Parte Dos

1.6K 120 4
                                    

Giró despacio y miró como Esteban sonreía. ¡Cuánto ansiaba quitarle esa estúpida sonrisa! Comenzó a caminar hacía él pero alguien la tomó del brazo y la desvió del camino...

-¿Qué...? - María seguía mirando a Esteban y no se dio cuenta de quién la había tomado del brazo, pero cuando pudo desviar la mirada se encontró de frente con Camila - ¡No puedo créelo, te dije que no vinieras Camila!

-¿Quién es ese guapo con el que peleabas? - Sonrió y dirigió su mirada hacía Esteban.

-Ese imbécil es Esteban y no sé qué demonios hace aquí - Observó cómo Camila lo miraba sorprendida - no habrás sido tu ¿O sí?

-No, no, no. A mí ni me lances tú miradita que yo no hice nada. Y perdóname no sabía quién era, pero es que admítelo, ¡es guapísimo! Cuando me hablaste de él nunca mencionaste lo sexy que era. Pero obviamente es intocable porque a ti te gusta - mencionó seriamente.

-¿Qué estás diciendo? Claro que no me gusta - dijo apretando los dientes - es un imbécil. - Suspiró - ya que estas aquí acompáñame a la mesa, y de ahí no te moverás para nada - La tomó del brazo y la condujo a la mesa de postres.

¿Por qué estaba allí? Y cómo demonios la había encontrado. Y no solo eso, también sabía lo de su falsa identidad como Victoria Mondragón. Tendría que volver a huir, pero ahora que tenía a Camila podría alejarse y dirigir todo desde lejos. Con ayuda de las chicas y de Marco todo saldría bien...

...

-¿Qué tanto hablabas con esa mujer? - le dijo Mayte posando una mano en su hombro y susurrándole al oído - Parecía como que estuvieran peleando.

-Necesito que me hagas un favor- mencionó sin dejar de mirar a María.

-El que tú quieras...

...

La fiesta estaba en todo su apogeo, prácticamente todos los invitados habían asistido, salvo por un par de invitaciones declinadas.

María observo el lugar. Era una mansión hermosa, y definitivamente podrían entrar miles a una fiesta. Marco tenía un gusto impecable y todo estaba resultando extraordinario... Todo, menos ella. Se sentía observada y eso la hacía ponerse torpe, así que declinó su ayuda en la mesa de postres y prefirió solo observar cómo eran atendidos los invitados, y en el caso de que alguien pidiera su tarjeta de presentación se acercaba y con una sonrisa satisfecha daba sus datos.

-Estos postres son riquísimos ¿podría darme sus datos señorita Victoria? Ya había escuchado mucho de usted - Dijo un hombre alto que degustaba su tan conocido postre de frutas rojas.

-Que amable, ahora mismo le daré mi tarjeta - María sacó de una pequeña caja de cristal la tarjeta y sonrió - espero pueda recomendarnos.

-Por supuesto que lo haré - el invitado comenzó a leer la tarjeta - Tentación. Que buen nombre para su negocio.

-Yo diría más bien corriente...

María volteo sorprendida. Lo que vio fue a una mujer sumamente alta, mucho más alta que ella. Era una rubia impecable y portaba un vestido negro muy elegante. Obviamente era rica y si su memoria no le fallaba, estaba segura de que era modelo.

-¿Cómo ha dicho?- Salió Camila en su defensa.

La rubia rió.

-Dije que el nombre de su negocio es corriente.

-Señorita Martelli, hace mucho que no la veía en un evento- dijo el invitado apenado tratando de cambiar de tema.

-No suelo salir mucho desde que entre en planes de boda, Máximo.

Y Volveremos a QuerernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora