Capítulo 13: Dos metros Sobre El Suelo

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Era esa niña otra vez, y ahora la vi en mi sueño, no entiendo nada de esto, ni por qué está ahora en mi mente cuando ni siquiera pienso en ella. Me preparaba para ir a la fiesta de Charlotte, ya estaba listo en todos los sentidos, mientras esperaba a que llegara la hora de ir camino a la fiesta recibí una llamada de Ricky:

—Amigo, ¿que a pasado en la puerta de tu casa?

Mientras Ricky me dice esto miré por la ventana para ver a que se refería y veo a muchas personas ahí paradas, muy raro, hay mucho escándalo ahí afuera, así que salgo a ver que está ocurriendo en ese momento, abrí la puerta y me dirijo a todas esas personas reunidas, a simple vista se ve una patrulla de policías y un auto de paramédicos, como si ocurriera un accidente. Más delante en el suelo, veo tirada una moto, a su lado un señor mayor con golpes por todas partes y ropa sucia, me acerco un poco más y es aquel señor que vi la otra noche mientras conducía camino a casa después de llevar a Charlotte. Detenidamente observé y buscaba como se realizó en accidente, no me había dado cuenta, pero detrás de mí hay un coche negro todo destruido en la parte delantera, me acerco y pude reconocer el coche, ese coche es el de mi madre, me asusto mucho, no puede ser que mi madre haya tenido un accidente, no lo creo, me niego a creer esto, no me quedaré solo aquí por el resto de mi vida, no se que haría sin ella, mientras pienso en como sería despertar cada día sin ver a mi madre por perderla el accidente comienzo a llorar, las lágrimas salen de mis ojos como si dejaras la ducha abierta dejando fluir el agua sin hacer nada, lentamente me dirijo al coche mientras se derriten mis pensamientos y los expulso por mis ojos en lágrimas, me acerco a la ventanilla del conductor y cuando vi quien estaba conduciendo me llegó un escalofríos espeluznante, me torne blanco de tan pálido, comenzaba a sentirme nervioso y con mucho frío, mis ojos dejaron de llorar y en cambio miro fijamente a esa persona sin pestañear, mi cuerpo no se mueve, tengo las manos temblorosas y en mi cara una expresión poco común como si viera algo sorprenderme por primera vez. Esa persona quien estaba conduciendo el auto de mi madre, pues, era yo. Yo fui quien atropello a ese señor de la moto, ¿pero como? Si estoy aquí parado viéndome muerto dentro del auto de mi madre, todo es muy confuso, no puedo verme un segundo más así, no se que está pasando, ¿O acaso si he muerto y estoy viendo mi cuerpo por que ahora soy un espíritu?, no, esto no es real. Nada tiene sentido.

Comienzo a mirarme de arriba hacia abajo completo, revisando mi cuerpo tocándolo con mis manos detenidamente sin dejar de mirar mi cuerpo en el coche, pero aún siento como si estuviera vivo y estoy completamente bien, me distraigo por un momento y comienzo a mirar a mi alrededor, hay mucho humo en el ambiente y muchas personas reunidas, los paramédicos intentan ayudar al señor de la moto recogiéndolo del piso y colocándole una mascarilla de oxígeno. Era un panorama desastroso, y pensar que en un accidente puede haber tanta destrucción y caos. Miro la multitud de personas para ver si reconozco a alguien, y nada, eran muchas personas pero nunca las he visto antes, así que decido marcharme, pero antes de hacerlo, primero me fijo en la policía, están hablando con unas personas, una de esas personas es mi madre, está llorando y de su pierna se sostiene una niña, esa niña, es la misma niña pequeña pelirroja de pelo ondulado y pecas en la nariz y mejilla, desde la primera vez que la vi aún sigo viéndola de vez en cuando y ahora aparece en este sueño, inclino mi cabeza un poco para enfocarme en ella, mientras, ella comenzó a mirarme fijamente sin pestañear, cada segundo que me mira me da más miedo, es muy misteriosa, y a sinceridad no entiendo nada de lo que está pasando, no comprendo que tiene que ver conmigo esa niña que me mira así tan fríamente. El sudor de mi frente baja poco a poco por mi mejilla y mi cuello, me duelen los ojos de verla, solo quiero despertar. En un momento me descuido y sin querer pestañeo en un segundo para descansar un poco la vista, pocas milésimas de pestañear, la niña agacha un poco la cabeza mientras aún sigue viéndome, levanta su mano derecha a mi dirección y con su dedo índice comienza a señalarme, siento como mi sudor se detiene, pero en vez de sentirlo como en gotas liquidas pequeñas, lo siento como pequeños cubos de hielo de tan frío que estoy sudando.

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