Día 7. Domingo

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Day 7: Amigo imaginario.

Dazai y Chūya siempre han estado juntos.

Dazai siempre estuvo con Chūya en cada una de las fechas importantes durante su infancia. Él estuvo presente en cada cumpleaños, cada navidad y cada Año Nuevo para acompañar a su amigo, mientras que el otro nunca faltó cuando el castaño se enfermaba, cuando se sentía decaído o simplemente cuando estaba aburrido.

Ambos estuvieron presentes cuando se les cayó su primer diente, cuando leyeron su primer cuento por su cuenta e incluso cuando aprendieron a montar la bicicleta.

Año tras año ambos fueron compartiendo grandes vivencias de la infancia. Justo como aquella vez en la que ambos derrotaron al malvado dragón que amenazaba toda una aldea o aquel día lluvioso en el que sin importarles los regaños, ambos salieron al jardín en busca de la olla de oro que el duende escondía al final del arco iris.

Sí, desde los tres años ambos habían estado juntos y habían crecido y madurado con ayuda del otro. Chūya aún recuerda los consejos que le dio Dazai el primer día de clases, todas las veces en las que le ayudó a enfrentarse contra el monstruo que vivía debajo de su cama y las noches en las que se desvelaban platicando y jugando a ser superhéroes.

Por su parte, Dazai no fue capaz de olvidar la primera pelea que tuvo con el pequeño, o cuando el menor le defendió contra los demás niños que se burlaban de él y mucho menos olvidó los castigos que la mamá de Chūya les ponía por molestar a los perros de la vecina.

Esos dos siempre estuvieron juntos. Cada día, durante cinco años, los dos compartieron risas, sueños, fantasías, enojos, tristezas y peleas. Dazai siempre estuvo para Chūya y Chūya siempre estuvo para Dazai. Ambos se hicieron llamar el Doble Negro y es así como aún los conocen.

Hoy, después de tantos años, Chūya aún recuerda con cariño a aquel extraño niño cubierto por vendas que un día llegó a su vida y la cambió por completo, y aunque cada momento a su lado fue mágico y divertido, también es capaz de recordar la tristeza que sintió al saber que Dazai se había ido para siempre de su vida.

Chūya aún tiene presente en su memoria cómo fue que al cumplir los ocho años vio a su mejor amigo salir de su cuarto y nunca más volver. Recuerda perfectamente bien la tristeza que sintió al saber que Dazai era una mera fantasía. Pero lo que más recuerda de toda su infancia son aquellos ojos castaños que brillaban siempre que lo veían. En su memoria mantiene grabado lo cálida que era su mano cuando la tomaba o el dulce aroma que tenía su cabello cuando se mojaban al correr mientras llovía. En sus recuerdos aún vive el sonido de su contagiosa risa o las manías que tenía el castaño para molestarlo.

Todos esos recuerdos son tan vívidos que se le hace imposible el creer que Dazai nunca existió, que sólo era un amigo imaginario y nada más. Incluso hoy, a sus veintidós años de edad, no lo cree porque para él, Dazai sigue existiendo.

Puede que ya no lo vea o ya no lo oiga, pero sabe que en su corazón y en su memoria aún sigue estando presente. Para él no hay nadie más que pueda ocupar el lugar de su compañero porque junto con él, ambos eran el Doble Negro.

Y con esto termina la hermosa Soukoku Week.

Lamento la tardanza pero estuve un poco ocupada. Aún así, espero y este último capítulo les haya gustado como final.

Realmente me gustó escribir de ellos en esta semana aunque se me complicó en algunos días pero ojalá y ustedes hayan disfrutado cada capítulo.

Nos leeremos pronto y por si están interesados, igual participo en Shin Soukoku Week. Es la primera vez que escribo algo de esa pareja pero creo que no está tan mal. Anímense a leer lo que he escrito para esos dos.

Gracias por leer, votar y comentar.

-Coxksept.

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