El Lobo Y El Cazador (Crossover)

Descontrol

Capitulo 3: Descontrol

Stiles no sabía qué esperar cuando le propuso esa idea a Scott, sabía que su idea no era tan descabellada cuando se pensaba en Lydia o en Parrish siendo atraídos por el Nemeton, pero estaban hablando de Scott, un hombre lobo alfa con instintos animales latentes dentro de él, cuales podrían salirse de control en cualquier momento si se dejaba llevar por esos impulsos internos...

Pero no es como si Stiles estuviera preocupado, no es como si hubiera siquiera imaginado esa posibilidad, después de todo Scott siempre resultaba ser inofensivo, peligroso, pero inofensivo, y mas con esos ojos de cachorro con el cual siempre le miraba cuando estaba preocupado o cuando buscaba respuestas de algún tipo, ese tipo de mirada que podía quebrar hasta la mas firme de las voluntades, mirada que podía domar a otros alfas, e internamente se preguntaba si acaso Scott era consciente de ese extraño poder dentro de él, no lo sabía.

Ahora lo único que podía saber es que no podía soportar mirar esos ojos que ahora mismo lo observaban con intenso terror, paralizado, sin atreverse a tocarlo por miedo a que sea quebrantado.

Scott estaba aterrado, con lágrimas empañando sus ojos y un odio oculto en ellos, odio a si mismo, Scott jamas podría perdonarse por lo que había hecho, solo miraba en estado de shock la figura de Stiles tumbado sobre el suelo, sumido en un intenso dolor y su mano sosteniendo su hombro el cual emanaba aquel liquido carmesí, cual olor tan característico inundaba las fosas nasales del hombre lobo, Scott quería correr, quería escapar de esa pesadilla, pero sabía que no podía.

No podía dejar a Stiles de ese modo por mas asustado que se encontrara, porque era su culpa.

Y ahora lo único que quedaba era esperar, esperar a que Stiles sea lo suficiente fuerte para sobrevivir a su mordedura.

Unas horas antes.

Scott conducía tranquilamente por la carretera fingiendo no poder sentir la constante mirada de Stiles sobre su persona, había pasado dos horas de viaje y nada había cambiado, Stiles comenzaba a dudar de su plan y Scott comenzaba a dudar del plan de Stiles que no parecía estar funcionando.

Y tras esa realidad Stiles no podía mantenerse quieto, miraba sobre su hombro, a la vez que miraba el camino que recorrían, para luego volver a dirigir la mirada a Scott. Sus dedos se movían inquietos sobre su rodilla, sus piernas se cruzaban y se estiraban con incomodidad.

- Tal vez deberíamos...-

- Tal vez tu plan no esta funcionando.- Propuso finalmente Scott no pudiendo soportar más la mirada penetrante de Stiles esperando a que sucediera algo sobrenatural.

- Si, bueno...- Respondió ofendido, sin siquiera considerar ese hecho.- O tal vez... lo que necesitas es mirar el camino con tus otros ojos...- Scott miro a Stiles como si hubiera perdido la cabeza.

- No voy hacer eso.- Dijo finalmente desesperando a Stiles.

- Por favor, Scott! Solo piénsalo... Liam fue capaz de encontrar el nemeton solo porque utilizó sus ojos sobrenaturales. Intenta hacer lo mismo.- Exigió Stiles moviendo sus manos frenéticamente en un intento para que Scott pudiera comprender.

- Esta bien.- Aceptó finalmente no teniendo otra opción.

Cerro los ojos por segundos y cuando los abrió dio a conocer aquellos ojos intimidantes.

- ¡Muy bien! Confía en mi... Esta vez sé que funcionará. Solo intenta concentrarte, déjate llevar por tu instinto.- Dijo Stiles en modo optimista, dando paso libre para que Scott volviera a conducir, sin siquiera saber que era quizá el peor consejo que se le podría dar a un hombre lobo Alfa.

Scott intentando mantener la concentración condujo con sus instintos despejados, pero mientras más conducía, mientras más avanzaba, su mente se sumergía en los recuerdos, en la inquietud, en el dolor, el recuerdo de sostener a su madre luego de su ultimo aliento, el odio y el deseo de destrozar ARGUS. La preocupación y la incertidumbre, el deseo de querer nuevamente a su manada junto a él, el deseo de querer nuevamente a su familia. El deseo de proteger a Stiles, el deseo de estar a su lado en más de mil sentidos. Pero sabía que no podía, no era posible estar con él en todo tiempo y en todo lugar.

Era consciente de que tarde o temprano irían a por Stiles, y temía por eso, porque no sabía si Stiles seria capaz de protegerse en caso de que él no estuviera presente, porque Stiles no era un ser sobrenatural, ni siquiera era capaz de usar adecuadamente un arma.

Un gruñido de frustración salió de su garganta, estaba tan sumergido en sus pensamientos que apenas notaba el miedo en Stiles, el coche estaba fuera de control, Scott estaba fuera de control mientras conducía a toda velocidad, sin respetar normas o propiedades privadas... Estaba totalmente dispuesto a llegar a su destino.

Stiles en todo caso se sujetaba con firmeza intentando llamar a Scott, pero él no respondía.

Fugazmente pudo notar fabricas y molineros, industrias rurales y centrales eléctricos, se estaban acercando a una ciudad.

Pero Scott No se detuvo, siguió conduciendo hasta adentrarse en un bosque a las afueras de aquella ciudad, la vegetación comenzaba hacer tan espesa que imposibilitaba el transito.

Stiles sabia que terminarían estrellándose contra un árbol, por lo tanto decidió hacer lo impensable, se desprendió del cinturón de seguridad abrió la puerta pensando en saltar en los arbustos, pero no contó con que los ojos enrojecidos de Scott se clavaran en su nuca, avalanzandose contra él y mordiendo automáticamente su hombro.

Stiles gritó ante el dolor, la sangre no tardo en brotar y en manchar su camisa.

Lo ultimo que comprendió es que estaba tumbado sobre el suelo, el aullido de un lobo resonó en sus tímpanos, animales terrestres y aéreos por igual escaparon aterrorizados, pero no tanto como estaba Scott cuando volvió en sí al escuchar el grito de Stiles, Stiles apenas podía entender lo que había salido mal... Scott lo había mordido y la mordedura estaba trabajando sobre su cuerpo.

Ya sea matarlo o convertirlo en un monstruo.

Scott Tan desorientado como estaba, sin recordar nada de lo que había sucedido, simplemente comprendió que había cometido el error mas grande de su vida.

Junto a ellos, un inmenso árbol de roble.