—¿Rubí?Y con esa pregunta Morganite logró sacar de su trance a la nombrada y a la Perla que era más disimulada.
—¿Si?— Dijeron al mismo tiempo ambas rubíes.
—Tú— Dijo mientras señalaba a la que tenía la gema en la frente — Necesito que me acompañes, algunos robonoides no estás funcionado bien, así que ayúdeme a llevarlos con las Peridots en cuanto lleguemos a al templo.
Cuando llegaron por fin al templo. Se hizo exactamente lo que la gema más alta quizo.
Todos la siguieron sin embargo, y entre las rubíes y la perla, llevaron todos los robonoides descompuestos al portal. Pero solo Morganite y una Rubí subieron a él.
—¡Mi lady! ¿Qué voy a hacer yo?— Dijo asustada Perla.
—¡Ay! no se, recorre el lugar, que Rubí te de un tour o algo— Al terminar de decirlo, la gema activo el portal dejando solas a Rubí y Perla.
Por un corto periodo de tiempo, las dos gemas se quedaron estáticas en su lugar. Una de ellas aterrada por el nuevo lugar y la otra demasiado emocionada como para lograr moverse.
—¿Quieres ese tour?— Dijo dulcemente la más baja.
—Y-yo... creo.
—Bueno, ven por aquí— Dijo sonriendo Rubí, abriendo una puerta para comenzar a ver las habitaciones.
Perla, vacilante entró en la habitación y siguió a Rubí, por un buen tiempo se mantuvo unos tres pasos detrás de ella y solo miraba tímidamente a su alrededor.
Rubí, explicaba los usos de cada cuarto y le advertía sobre los pequeños defectos.
—Aquel panel de encuentra flojo y es posible que caiga. De aquella fisura sale vapor que podría pufearte y por esas escaleras a veces se caen robonoides.
Y aunque Rubí se sentía feliz por estar acompañada de "su" Perla, le molestaba que no podía verla bien por caminar demasiado atrás.
Así que, como no queriendo la cosa propuso descansar un momento en un pasillo y cuando Perla se sentó apoyada en la pared, ella se sentó a su lado.
—¿Te está gustando?— Preguntó mirando directamente a Perla.
—Es un lugar grande— Respondió la alta mirando hacía cualquier lado menos a la otra gema.
—¿Pero te gusta?
—No está mal— volvió a responder sin mirar a Rubí.
Rubí, delicadamente tomo la barbilla de Perla y dirigió su rostro al suyo. Y con su mano en la mejilla de la sorprendida Perla le dijo.
—Por favor, mírame cuando hablemos.
Después de esas palabras, ambas mantuvieron contacto visual hasta que Perla desvió la vista al suelo súper sonroja.
—Puedo intentar hacer eso— Respondió en un susurro mientras miraba tímidamente a la rojiza. Ganándose una luminosa sonrisa de Rubí.
—¡Entonces sigamos!— Casi gritó Rubí mientras se ponía de piel y ofrecía su mano para ayudar a levantar a la otra.
Perla sin decir nada más, tomo la mano y se levanto.
Ambas de la mano iban a empezar a caminar, cuando Perla se dio cuenta y se separo rápidamente.
Se alejó un par de pasó y espero que la bajita empezará a caminar. Pero lo que Rubí hizo, fue ponerse a su lado y tomarle otra vez la mano.
—No te soltaré hasta que camines a mi lado a voluntad— Le amenazo amistosamente.
Y aunque tuvo que jalar un poco, logró que ambas empezarán a caminar a la par.
Las gemas, recorriendo todo lo que les faltaba del templo. Ahora, ambas mucho más contentas que al inicio.
Perla por haber encontrado algo –alguien– que le hiciera sentir confianza.
Rubí por estar tan cerca de la otra y que está estuviera feliz.
Aún de las manos llegaron al punto de partida, ósea, el cuarto donde estaba el portal.
Cuando uno de ella está a punto de decir algo. Una luz azul salió del portal.
Y solo unos segundos después de que soltaran sus manos, Morganite y Rubí volvieron.
Morganite, se bajó del portal y pasó entre las dos gemas, cuando estaba cerca de la puerta se volteó.
—Perla, sígueme.
La del vestido siguió caminando.
Rubí y Perla solo pudieron cruzar miradas una vez más, antes que la delgada se apresurara a seguir a su dueña.
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Aquella Perla.
FanfictionLa historia de Rhodonite antes de ser ella misma. Como una Rubí y una Perla se conocieron y enamoraron.