Epílogo

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"Una vez los dos pensamos, hay que separarse, más deshicimos las maletas antes de emprender el viaje..."

La nieve caía a través de los ventanales. Esteban podía observarla mientras tomaba un poco de café. Su mente pensaba una y otra vez que era increíble el giro que había dado su vida en esos años, y todo gracias a María. Su María que todo lo que tocaba transformaba. Ella lo había transformado y ahora no cabía en él otra posibilidad más que hacerla feliz.

Seguía ensimismado en sus pensamientos, cuando a lo lejos, pudo observar un par de coches llegar con mucha dificultad. Inmediatamente fue a recibirlos y el aire helado le caló hasta los huesos, a pesar de estar bien abrigado.

-¡Esteban! Dios santísimo ¿No tienes frio? ¿Qué estabas tomando? ¿Café? ¡El café te cae muy mal mi amor!

-Buenos días para ti también mamá - Diana sonrió apenada y se acercó a darle un beso en la mejilla.

-¿Cómo están los casi cumpleañeros? - dijo Rufino mientras le daba un fuerte abrazo.

-La señora de la casa anda como loca. Yo lo tomo con calma.

-¿Le importa tanto el paso del tiempo a Mary? - dijo Daniela mientras llevaba a la pequeña Diana a saludar a todos. Demetrio venias detrás de ellas.

-No, más bien le preocupa el clima. Cada año es su única preocupación.

-Será terca... - Rufino intervino - cuando se acercan estas fechas nadie la hace entrar en razón de celebrar sus cumpleaños en la ciudad.

-Terca y lo que gusten y manden, pero el día de nuestros festejos, el clima siempre ha mejorado - mencionó María mientras bajaba las escaleras de dos en dos y abrazaba con efusividad a sus padres y suegros - ¿No llegaría Camila con ustedes?

-Bernardo olvido traer la maleta de Mariana, imagínate la guerra que se desató - Manuel comentó.

-Definitivamente ese hombre es un santo - dijo Diana riendo - Camila armó tal escándalo que la calló con un beso, la subió a su camioneta y regresaron a su casa. Después le marcaron a Rufino y le dijeron que nos alcanzaban acá.

-Por lo menos si vendrán. Quiero tenerlos a todos aquí para divertirnos un poco antes de la fiesta. Hasta ahora todos los invitados han confirmado su asistencia.

-Ya es tradición mi amor - Esteban se acercó y le dio un beso en la cien.

-¿Y mis niños? - Carmela observaba las escaleras pero ni Héctor ni Estrella daban señales.

-Siguen dormidos. Ayer su padre les dio permiso de desvelarse viendo películas de terror.

-Pero si tú odias esas películas, Mary - Rufino dijo riendo.

-No si yo no me quede a presenciarlas. El papá sí que se quedó con ellos.

Esteban sonrió burlonamente. Entendía perfectamente la indirecta.

-Bueno pero la culpa la tiene la mamá. Yo ofrecí mis brazos para protegerla - ella le dio un codazo y todos rieron.

-Si sigues por allí te tocará dormir en el cuarto de invitados de nuevo - le dijo en susurros mientras sus padres y Daniela con su respectiva familia, se dirigían a sus habitaciones. Esteban se deleitó viendo las muecas que su mujer hacía.

-Esta vez no tienes escapatoria, todas las habitaciones estarán ocupadas, cielo.

-Encontraré la manera de alejarte.

-Este se está convirtiendo en un juego muy peligroso señora - María disimuló una sonrisa - sabe perfectamente que lo menos que quiere es alejarse de mí.

Y Volveremos a QuerernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora