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Me despierto por la mañana y no hace falta decir que llore y pase un anoche de perros. Lo de siempre.

Es sacar las píldoras de la mesita de noche y coger el vaso de agua y tomármelas, lo de siempre. Según me dice mi madre las pastillas me sirven para la ansiedad, pero no me sirven mucho, porque cada día estoy peor.

Hablando de mi madre, ayer no vino a casa. Seguramente que después de trabajar se haya ido a un bar a beber y después con un borracho a su casa y dime tu qué cosas habrán estado haciendo. Como me traiga otro hermano igual de plasta como Álvaro, la mato, no me hago responsable de cuidar otro niño. Sí, yo solita fui la que se tuvo que hacer cargo siendo menor de todos los caprichos de mi hermano, comprarlo sus caprichos, consolarlo cuando debía de serlo, ayudarlo en su tarea después de clase.... Una lista muy larga por no hablar que me hacía cargo de todo. Todo es todo. Me aseguraba de que la factura de la luz, el gas, el agua y todo eso que sean correctas y estén bien hechas y cuando no era así me hacía pasar por mi madre a través del teléfono y todo resuelto. Las compras la realizaba yo sola, y limpiar la casa... En fin que yo sola lo he hecho todo desde siempre.

Hoy me he despertado más temprano para que me dé tiempo a ducharme. Lo de siempre. Entro al cuarto de baño para ducharme. Cierro la puerta y hecho el pestillo, no es que lo necesite si no es que ya es manía, y vamos que mi hermano es un fisgón también. Suspiro profundamente y me desahogo de mis prendas. Me metra un escalofrió y se me eriza el vello d cuerpo a sentir el aire sobre mi piel. Me quito el pijama y lo hecho al cesto que con esto ya está lleno listo para una lavadora, que luego haré. Enciendo el grifo y regulo el agua de la ducha hasta que este lo suficiente caliente para que pueda meterme dentro sin morir de hipotermia. Como siempre me meto rápido para no arrepentirme. Me meto rápido y siento el agua cálida caer sobre mi piel desnuda. Cierro la mampara de la ducha y cojo la esponja para echarle encima el gel del cuerpo y jabonarme con ella. Limpio mi cuerpo y mi cabello con el champú acariciando mi cuero cabelludo y limpiándolo.

Que gusto y placer.

Tras limpiar mi cuerpo y pelo cierro el grifo. Abro un momento la mampara para coger la toalla y envolver mi cuerpo con ella. Me recorre otro escalofrió al equivocarme y pisar el suelo frio en vez de la alfombrilla. Cojo el cepillo de pelo de uno de los cajones del armarito del baño y me cepillo el cabello con delicadeza y bien recogiéndolo en un moño para que cuando me vista no me moje la ropa. Salgo del cuarto de baño y salgo hacia al armario para coger la ropa. Saco de un armario pantalón vaquero azul claro que me lleva por la espinilla y de cintura por debajo del ombligo y una camiseta blanca lisa de tirantes que me lleva por el ombligo y para terminar lo conjunto con unas Nike air jordan azules unas de mis muchas zapatillas favoritas, las amo al igual que mis otras muchas deportivas. Me acuerdo cuando los chicos se quedaban a mi casa a dormir y decían que mi armario parecía el de una princesa. Por lo muchos zapatos que tiene. Solo que es una princesa macarra y marimacho con problemas bipolares, de ira y agresivos.

Vamos, lo normal.

Me calzo rápido y vuelvo a entrar al cuarto de baño para apañar algo con mi cabello. Me quito la pinza con la que sujeté mi moño y lo vuelvo a cepillar. Tan solo lo seco las puntas con el secador dejando unas muy pequeñas y sutiles ondas en mi cabello.

Cojo la mochila y mi móvil y salgo para despertar a mi hermano y los imbéciles de sus amigos

-¡Álvaro!- grito aporreando la puerta. Sin señales de vida.- Abre y alístate que llegas tarde.- Sigo sin respuestas. Abro la puerta que esta vez no ha atrancado. Se le habrá olvidado con tanto revuelo de amigo correteando por la habitación. Abro la puerta de golpe y me encuentro a unos chavales tirados y colocados en todas las posturas posibles por toda la habitación.

PrimaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora