Por ejemplo, haber sido una guerrera notable y de gran fuerza; haber descubierto una innovación tecnóloga importante; ser de utilidad para las Diamantes o simplemente haber sido creada con un estatus superior a los demás.

Si el último es tu caso, no será tan sencillo. Tendrás que llenar fórmulas y entrevistarte con la encargada para darles tus motivos válidos para tener una perla.

Las perlas son demasiado caras de hacer como para estar regalándolas por ahí.

Por eso cuando a la Morganite Rosa, le anunciaron que podía pasar a recibir su nueva perla. Ella rápidamente de dirigió al templo del aire acompañada de dos rubies.

Fue recibida por una peridot, que le pidió que la acompaña a terminar el papeleo necesario.

—Ustedes dos, quédense por aquí— Dijo Morganite, demasiado enamorada con la idea de tener una perla como para que le importara lo que sus guardianes hicieran.

Morganite y Peridot, entraron en los pasillos del templo dejando atrás a las rubies.

—¿Ahora que hacemos?— Preguntó la Rubí con la gema es su estómago.

—Mantenernos por aquí— Le respondió la otra con un encogimiento de hombros.

Ambas rubíes con un suspiro cansado de dejaron caer al suelo y se mantuvieron en silencio por un largo tiempo.

Hasta que empezaron a escuchar en la habitación continúa música.

La música era un lujo que solo las gemas más importantes podrían apreciar, así que ambas rubies quedaron casi hipnotizadas por lo que escuchaban.

—¡¿Lo escuchas?!— Preguntó casi gritando la Rubí con la gema en la frente. —Es hermoso... necesito escuchar de cerca.

—¡Pero Rubí, nos ordenaron estar aquí!— Respondió la otra alterada.

—No exactamente... nos dijeron que estuviéramos por aquí— Le replicó y tomándola de la muñeca, arrastró a su amiga más y más cerca de la música.

Las los rubíes, llegaron a la puerta de donde salía el sonido. Y con todo el cuidado que una rubí puede poner se asomaron a la puerta.

Era un enorme salón, todo lleno de luz y objetos valiosos.

Al interior se encontraban una gran cantidad de gemas de alta sociedad, paseando entre la perfecta línea recta de perlas.

Ellas se encontraban con la cabeza gacha, esperando que llegara el momento de la selección. Había de muchos colores diferentes y todas con su gema en diferente posición, azule, verdes, naranjas, rosas, etc.

Mientras la Rubí con la gema en la frente se encontraba fascinada, la otra miraba con tristeza a las gemas delgadas. No le parecía nada justo, que todos en esa habitación hablaran de ellas como objetos.

Ósea, están vivas merecen más que eso. Pensaba.

Cuando recorrió nuevamente el salón con la vista, notó que una de las perlas estaba más nerviosa que las demás. Sus dedos rosas moviéndose sin parar y el movimiento de uno de sus pies detonaban incomodidad a niveles alarmantes.

Y mientras la Perla rosa seguía así, Rubí sintió la necesidad de llevársela lejos donde nada más le molestará.

Un codazo es sus costillas la saco de sus pensamiento.

—Con que mirando a las perlas ¿eh?— Dijo burlona su compañera.

—Tal vez— Le respondió nerviosa.

—Quizás algún día tengas tu propia perla— Le sonrió su amiga — Solo tienes que vencer a una criminal de guerra... y estaré ahí para ayudarte cuando pase.

Rubí le sonrió a su amiga, pero su atención seguía en la Perla lejana.

Lo que la saco de sus pensamiento fue la mano es su hombro y la siguiente oración. 

—¿Que hacen ustedes dos aquí?

Aquella Perla. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora