5 de julio, 1999
Narra Sarah Youngstown
Ya habiamos llegado a la casa de Frank, pero nos topamos con la sorpresa de que tenía un tipo de fiesta en su casa. Todos drogados y jóvenes.
Yo le dirigí la mirada a Peter y él me devolvió una sonrisa complacida, le seguí el juego y le devolví la sonrisa.
Peter me dijo que iría a por el Crack y yo me quede esperando.
— Allí esta, Sara. — Escuche la voz de una vieja conocida, pues no se me da la gana apodarla como amiga. Peter tambien pudo oírla y se devolvió automáticamente. — ¿Como esta tu hija?. — Dice y me salpica cerveza.
— Que te importa como este nuestra hija, Daisy. — Se entromete Peter.
Peter me tomo de la mano e hizo que nos retiraramos y entramos a la casa en donde encontramos a Frank, sentado en un sofá, fumando con una pipa de vidrio.
Narra Peter Youngstown
Es una pena que Daisy sea mujer, pues me gustaría encajar mi puño en su cara y hacerla saber quien manda. Ella siempre se burla de nosotros, e visto como se pone Sarah cuando ella le habla, de seguro ya la tiene hasta los ovarios de su presencia.
¿No se si es por que ella habla mal de nuestra hija o por aquello?.
Fui a por cervezas mientras Sarah se ponía a hablar con Frank.
Pero antes le pedí el Crack a Frank, quien metió la mano en el bolsillo de su chaqueta, lo saco y me lo entrego.
Narra Sarah Youngstown
— Frank, Daisy ya me tiene hasta los ovarios con su presencia. — Le confieso, pues Daisy lamentablemente era su amiga. — ¿Podrías no llamarla para la siguiente fiesta?.
— ¿Que dices?, Daisy me lo a dado todo. — Me responde con una sonrisa, dejando la pipa en el suelo.
— ¿Y el trío que hice contigo y Peter no es nada?.
— Eso es diferente...
— ¡No es diferente, Frank. ¿Como dices que es diferente?, es lo mismo, siempre dices eso! . — Le interrumpí con desesperación y enojo. — ¡Métete esa mierda en tu jodida y podrida cabeza!. — Comienzo a palmear su cabeza con fuerza, con intenciones de que le doliera.
— ¡Dios, cálmate, carajo!.
— ¡No, no me voy a calmar!. — Me puse de pie y camine hasta la puerta de salida.
— ¿A donde vas?.
— A la mierda. — Le enseño el dedo medio, antes de salir al patio trasero en donde encontré a Daisy, con una sonrisa de perra estúpida.
— Oh. Miren es la puta de Sarah.
— Cierra la boca, maldita perra. — Digo y la golpeo con todas mis fuerzas, me lanzo encima de ella y le doy mas golpes.
Ambas nos dábamos de golpes, patadas y cachetadas. Mi nariz sangraba y el sudor corria por mi frente, mientras yo estaba encima de ella y la golpeaba, mientras escuchaba a la gente dandome animo. La solté cuando ella me golpeo fuerte en la entrepierna con su rodilla. Aquel maldito momento en donde se coloco encima de mi y comenzó a moler mi rostro usando sus nudillos, que poco a poco se manchaban de mi sangre.
Hasta que Peter la empujo de un puñetazo. El me levanto del suelo tomándome del brazo y me llevo hasta el auto.
Narra Peter Youngstown
Cuando regrese con cervezas en mano, no vi a Sarah sentada junto a Frank.
Le pregunte en donde se había metido y el apunto el patio trasero, mientras mantenía el ceño fruncido.
Comenze a buscarla con la mirada, hasta que oi un alboroto a mis espaldas. Todos estaban reunidos formando un circulo y animado. Al observar bien me di cuenta de que Sarah y Daisy se estaban destrozando a golpes.
Pase entre la multitud y por primera vez en mi vida golpee a una chica.
Le pegue a Daisy.
Narra Sam Youngstown
Samuel se había hido tan pronto como llego. Pero yo no estaba triste, pues me dijo que volvería a visitarme y me lo dijo con la mas sincera sonrisa.
Mami y Papi no estaban y en eso aproveche en sacar galletitas de un jarrón que estaba en medio de la mesa. Me senté en el sofá y comenze a esperar pacientemente a la vez que comía galletitas.
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MAMÁ Y PAPÁ.
HumorSam Youngstown es la apestosa y rara de la clase, pero con apenas cinco años sabe que sus padres no son como el resto.