Parte Once

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-Hola Esteban- María bajó la mirada y comenzó a acariciar los botones de su propio suéter- Disculpa si te desperté...

Esteban se alejó de ella. ¿Cómo podría olvidarse de la promesa que se hizo, si a la primera oportunidad María estaba frente a él?

-Eso es irrelevante. Quiero que te vayas de mi casa.- Seguía sin darle la cara.

-¿Tu casa?- Se le hizo un nudo en la garganta y respiró profundo para poder hablar- Esta es la casa de mis hijos también. De nuestros hijos Esteban- Se acercó a la espalda de él y lo abrazó- No puedes alejarnos de ti...- las lágrimas comenzaron a brotar y Esteban seguía sin girarse a mirarla- Yo... Esteban, yo...

-Tú tienes que irte- se apartó nuevamente y caminó hacía la salida, María lo siguió- María, es mejor que estés con tus padres. Los bebes estarán más tranquilos y yo podré estar en paz.

-¿Qué demonios estos diciendo?- María comenzó a exaltarse.

-María, tranquilízate por favor- por fin la miró a los ojos, un tanto preocupado, y la llevó a sentarse al sofá donde él había estado acostado- Esto es lo que no quería que pasará. A mi lado solo pasarías tristezas y terminarías poniéndote mal- se arrodilló para poder mirarla a los ojos- Sé que soy el culpable de tu última crisis, y no quiero hacerles daño ni a ti ni a nuestros hijos- sin dejar de mirarla comenzó a acariciarle la barriga- me muero si algo les pasa...

-¿Eso es todo?- María parecía haber recuperado el color- ¿Según tú, esto lo haces porque te sientes culpable?

-¡Por supuesto que me siento culpable!- Se puso de pie- No tenía por qué contarte todo eso. Por supuesto que te debía una explicación pero no tuve tacto al decirte la verdad y...- María se había puesto de pie.

-En verdad eso es todo Esteban... ¿?

-¿Acaso esperas más? Con todo lo que te he hecho deberías odiarme... María...- Se sorprendió al sentir las manos de ella en la cintura, abrazándolo- ¿Qué...?

-No me pienso ir, ni ahora, ni nunca...- elevó sus manos hasta la nuca de Esteban- siempre estaré a tu lado...

-María no te quiero cerca de mí- la voz de Esteban sonó demasiado dura, pero ella no quería desistir. -Vete.- intentó separarse de ella pero María no se lo permitió- Cuando tus padres...

-En lugar de estar discutiendo deberías besarme- se acercó rápidamente a los labios de él y lo besó- o abrazarme- sin dejar de mirarlo tomó las manos de él y las colocó alrededor de su cintura, después se puso de puntillas y le susurró al oído- En este momento podríamos estar haciendo el amor...

-¿Pero...?

-¿Eres tonto acaso?- rio con ganas y Esteban la miraba estupefacto- Yo te amo Esteban. Desde que era una niña te he amado...- sonrió- Recuerdas ese día cuando...

-¿Cuando ese estúpido niño te comenzó a molestar?- ella sonrió y asintió con la cabeza. Esteban acarició su cintura- En realidad yo supe que te amaba desde mucho antes- ella rio- Aunque no me lo creas pequeña bruja...- rieron pero Esteban volvió a poner cara seria- ¿Qué fue lo que paso? Si ambos nos queríamos, no entiendo porque nada surgió entre nosotros.

María se sentó de nuevo en el sofá y Esteban hizo lo mismo mientras se tomaban de las manos.

-Cuando tenía 18 años- comenzó a hablar María- Fabiola encontró una fotos tuyas que yo atesoraba, junto con otras cosas. Se burló de mí y me dijo que tú y ella eran amantes. Me dolió tanto que preferí alejarme de ti y me acerqué a Bruno por insistencia de Fabiola. Básicamente, eso fue lo que ocurrió...

Y Volveremos a QuerernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora