FINAL

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*Narro yo*

Habían pasado ya dos semanas. Pareciera que hubiera pasado una eternidad, pero solo habían pasado 14 días desde que Luna desapareció. Sus padres aún estaban fuera buscándola y haciendo todo lo que pudieran, ellos dejaron de trabajar un par de días para buscarla, sus amigos no eran los mismos sin ella. Especialmente Simón, era como si un fantasma estuviera ahora en su lugar, apenas y podía hablar y ya no pasaba el rato con sus amigos. Pero nadie sabía que él se culpaba a sí mismo por no salvarla, la gente pensaba que ellos habían sido novios, pero no era verdad.

~ Narra Simón~

Desperté con el sonido del despertador que estaba cerca de mi cama, golpeé la alarma y la apagué, me levanté lentamente, y me dirigí al baño. Otro día... sin ella.

Salí del baño y me senté en mi cama, mi corazón estaba dañado ahora desde que Luna se fue. Bueno, el dolor aún seguía, de aquel accidente.

Puse mi rostro en mis manos y traté de pensar claro, mi mente había estado cerrada, cansada, y como zombie últimamente.
Me miré en el espejo del pasillo cuando pasé por ahí, mi piel estaba pálida, mi cabello despeinado, como siempre. Recuerdo cuando Luna solía jugar con él, y me decía que tenía cabello de rockero.

Había estado practicando basket ball a mas no poder, practicaba mucho en la escuela y después en el parque a meter algunas canastas yo solo.
Necesitaba distraerme.
No consideraba en salir con mis amigos como una opción, ya que siempre salíamos con Luna y eso solo me hacía recordarla.

Aquel día que la llamé temprano, después desapareció.

Entré a la habitación de mi hermanito y lo encontré dormido, supongo que su alarma no sonó. Me acerqué a él y le dí un codazo en el hombro.

- ¿Ahhh?.- bostezó.

- Levantante Michael, escuela..- le ordené. Se levantó y me abrazó.

- Gracias Sim.

Agité su cabello y me soltó, le sonreí antes de salir de su cuarto, después bajé las escaleras y tomé una malteada que mi mama nos deja todas las mañanas antes de irse a trabajar.
Escuché un ladrido y sonreí, el perro de Luna, se había quedado en mi casa desde que lo ayudé a recuperarse, su perro y mi perro se llevaban muy bien juntos.

Salí de mi casa y me dirigí a la escuela, me estacioné y vi varios chicos en la banqueta, hablando con... aquel cretino.

Los ignoré y me estacioné cerca del auto negro de Fernando.

Salí y me colgué mi mochila a mi hombro, y cerré mi auto. Caminé hacia la muchedumbre hasta que el bastardo me vio, lo miré también, seguimos mirándonos hasta que se dio la vuelta a una de las chicas a su lado, le susurró algo al oído y ella rió.

Sentía lástima por aquellas chicas. Me alejé y continué caminando.

- ¡Hey tú!- me gritó el estúpido. Lo ignoré y continué caminando, estaba de mal humor.

- Gallina, ¿Quien es la gallinita? Gallina ¡Gallina!- seguía diciendo.

Después varios de sus amigos le hicieron como gallinas, no había palabra para describir lo ridículos que se veían.

Continué caminando y pronto los perdí de vista.
Aquel estúpido me va a escuchar un día. Recuerdo el sentimiento de placer aquella vez que lo golpeé.

Sonreí para mí mismo y vi una chica mirándome y después sonrojarse.
Continué caminando, sentía como si Luna llegaría por detrás y golpearía mi brazo y caminar junto a mi, como solía hacerlo. Pero no había nada, solo su recuerdo. Bajé la mirada y caminé hacia el gimnasio. Tenía tiempo para más canastas.

My Dark Angel [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora