CAP 51

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NARRA AZUCENA 

Sentí mi vida pasar por mis ojos en un pestañear y más cuando  Erick puso mis manos arriba de mi cabeza y las sujetaba con fuerza me estaba lastimando, su  respiración chocaba en mi cara.
Su mirada reflejaba furia puro odio y me preguntaba porque. Todo iba tan bien y en un abrir y cerrar de ojos se desvaneció lo logrado.

Erick: Desdé el primer día que llegaste te dije que yo era el rey aquí, lo recuerdas — apretó los dientes

Azucena: Si— dije en un susurró apenas audible

Erick: Aquí yo mando, así que yo decido si te vas o no entendido — su aliento bajo  a mi cuello, todo esto me tomaba por sorpresa

Azucena: Erick — susurré — me lastimas

Erick: A mi me gusta duro —sonrió de lado

Azucena: ¿Que?— me sonroje, si que era bipolar, ahora tenía su voz ronca

Erick: Lo que oíste, ahora obedece y quedate  no hagas preguntas — ordenó

Azucena: No, yo vengó a trabajar — suspire, su mirada se volvió profunda

Erick: Tú trabajo es besar a tú paciente— alzo una ceja

Azucena: Erick— lo miré confundida

Erick: No me has contestado

Azucena: Quitate— levante mi pie para darle un golpe, él se pegó más a mi cuerpo inmovilizando

Erick: las agresiones para después — sonrió de lado

Azucena: Eres un idi..

No pude terminar ya que Erick me interrumpió con un beso.

Erick: Hablas mucho — Fue lo que me dijo cuando nos separamos y me cargo como un costal de papas

Me acostó en la cana y nos volvimos a besar,  la cosa se comenzó a poner caliente, sus besos bajaron por mi cuello sus manos estaban dentro de mi camisa.
Después de un momento ya no tenía la camisa, sus besos me estaban llevando al cielo.

Azucena: Erick. Para — la verdad es que no quería parar pero seguro Fabi estaría viendo esto.

Erick: Lo siento — me miró de una manera en la que nunca me había visto una electricidad recorrió mi espalda, estaba hechizada a sus ojos

Azucena: No te preocupes — lo volví a besar

Erick: Esto es alucinante — sonrió besando mi frente

Azucena: Si que lo es— nos separamos y vi el reloj— Ya es mi hora de irme

Erick: Tengo que dejarte ir — me puse mi camisa y me levanté dándole un beso, me voltie y sentí un dolor en mi nalga, me nalgueo

Azucena: Oye

Una carcajada retumbó

Erick: Adiós guapa

Salí del lugar con una gran sonrisa.

PSICOPATAS (MENTES TERRORIFICAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora