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La fría brisa de invierno impactaba de manera suave sobre su rostro, sus mejillas y su nariz levemente sonrojadas se encontraban completamente frías, aquella bufanda que se había encontrado minutos atrás no cumplía bien su trabajo de mantener cálido ese sector de su rostro y cuello, además de que no combinaba con su ropa, aún así pensaba que era mejor eso a que no tener nada que lo cubriera y que la brisa le llegara directamente en su sensible piel.

Ya se estaba arrepintiendo de haber escapado de su casa con el clima no estando de su lado, ahora rogaba por encontrar un buen lugar donde dormir sin tener que pasar tanto frío.

Pensaba en qué momento su madre se había vuelto tan agresiva que ni por ser su propio hijo lograba controlarla, dejándose maltratar por ella, tanto física como verbalmente. Aún le dolía el abdomen donde su madre lo había golpeado con aquella botella, llegó a abrirle unas cuantas heridas. Aunque ahora que lo pensaba mejor, prefería mil veces morir congelado en alguna parte de aquella ciudad que en las manos de aquella mujer que algún día fue su querida madre.

Suspiró por fin al encontrar un lugar en el cual pensó que podría dormir, se encontraba en un parque realmente grande. Sintiéndose aliviado se dirigió a la banca que se encontraba bajo techo, dejó en su regazo la pequeña mochila color lila que llevaba consigo y se comenzó a preguntar porqué rayos le ocurrían estas cosas.

Ojalá existieran los príncipes como en los cuentos que tanto leía papá — jugaba con sus pequeños y regordetes dedos mientras sentía como poco a poco las lágrimas mojaban sus pronunciadas mejillas.

¿En serio no crees qué existan?, tal vez deberías buscar alguno y no rendirte..

El peliplata levantó rápidamente su mirada para observar al chico frente a él, olvidó completamente lo que lo había hecho llorar mientras contemplaba a tan bello chico.

Frente a él se encontraba un castaño, aparentemente más alto de lo que él era, vestía un hermoso traje, como el de un príncipe, pensó el peliplata, su rostro era adornado con una bella sonrisa dejando ver unos adorables dientes parecidos a los de un conejo, su nariz era algo pronunciada, pero aún así le venía perfectamente y se complementaba muy bien en su aperlado y fino rostro, sus ojos eran de un color verde oscuro muy profundo, claramente tenía lentes de contacto, pero lo hacían ver muy bello.

¿Uh?.. — preguntó con las mejillas completamente rojas al darse cuenta que llevaba más tiempo de lo debido mirando a aquel chico.

Vaya pero que tierno eres — sonrió ampliamente mientras se sentaba junto al peliplata — ¿Tomarás en cuenta lo qué te he dicho? — el más bajo lo miró con sus ojos levemente rojos.

Y-yo ya no creo poder encontrar a mi príncipe —murmuró apartando la mirada — Estoy roto como para que un príncipe me tome en cuenta —involuntariamente su labio inferior se convirtió en un adorable puchero.

•Prince Jungkook• ➭KookMin (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora