Episodio 5

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4 de julio, 1999

— ¡Déjenla, bastardos de mierda!. — Les grito mi mami a los niños, que no pararon de golpearme hasta que ella los sorprendió.

Yo estaba feliz de que mi mami me salvara, aunque no se las razones por las que estaba aquí, pues nunca viene a buscarme. Pero dejando de lado eso le di un abrazo, viendo como los niños que se reían de mi, ahora, estaban llorando, llamando a sus mamis.

Estaba sola, pues mi amigo se había enfermado, eso supuse.

— Mami...

— Vámonos, Sam. — Dijo ella y me tomo de la mano. No muy lejos pude ver a mi papi, quien me esperaba.

— ¡Oye!.— Escuche la voz de una señora, al voltear vi que le tomaba del hombro a mi mami. — ¡Te estoy hablando!. — gritoneo. — ¿Podrías buscar a tu madre, niña?.

— Yo soy madre.

— ¡Oh. Dios mío...Pero tu eres casi... una niña!. — No supe a lo que se refería con eso. — ¡Por Dios, acaso no sabes la cantidad de métodos que hay para evitar este tipo de cosas!. — Dijo. Algo que yo no entendí. — Pero claro, las niñas como tu nunca supieron escuchar a sus padres y...

— Váyase a la mierda. — Le respondió mi mami.

— ¿Como?.

— Váyase a la mierda.

— ¡Que insolente!.

— ¡A mi me parece más insolente que se meta en mis asuntos!... Vámonos hija.

Mi mami me llevo a donde papi y luego subimos al auto.

Narra Peter Youngstown

Teníamos que sacar lo mas pronto posible a nuestra hija de la escuela, no podíamos dejar que ahora se convirtiera en evidencia viviente de nuestras costumbres. ¿Por que no habíamos hecho antes?.

....

6 de julio, 1999

Narra Sarah Youngstown

Mi hija me había exigido, sin parar, abrir la puerta para dejar entrar a su amigo, quien no paraba de tocar la puerta.

Me arte y lo deje entrar.

Tome la decisión de dejarlos solos a ambos y les dije que trataran de no emitir tanto ruido. Solo son dos niños tímidos, que clase de desorden se podrían ejecutar.

Iría con Peter a la casa de Frank a consumir Crack. Tendríamos la oportunidad de probarlo.

No me importan las consecuencias y soy una madre de mierda cuando digo ese tipo de cosas sin pensar en mi hija.

Pero no soy la única.

MAMÁ Y PAPÁ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora