Capitulo IV "Un poco de nuestro pasado"

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El patio trasero es un lugar lleno de las más bellas flores del lugar, se pueden apreciar las campanillas de invierno tan blancas como los copos de nieve que caen del cielo, también en algunas partes hay manzanilla y en el centro del pasto lleno de roció se encuentra una estrella formada de cemento que se cubre de dulces rosas rojas, donde él y yo siempre jugamos.

Este chico tiene algo que me ha causado cierta inquietud desde el día que lo conocí, su sonrisa fue lo que me devolvió la felicidad que perdí el día que falleció mi madre.

-Oye Yurio ¿estás bien?- escuche como esa persona que cambio mi mundo de repente se iba acercando poco a poco hacia la soledad en la que me encontraba hundido.

-No estés triste vamos a jugar, solamente debes de tomar mi mano ¿vamos? -

Así tome su mano y poco a poco mi vida se fue tornando de colores, desde salir a jugar con él a un lado de mi casa o viceversa, la manera tan dulce de tratar a mi abuelo y el aceptarme tal cual soy desde que perdí a mi mamá.

Mi madre falleció a causa de una severa enfermedad cuando yo tenía cinco años de edad, no pudo ganarle a un pequeño tumor que tenía en la cabeza y mi padre murió después de la partida de mi madre al cielo, así yo quede en la custodia de mi abuelo que desde que soy pequeño me ha cuidado y tratado con mucho amor; no existía nadie que pudiera acercarse a mí, no me interesaba tener amigos y mucho menos dejar que alguien entrara a mi corazón, pero esta persona es diferente ¿por qué?

Un día mientras tomábamos el té que tanto le gusta a mi abuelo, se escuchó cerrar la portezuela de un automóvil, mi abuelo dijo

-Al parecer han llegado ya-

Mi inquietud era mucha y al escuchar eso de mi abuelo me hizo asomar por la ventana y pude observar como al lado de mi casa una familia un poco extraña entraba a la casa que vendían a un lado de la mía, pero ahí estaba un niño como de mi edad que tenía todo lo que yo una vez quise tener pero que no obtuve, al quedarme pensando en lo que no pude obtener nunca sentí una mirada que se centraba en mi persona, al fijar mi vista a donde sentía que me miraban, ese niño me miro y me ofreció una cálida sonrisa, una que me hizo sentir especial y volver a tener un sentimiento que creí haber perdido el cariño, aunque por el momento al ver semejante acción no pude hacer más que sonrojarme y sacar la lengua a lo que el en el exterior solamente rio; pasaron los días y sin pensarlo el empezar a molestar a ese niño logro formar un lazo de amistad totalmente inesperado, pasaron los meses y celebrábamos todo tipo de dias festivos que existieran, pasaban los años y estábamos juntos en nuestros cumpleaños, él se convirtió en una persona sumamente especial para mí,; también llego el día en que sus padres regresaron a su ciudad natal llamada Hasetsu en Japón y el sentimiento de separarnos era tan fuerte que el decidió seguir viviendo en Rusia con la condición de sus padres que nunca nos separarnos y siguiéramos triunfando en nuestro futuro, a los días pude observar su tristeza pero siempre estaba yo ahí para él y pude hacer que volviera a sonreír, es así hasta que llegamos aquí, talvez solo si me pudiera acercar un poco a el ...

-Yurio-

Solo si fuera un poco podría decirle

-Yurio!!-

-Te Amo- pude decir en un leve susurro

-Yuri!!!- la voz quebrada del pelinegro retumbo en la habitación

-Eh- poco a poco los ojos del rubio se iban abriendo y sintió como era envuelto alrededor y encima de su cama por el bello pelinegro al que tanto amaba

- Te sientes mal? Tuviste un mal sueño? No llores yo estoy aquí para ti!- decía entre lágrimas el japonés quien espantado al ver a su amigo llorar en sueños intento desesperadamente despertarlo.

-Dios mio estas hirviendo en fiebre- tocaba el azabache la frente del rubio quien al parecer poseía fiebre
-Ire por compresas de hierbas por favor espera - apresuradamente se estaba incorporando de la cama de su amigo, pero sintió un jalón que lo atrajo directamente al pecho del rubio provocando un sonrojo

-Yu-Yurio sueltame o tu fiebre seguirá en aumento,la debo tratar- tartamudeaba el pelinegro que ahora se encontraba en la cama con su amigo

La fiebre iba en aumento lo que causo que el Ruso pensara que eran alucinaciones con Yuuri y que nada de lo que pasara podría salir de sus pensamientos.

-Yuuri- susurro Yurio al azabache

-Yurio ¿Estas bien?- preguntó asustado

-Te amo Yuuri- Dijo el rubio y acercándose al rostro de su amigo que trataba de incorporarse, lo beso en los labios y abrazo
-No me dejes Yuuri- seguía murmurando el rubio hasta que en un momento quedo totalmente inconsciente.

-Yuri- dijo perplejo el pelinegro por lo que paso,pero rápidamente se incorporó y llevó a su amigo a la enfermería, luego tendría tiempo de meditar lo que había pasado.

Pasaron horas y la madrugada estaba marcando el fin el rubio reposaba en una de las camillas de la academia y durmiendo a su lado se encontraba Yuuri sentado y reposando su cabeza en la camilla donde se encontraba el rubio quien estaba despertando sin tener recuerdos de lo que había pasado hace unas horas.

-Cerdo,cerdo despierta ¿que paso?- movía el rubio a su compañero de los hombros.

-¿Eh? Oh despertaste! ¿Te sientes mejor? hervias en fiebre y te traje a la enfermería - preguntaba rápidamente el japonés no dejando que su compañero respondiera

-Hablas demasiado rápido cerdo, no me acuerdo de lo que paso, lo último que se es que me quede dormido después de entrar- decía el rubio, mientras el pelinegro con un poco de decepción asentía ya que pensaba que su amigo recordaba lo que paso.

-Oh cierto debo avisar a Pichit que te encuentras bien, el estaba también muy preocupado - dijo el japonés comenzando a escribir un mensaje con una mirada que el ruso pudo descifrar que tenia algo.

-Oye - dijo el rubio
-Si?-
-¿Ocurre algo?-
-No nada en particular -
-Te conozco cerdo-
-Ah-
-Como que ¡Ah! responde que tienes-
-En verdad no puedes recordar nada eh- miraba fijamente el azabache al rubio
-Umm no - contestó el rubio ya que sabía que no podía contarle las alucinaciones con él mientras tenia fiebre, las cuales no recordaba si pasaron
-Bueno si llegas a recordar entonces mi respuesta es "Yo también "- concluyó el japonés
-Hey Cerdo de que me estas hablando dímelo - inquieto el rubio cuestionaba sin obtener respuesta.
-Nada olvidalo - contestaba a cada cuestión divertido el azabache, quien por un tiempo no le diría a su amigo lo que siente para ver si seria capaz de contarle.
-Bueno es hora de regresar a la habitación, mañana tenemos clase con un nuevo profesor el cual al parecer es pareja del maestro Shouto -dijo el pelinegro al rubio.
-Me las pagaras cerdo, me tendrás que decir que ocultas- dijo el rubio después de incorporarse y caminar al lado del pelinegro pasando su brazo por los hombros de este como en una forma de abrazo
-Es tu forma de decir gracias verdad- dijo el japonés con una sonrisa y un leve sonrojo en sus mejillas.

-Calla y camina cerdo - ladeando su rostro el ruso para no mostrar su sonrojo al ver a su al amor de su vida.

-Jaja eres un niño- reía el azabache

-Tu lo eres más

Pequeño secreto entre los dos ★YuYuu★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora