No puedo dormir, luego de lo que ha pasado con Ren y sus amigos, no he dejado de recordar sus rostros en forma ordenada. "Rabia, confusión, tristeza". Rabia, confusión, tristeza.
Rabia, me invade lo que sentí al saber que los doctores no podrían salvar a Hannah. Confusión me alberga en mis contundentes cuestionamientos, que incluso aún no he podido comprender las razones de Dominick, "pero yo no puedo aceptar tus cambios". Definitivamente no lo sé, a qué se refiere. Sigo siendo la misma desde el primer día porque así lo siento.
Tristeza enorme y áspera, cada vez que recuerdo la perdida de dos personas que se volvían importantes en mi vida.Lástima que este último sentimiento cada vez se desparrame y amplíe más por mi alma. Lo sé, sueno patética, tonta, exagerada, lunática, como si quisiera llamar la atención, como si deseara sentirme así. Pero la verdad es que dentro de mí hay un dolor tan profundo, que me falta más que fuerza, mi mente no calla jamás, no para, se resiente y me recuerda, repercute y se oscurece.
El agujero de la amistad; he sido más de una vez apuñalada; y la última ya no fue por la persona que se hizo llamar "amiga", sino que fue la vida. Ya me estoy acostumbrando a aceptar que la amistad no es para mí, que quizá esos mitos son para gente con habilidades colectivas. Pero esto es otro punto, algo mortal e inigualable, no sé cómo abarcar tanta pena.
Quizá Ren pueda ser un amigo, pero aún no hay confianza, no hay nada más que algo parecido al afecto. En el amor, primero no era correspondido, y luego, la cago rompiendo la confianza; "cambiando". En la autorrealización, realmente no hay nada. Verme al espejo es algo horrible. Subirme a la pesa es peor y además cuando no ando en mi habitación, me meto mínimo 10 veces por hora a ver si mi peso ha cambiado o no. Ahora, para intentar ver si el espejo me miente o no; he comenzado a medirme las extremidades y el torso con una huincha, la cual he encontrado en el cajón de mi madre. Es que no sé cuál es mi figura real, a veces veo una silueta que ni siquiera cabe en el perímetro del espejo y otras veces soy todo lo que me gustaría o algo aproximado.
Volviendo al tema; ya que mis ojos se cristalizan y el dolor vuelve, esto se siente tan bajo. Sentir que todos están sobre ti, todos se ven felices. Todos logran ir logro tras logro, mientras yo voy fracaso tras fracaso. Las lágrimas caen, mi pecho se aprieta y mi garganta se contrae; es difícil respirar así, pero nada se compara al dolor que siento en todo mi cuerpo, es tan mental que necesito algo. Entonces agarro mi almohada, me coloco en posición fetal y tapo con el cojín la cara entre mis brazos y mi abdomen, intento gritar, sollozar y desahogarme, pero lo único que consigo es apretar tanto mi cuerpo que mis dedos tanto de los pies como de las manos me tiriten. Este dolor me está consumiendo.
—Hannah, vuelve, lo siento, lo siento tanto ¡Ya ven, por favor! te juro que quería detenerte, te juro que deseaba que nada de eso hubiera ocurrido, yo no debí ir al liceo aquel día. No debí, hice mal, te hice tan mal —me hundo en el algodón mientras mis susurros desaparecen en sollozos—. Lo siento... —un río de lágrimas tibias caen de mis ojos. Sintiéndome culpable otra vez. Este dolor es tan grande. ¡Odio no poder luchar contra la muerte de la mejor manera!— Realmente quiero irme a tu lado, amiga. Aquí ya no hay nada más que deba hacer, tengo el corazón roto pero sigue latiendo, lo sigo amando, cómo hago para que deje de hacerlo, el abandonar su recuerdo. Ya no quiero abundar respirando y sufriendo a la vez. Siento que voy a llegar al límite, que explotaré; que si sigo aquí aguantando más palos sobre mí, no lo soportaré. En este punto de mi pesar quiero morir, matarme, pero mientras más lo pienso me deslumbra el único límite que es capaz de controlar mi mente. El dolor ajeno-pienso con un puchero involuntario-. Debo continuar porque o sino, causaré más daño del que ya le hago a todos. Si decidiera terminar con mi vida mamá lloraría un montón.
Pongo la palma de mi mano en mi ojo como para controlar las lágrimas, pero en vez de eso, más pena me da y mi rostro se encoje del dolor, me siento desesperada y abatida: He perdido al posible amor de mi vida. He hecho que él se aleje de mí, a mi primer amor. He conseguido quedarme sola, completamente sola. Ya estoy sola. Sabía que nada de lo bueno que me estaba ocurriendo se quedaría. Pero yo siempre me quedo. Para todo y todos. Sentir a tal extremo, el placer de ser adolescente, es una tortura.
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El nacimiento de un esqueleto.
Teen Fiction"Sus nudillos se abrieron entre los callos. Sus metas se extirparon. Su mente era ruidosa. Sus palabras se hicieron mentiras. Sus muñecas dejaron de ser carnosas. Se llenó de cicatrices, la soledad la devoró hasta el punto más extremo. Así nació, as...