Rurk

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Era temprano, el sol aún no se había elevado lo suficiente como para iluminar el interior del valle en el que vivía, aunque en las últimas semanas había cogido el hábito de levantarse antes de que amaneciese en el valle, en los últimos dos días no había conseguido dormir bien. Habían transcurrido dos días desde su desafortunado encuentro con el colmillo en el bosque, y no podía dejar de culparse por lo que le había sucedido a Erik.

Después de que su maestro le hubiese mordido, para brindarle al menos una oportunidad de sobrevivir, Erik había permanecido varios minutos en el suelo inconsciente, hasta que de pronto abrió los ojos y su cuerpo comenzó a convulsionarse. Lo que había sucedido después no había sido agradable a la vista, aunque tampoco lo había sido para Erik.

Su cuerpo había comenzado a cambiar para adoptar la forma de licántropo, sus brazos y piernas habían comenzado a estirarse, desgarrando su piel al crecer los huesos y los músculos, su torso comenzó a ensancharse, creciendo de manera exponencial, desgarrando también la piel de sus costados. Sus manos comenzaron a cambiar hasta tomar un aspecto más animal y largas garras comenzaron a salir donde antes habían estado sus uñas, sus zapatos se rompieron al ocurrir lo mismo con sus pies.

Pero lo peor había sido la cara, sus orejas se habían vuelto más largas, su mandíbula había comenzado a estirarse de manera exagerada, y largos dientes habían aparecido en ella. Mientras la transformación estaba en curso, no había dejado de gritar en ningún momento, pero hubo un punto en que sus gritos se tornaron aullidos. Hubo un momento en que Rurk pudo ver como sus ojos se volvían de un azul más claro que el del cielo. Para cuando la transformación estuvo a medio completar su ropa se había convertido en un montón de ensangrentados harapos. La mayoría de sus heridas se habían ido cerrando poco a poco, creando una piel nueva que recubría la nueva extensión de su cuerpo. En algún momento tuvo que crearse la cola, aunque él no lo vio por estar Erik tumbado. Y cuando todas sus heridas se cerraron, comenzó a crecer un espeso pelaje blanco, tan brillante que casi hacía daño a la vista, que pronto le recubrió todo el cuerpo, desde las garras de sus pies, hasta la punta de sus orejas.

El resultado era sin duda imponente y aterrador a partes iguales, los hombres lobo eran seres formidables, y no solo por ser extremadamente fuertes, rápidos y resistentes, además eran seres orgullosos y majestuosos. Y el hecho de que Erik fuese un hombre lobo albino, lo hacía más imponente aún, ya que esta clase de licántropos eran extremadamente escasos, y además, sustancialmente más poderosos que los licántropos normales.

Cuando la transformación se hubo completado el lobo le miro directamente a los ojos, si él hubiese sido un humano, habría muerto en el acto, pero él era un licántropo también, y su hermano de manada, ya que a ambos les había transformado la misma persona. Tras sostenerle la mirada un buen rato el licántropo lanzo un potente aullido al cielo y comenzó a alejarse corriendo entre la espesura.

El resto del día lo había pasado siguiéndole de cerca para evitar que causase ningún problema a la gente del pueblo. En Tyriam los hombres lobo no estaban muy bien vistos, y nadie en el pueblo, con la excepción de Narn, sabía que sus vecinos magos lo eran. Si se enterasen lo más probable era que les obligasen a abandonar el lugar, les denunciasen a las autoridades y acabasen siendo perseguidos. Por eso debía asegurarse de que Erik no dañase a nadie mientras durase su transformación, y con excepción de un par de ciervos, así fue.

Desde que había vuelto a su forma humana, Erik había permanecido inconsciente. Rurk le había llevado de vuelta a la cabaña, y desde entonces había permanecido acostado en su cama. No le preocupaba esto último, ya que el mismo había permanecido casi cinco días inconsciente después de su primera transformación, ya que esta requería una cantidad inmensa de energía para llevarse a cabo, a partir de esta el cuerpo podía cambiar más fácilmente de una forma a la otra.

Pero aún le quedaba un largo camino por delante antes de lograr dominar por completo a la bestia que ahora dormía en su interior. Y no era fácil, tener otra personalidad dentro de tu alma, ya que tenía su representación propia dentro de la mente de uno, que te incita a matar a todo lo que se te acerca, y que puede tomar el control de tu cuerpo si tu auto-control se ve sobrepasado, era precisamente la razón por la que se consideraba a los licántropos bestias sedientas de sangre.

El sol ya se había elevado lo suficiente en el cielo como para asomarse en el valle. Había perdido por completo la noción del tiempo al ponerse a rememorar aquel funesto día. Aunque ahora mismo no tenía nada que hacer, puesto que Maelgar le había dicho que no habría más lecciones hasta que Erik despertase, no le gustaba desperdiciar el tiempo. Se incorporó y fue al estanque a lavarse.

Cuando hubo terminado y regresaba de vuelta a la cabaña por su espada, se encontró en la puerta a Erik mirándole con una expresión de preocupación en el rostro.

-He tenido un sueño muy extraño- dijo con voz trémula antes de que pudiese decir nada. Tras pensar un segundo que decirle, le respondió pausadamente.

-Erik, no ha sido un sueño- hizo una pequeña pausa para tomar aire- todo eso pasó.

Erik le miro asustado y se sentó en el suelo con la cabeza entre las piernas. Rurk se le acerco y se sentó a su lado, le paso un brazo por encima del hombro y comenzó a explicarle que le había ocurrido mientras había estado transformado. Al parecer Erik tan solo recordaba partes de este estado, partes sangrientas, y temía haber hecho daño a alguien, pero tras haberle asegurado varias veces que no había causado daño alguno a nadie se había relajado un tanto, aunque había vomitado al enterarse de que había devorado los cuerpos de los ciervos.

A pesar de ello no parecía del todo asustado con elhecho de haberse convertido en unlicántropo, tan solo estaba preocupado por tener tanta sangre en sus recuerdos,aunque claro, él no tenía prejuicios acerca de los licántropos, a fin decuentas, en su mundo no existían.    

El Guardián del HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora