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Al entrar en el instituto no puedo evitar soltar un largo y sonoro suspiro.

Me abro paso entre la gente. Todos está en ese momento tan "bonito" si así se puede llamar. Ese momento donde los amigos se rencuentran después de un verano donde solo han follado, bebido, fumar y poner los cuernos a las parejas.

Lo normal en estos años.

Desesperante.

Me abro paso entre las parejas y los chicos y chicas despistados ya que son nuevos en el instituto.

Sería buena idea ayudarlos pero para eso hay un guía o puedes preguntar en secretaria.

Con la cabeza agachada y las manos en los bolsillos sin intentar llamar la atención de nadie camino hacia el cartel donde están escritos todos los nombres de todos los alumnos y sus correspondientes aulas. No necesitaba ni ver el camino ya que me conocía estos pasillos mejor que la palma de mi mano.

Camino tranquilamente por los pasillos sin prisa pero sin pausa, subo escaleras y recorro rincones para llegar a una vidriera. Me acerco y veo un papel pegado en una cristalera con los nombres de los alumnos y sus correspondientes clases. Dirijo mi mirada al papel donde estaban escritos lo nombres de los alumnos del último curso y miro en que clase me correspondía estar el resto del curso.

4º B.

No es que sea muy cotilla que digamos, es más, yo paso absolutamente de toda la gente menos de mí. Soy un poco egoísta en ese sentido, pero así soy yo y no voy a cambiar por nadie.

Estoy hasta las narices de dar y no recibir. Mi vida parece un tira y afloja donde siempre pierdo yo. Estoy hasta el coño de tanto juego y pérdida de tiempo.

Por curiosear miro los nombres de la gente que me toca estar o mejor dicho, aguantar y soportar el resto del año. En ese lista estaban escritos los nombres de Emma y de Mónica mis amigas y me alegraba estar con ellas. Por lo que Karen y Nicky irán en otras clases lejos de nosotras.

Una pena.

Miro por si hay alguien nuevo por saber y no enterarme por los pasillos de los rumores o cotilleos. No me sabia en nombre de todos mis compañeros pero si me sonaban de algo.

En el cartel leo un nombre que no conozco. Me muerdo el labio inferior pensativa sin saber quién es. Supongo que ese chico debía ser nuevo en el instituto, ya que no me sonaba de nada su nombre. Pronuncio su nombre arrastrando la última letra con los dientes y la lengua.

Conozco bastante bien o lo suficiente a la gente, llevaba todo el curso aquí ya que yo me inscribí en este instituto desde primero y llevo tres años inscrita aquí. Este era mi último año, para luego poder terminar la educación secundaria superior y hacer una educación superior y por último la universidad y tener un trabajo vivir de él y olvidarme de todo.

Cuando me doy la vuelta para ir a mi correspondiente clase no puedo evitar chocarme con una persona.

—Ahí —me toco la frente como dolorida. Fue un simple reflejo ya que no me dolió. Miro hacia arriba observando a la persona con la que me acabo de chocar.

Miro a la persona con la que me he acabo de chocar. ¿Alguna vez os habéis chocado con una persona y os habéis quedado mirándolo como un tonto? Me acaba de ocurrir.

Es un chico, un chico moreno, de seguramente un metro ochenta y cinco, tiene de pelo color café claro lo tiene corto como engominado para arriba pero rebelde y disimuladamente peinado, tiene los ojos de color café oscuro... y que ojos tan hermosos son los suyos. Me relamo los labios y lo miro. No lo estoy mirando, lo estoy devorando con la mirada. Su cara es lisa de piel morena a diferencia de la mía. Su piel es tan lisa y limpia... Me muerdo el labio inferior y lo sigo devorando con la mirada.

PrimaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora