Explicación

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-Te dije que vendría por ti.

Silencio y más silencio luego de tan corta frase. De parte del humano, por la parálisis que estaba sufriendo al ver fijamente el destello gris frente a sus pupilas; de parte del ser sobrenatural, por la concentración que mantenía al intentar visualizar todos y cada uno de los detalles visibles en el rostro del de piel lechosa.

-¿Q-Quién eres? -Alcanzó a murmurar el azabache aún sumergido totalmente en los ojos ajenos, no notando el hecho de que se había acercado más al punto de poder sentir la respiración del contrario chocar contra la piel de su rostro.

-Yo creo que eso ya lo sabes, bonito. -Exclamó el dueño de esos ojos brillantes, alzando su mano y para así acariciar con suma delicadeza las mejillas ahora más pálidas de lo normal. -Tu me llamaste.

-Y-Yo no hice... tal cosa. -Balbuceó, intentando de una vez por todas apartarse o al menos recuperar el control sobre su cuerpo, lo cual aparentemente no le era posible debido a los ojos de ese ser clavados en él.

-Claro que sí. Tu lo dijiste. -Dijo tomando con firmeza la barbilla del más bajo al notar que intentaba apartar la mirada. -Dijiste mi nombre, a pesar de que te dije que no debías hacerlo jamás.

Eso bastó para que, algo en el interior de Yoongi se sintiera mal, era una sensación que ya había tenido antes. Esa noche en que conoció a aquel demonio.

Así como las sensaciones en su cuerpo se intensificaron, lo hizo el viento que soplaba en el exterior, logrando que el ruido aumentara y las nubes que abundaban en el cielo esa noche de luna llena, se disiparan. Sin las masas de gotas de aguas suspendidas en la atmósfera bloqueando la luz del brillante astro, fue capaz de ver al fin la identidad del extraño ser, llevándose la sorpresa de reconocer la apariencia física del mismo.

Había cambiado, eso era seguro, pero también mantenía algunos rasgos reconocibles. Esa cosa, que lo tenía sumido bajo su control, era nada menos que el "chico" que lo salvo seis años atrás.

-¿Ahora me recuerdas, Min Yoongi? Porque yo nunca he podido olvidarte, y eso no sería justo si tu me olvidaste tan fácil. -Tras esas palabras, el pelinegro sintió como si su corazón diera un salto en su pecho. Por alguna razón su respiración comenzaba a fallar y sus piernas se volvían débiles. -Calma por favor, si haces eso vas a desmayarte. No te dejes llevar por mi encanto o caerás. -Mencionó alarmado por ver el como hiperventilaba. -Voy a soltarte ahora, trata de respirar despacio y sujetate de mi.

Yoongi podía oír la serena voz explicando paso a paso lo que debía hacer pero, a pesar de que lo había soltado ya del agarre en su mandíbula, sus ojos se negaban a apartarse de los grises luceros.

-Min Yoongi, debes dejar de verme a los ojos ahora. Si soy yo quien rompe el contacto sufrirás, te robaré tu energía y podrías desmayarte por varios días. -Explicó alejándose del rostro ajeno, pero manteniendo siempre la mirada.

-¿Y porque lo hiciste en un inicio? -Respondió sorprendentemente calmado para la situación en la que se encontraba.

-Porque si no lo hacía no me escucharias. -Replicó como si fuera lo más obvio del mundo. -Hazlo, deja de mirarme.

-N-No puedo. Yo... no sé lo que me pasa.

-Es mi encanto. -Mencionó nuevamente. -Los demonios lo usamos para atrapar a los humanos y que queden prendados de nosotros. La única forma de liberarte es que tu quieras hacerlo, lo mejor es que mientras parpadees te apartes. -Como si hubiera sido una orden, tras una breve cuenta regresiva y un parpadeo, Yoongi se apartó empujando al contrario en el proceso y haciendo un recién-planeado-a-la-rápida intento de escape. El cual obviamente fue frustrado debido a que el demonio sin problemas dio un salto sobre él, tirándolo como si su peso no fuera nada, de pecho contra el suelo.

-De todas las cosas que pudiste hacer, esta fue la peor. -Dijo con voz profunda antes de tomarlo con fuerza y voltearlo, dejándolo boca arriba, a su merced. -No soy una persona especialmente paciente y no me gusta que me traten de estúpido.

-¡Déjame en paz! ¡No siquiera eres una persona! -Gritó Yoongi mientras trataba de liberarse del agarre que ahora ejercían las manos del otro en sus muñecas. -¡Eres un demonio! ¡Una asquerosa criatura que busca hacer el mal! ¡Eres portador de maldad y-! -Toda palabra lista para ser dicha fue ahogada en su garganta luego de ver el rostro ajeno. Este demostraba lo herido que se sentía su dueño. El pelinegro no entendía el porqué, puesto que en su periodo de entretenimiento como exorcista le habían dejado en claro que las criaturas de la oscuridad, tal y como eran los demonios, no poseían emociones semejantes a la tristeza, la culpa o la simpatía. -¿Qué...?

-Lo que dijiste me dolió ¿Es tan difícil de creer? -Bufó quejándose, y soltando las delgadas muñecas de Yoongi. -Aún cuando te salve y puse a salvo a pesar de que arriesgué mi vida en ello, me tratas como si fuera malvado.

Nuevamente, las palabras del ser sobrenatural dejaron al contrario paralizado. ¿Había escuchado bien? ¿Había ofendido a un demonio?

-Yo... no entiendo nada. Tu... ¿Te dolió lo que dije?

-¡Por supuesto! Eres ofensivo y cruel, seguro no debes tener muchos amigos. -Contestó con un puchero la "malvada criatura de la oscuridad". -Y yo que venía a salvarte de este lugar ¡Ja! -Volvió a hablar, ahora apartándose del humano, cruzándose de brazos y volteándole el rostro de forma infantil. -Sabes qué, mejor te dejo pudriéndote aquí con los sacerdotes y su estúpido incienso.

-¡¿Qué?! ¡¿Puedes sacarme de aquí?! -Preguntó exaltado Min, quién recuperaba toda esperanza de librarse de tan infernal lugar, descrito en sus palabras propias.

-¡Por supuesto! No hubiera entrado aquí si no supiera como salir, ¿No es obvio?

Un silencio incómodo volvió a mecerse sobre ellos. Al menos hasta que Min unió puntos.

-Un momento... ¡¿Cómo cruzaste la barrera?! ¡Se supone que deja fuera toda energía maligna!

-¿En serio no lo sabes? -Dijo divertido. -Te me dejaste entrar. -Explicó con una sonrisa ladina. -Cuando me llamaste, eso fue una invitación a pasar.

-¿H-Hablas en serio?

-Si~ por cierto... no es que me moleste tu actitud casual conmigo pero... ¿No estabas aterrado hace unos minutos? -Dijo con una risilla suave causando que el otro frunciera el ceño por su burla.

-¡No estaba asustado! ¡Podría haber exorcizado tu demoníaco trasero fuera de aquí si lo hubiera querido!

-¿Y por qué no lo quisiste? -Preguntó con simpleza. Curioso del porqué de que no sólo le siguiera hablando sino del porque se trataban con tanta familiaridad cuando en realidad habían cruzado palabras dos veces anteriormente.

-Yo... no lo sé.

-Pues ya somos dos que no lo sabemos. -Antes de poder decir otra cosa, se oyó la voz de alguien en el exterior de la capilla, poniendo a la defensiva al pelinegro más alto. Sin dudarlo un segundo dijo: -Perdóname por lo que voy a hacer. -Y sin más le tomó del cuello de la camiseta que llevaba puesta a modo de pijama, empujándolo contra sí mismo, acercándolo.

De todas las cosas que esperaba, el demonio le hiciera, Yoongi definitivamente no había considerado el que lo besara como una de esas opciones.
Mucho menos que a base de mordidas en sus delgados labios, introdujera su lengua en su boca.

Porque en definitiva, eso no era algo común, más teniendo en cuenta que mientras él se quejaba e intentaba apartarlo, sus párpados se comenzaban a sentir pesados y su fuerza iba disminuyendo, hasta perder el conocimiento.

Holy Sinner - YoonKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora